Casi 38 años después de la muerte del dictador Franco, España se enfrentaba ayer a un nuevo episodio de bochorno internacional cuando las Naciones Unidas le conminaba a atender las causas de las aproximadamente 150.000 personas desaparecidas durante la guerra civil y el franquismo.

España es el primer país desarrollado y democrático al que la ONU le tiene que solicitar que depure las responsabilidades penales de los genocidas que llevaron las riendas del Estado durante cuarenta años de dictadura.

Esta condecoración se une a otra que España portaba desde que la jueza argentina María Servini dictara orden de detención contra cuatro presuntos torturadores del franquismo. De este modo, el nuestro se convertía también en el único país desarrollado y democrático cuyos antiguos opresores políticos deben ser juzgados por otro Estado, en virtud de las leyes internacionales contra los crímenes de lesa humanidad. Lo más triste es que para poder aplicar el principio de extraterritorialidad que rodea estos crímenes, es preciso haber constatado antes que el país en el que se han cometido los hechos no ha abierto procedimiento judicial alguno contra los presuntos culpables.

El informe de Naciones Unidas es desolador cuando habla de la “situación de impunidad” que se da en España a propósito de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la guerra civil y la dictadura franquista, así como cuando denuncia los “tímidos pasos para asegurar la verdad, la justicia, la reparación y la memoria”.

Al parecer, los opresores franquistas y sus descendientes biológicos y políticos todavía no se han dado cuenta de que la verdadera reconciliación nacional sólo podrá darse si viene precedida por la verdad, por la disculpa sincera y por la dignificación de todas las personas que fueron asesinadas en este país a causa de sus ideas.

Además, cuando la crisis económica y social empieza a producir la eclosión de algunos huevecillos de la hidra fascista, no estaría de más desterrar cualquier esperanza de impunidad que pudieran albergar estos alevines del horror.

En la imagen superior, mapa de fosas en España

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Fuente: Crónica  de Aragón