Vibrante jornada de memoria histórica proyectada, unitariamente, sobre el presente, en recuerdo del 75 aniversario de una de las páginas más emblemáticas de la guerra civil española: la defensa de Madrid. Esta gesta del pueblo madrileño y los jóvenes miembros de las Brigadas Internacionales —«Madrid, aguanta que ya llegamos», decían los miembros de la Brigada Lincoln—, fue recordada ayer en un homenaje celebrado en el Ateneo, una de las instituciones que mejor encarnaron el espíritu y los ideales de la II República.

Dos organizaciones lo hicieron posible. La Coordinadora para la Memoria Histórica y Democrática de Madrid y la Agrupación Ateneísta Juan Negrín, que recuerda el nombre del último presidente de la II República. Uno de los más importantes catedráticos de Fisiología de la Universidad española y cuya figura está siendo rescatada por historiadores de la talla de Paul Preston y Enrique Moradiellos, como uno de los políticos republicanos de mayor fuerza y vigor, tras haber sido objeto durante muchos años de todo tipo de campañas y vilipendios.

Conducido por el compositor y pianista Josué Bonín de Góngora, que, además, interpretó al piano algunas composiciones, el homenaje a la defensa de Madrid fue un acto de una gran belleza y emotividad, que contó con la proyección de dos interesantes documentales. Sobre las distintas secuencias del primero de ellos, realizado en aquellos trágicos años, habló Julio Diamante, director de cine y teatro, realizador de televisión, profesor durante muchos años de la Escuela Oficial de Cinematografía , al que se deben varias películas, entre ellas Los que no fuimos a la guerra.

Y para situarlo en el que contesto del Madrid de aquellos años, el director gaditano, hizo, asimismo, una aproximación a la que fue llamada «la edad de oro del cine español», que, según afirmó, «atravesaba un período francamente estimulante y esperanzador durante la II República», tal como lo constata el dato de que su recaudación en los cines superara a la alcanzada por las producciones norteamericanas.

Entre otras cuestiones de interés, Julio Diamante se refirió al valioso trabajo de las dos productoras que existían entonces en Madrid, en una de las cuales trabajaba Luis Buñuel, que ya había rodado documentales como el dedicado a Las Hurdes y películas como El perro andaluz. Y rememoró las vicisitudes que el golpe de Estado proyectó sobre algunas películas, como Nuestra Natacha, basada en la obra de teatro de Alejandro Casona y que nunca llegaría a terminarse, y sobre algunos actores, como Rosita Díaz Gimeno, que, por su amistad con el presidente Negrín, fue sustituida por otra actriz a mitad de la filmación de la película que estaba rodando cuando tuvo lugar el levantamiento armado de Franco y su nombre no llegó a aparecer en los títulos de crédito.

El segundo, fue presentado por Agustín Lozano, miembro de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales que explicó que la asociación había realizado este documental en homenaje a los brigadistas: aquellos treinta y cinco mil «voluntarios de la libertad» que vinieron generosamente a España para defender las libertades, procedentes de nada menos que de 53 países y que tan heroicamente se portaron en batallas como la defensa de Madrid.

Poemas de un barrio de Madrid
Los poemas dedicados a la capital de la II República por Rafael Alberti, Madrid, capital de la gloria, Pablo Neruda, yo vivía en un barrio de Madrid, con campanas, con relojes, con árboles, Manuel Altolaguirre y Vicente Aleixandre, se escucharon en el salón de actos del Ateneo en la voz de Ernesto Gil y la profesora Maribel Alonso, para la que «hoy Madrid también necesita defenderse, porque la sociedad madrileña está muy comunicada pero corre el riesgo de convertirse en ágrafa». Y, acompañada al piano por Giampaolo Vadurro, la soprano Gema Muñoz cantó las canciones populares españolas a las que puso música para piano Federico García Lorca, que las grabó en 1931 con la Argentinita.

Después, los miembros de la Coordinadora para la Memoria Histórica y Democrática de Madrid y de la Agrupación Ateneista Juan Negrín Paulino García Partida, Pedro García Bilbao, Ludivina García Arias y Miguel Pastrana dieron lectura a distintos párrafos a una Declaración unitaria en torno a la defensa de la capital el 7 de noviembre de 1936. Un documento que denuncia que «esta fecha, de honor para cualquier nación que se precie, sigue sin ser reconocida como Día Oficial de la Comunidad de Madrid» y que concluye con las palabras siguientes:

«Este 7 de noviembre de 2011, al igual que hace 75 años, no es cuestión de éste o aquel partido, de ésta o aquella organización. Es una cuestión de toda la sociedad. Es —como entonces— una cuestión de Democracia o Fascismo. De optar por el legado de uno de los dos. Europa, el mundo entero, ha optado por el de quienes defendieron la democracia. España no puede ser una excepción, y no lo será».

El acto fue cerrado con el Himno de Riego, cantado por la soprano Gema Muñoz, con acompañamiento al piano por parte de Vadurrro. Pocas veces se escuchó en Madrid cantar con tanta belleza la letra escrita por el general asturiano José Evaristo San Miguel en honor de su paisano, amigo y compañero de armas, héroe de la revolución liberal, el coronel Rafael del Riego.

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Fuente: Crónica Popular