Canciones de la victoria: la Revolución de los claveles PDF Imprimir E-mail
Nuestra Memoria - Cultura de la Memoria
Escrito por Gustavo Sierra / La zamarra de Gustavo   
Martes, 15 de Noviembre de 2011 00:00

Revolución PortuguesaHai un caravel bermello
no fusil do militar.

Benedicto, "Nosa Señora da Guía"

En 1926, un golpe militar da fin a la convulsa Primera República de Portugal; el cabecilla del golpe, el general Carmona, nombró ministro de finanzas a un catedrático católico y ultra-conservador llamado António de Oliveira Salazar, quien fue ganando adeptos dentro del gobierno y así conseguía, en 1932, ser proclamado primer ministro, y, por tanto, dictador supremo de Portugal.

 Oliveira Salazar impondría un régimen dictatorial de corte nacional-católico en el país lusitano y sus colonias, los últimos vestigios del imperio colonial portugués y las últimas trazas de su prestigio como potencia colonial mundial: el Estado Novo. La dictadura del Dr. Oliveira Salazar se preocuparía de reprimir los movimientos subversivos y de intentar mantener su poder sobre las colonias africanas, envueltas en largas guerras de independencia que desangrarían a todo el país, tanto a la metrópoli como a las colonias; si, al igual que sucedió en España, de la continuidad de estas guerras y del mantenimiento del poderío de la metrópoli, surgirían los militares que acabaron con los intentos democráticos del país portugués, más adelante, de estas mismas guerra, surgirían los militares descontentos que acabarían con la dictadura.

A pesar de las simpatías de Salazar por la Italia fascista, su apoyo al bando sublevado de la guerra civil española, con el envío de voluntario salidos de las filas de las Mocidade Portuguesa y de la Legión Portuguesa, y la fascistización de la ultraderecha portuguesa, en estos dos movimientos, que le apoyaba (aunque nunca la permitió que se le subieran a las barbas), el régimen salazarista, por cuestiones más estratégicas que ideológicas, permaneció neutral durante la II Guerra Mundial, y cedió bases a Estados Unidos. De esta manera, no sólo su régimen se salvó de la debacle de los regímenes fascistas y autoritarios de Europa, sino que, por su mediación, también se salvaron regímenes como el franquismo, al establecerlos como potenciales fuerzas para frenar el auge del comunismo. Y así, ya en la década de los 50, el Estado Novo era el régimen dictatorial más viejo de Europa.

Cartel en solidaridad de Vasco GonçalvesPero la resistencia portuguesa no sólo no había estado dormida durante esos cuarenta años, sino que se había extendido a capas de la sociedad casi impensables. Como decíamos, la indignación generalizada en la población portuguesa por las largas guerras de ocupación en Angola era algo que muchos militares compartían, y muchos de ellos pertenecían además al Partido Comunista portugués o a otros movimientos de izquierda: el Movimento das Forças Armadas, una asociación de oficiales contrarios al régimen, comenzó a gestarse y a planear un golpe de Estado en el país lusitano que le devolviera al régimen democrático.En 1968, tras sufrir un accidente, el anciano dictador es retirado del gobierno por incapacidad, siendo sustituido por Marcelo Caetano, y muere en 1970. Pero ello no significó cambio alguno: no hubo apertura, y la PIDE, la policía política, y los movimientos ultras, seguían practicando una represión brutal contra la población desafecta.

Fue entonces cuando en abril de 1974, los oficiales de la MFA deciden dar un golpe de Estado para instaurar la democracia: los capitanes de Abril tenían planeado arrebatar el poder a los salazaristas e instituir un gobierno civil y democrático en coalición con todas las fuerzas opositoras. Y lo anecdótico de aquello es lo que da más belleza a la historia: en 1971, José Afonso, el iniciador y maestro de la Nueva Canción portuguesa, había grabado un disco, Cantigas do Maio, en el que aparecía una canción que ya era revolucionaria antes de estos sucesos: por supuesto, hablamos de "Grândola Vila Morena", una canción que, en ese sonido de pasos, parecía casi profética, y quizás por ello, los oficiales, algunos de ellos amigos personales del cantante, eligieron esa canción como santo y seña para su alzamiento. Los militares fueron apoyados por la población jubilosamente, y las floristas de Lisboa, protagonistas anónimas de esta historia, comenzaron a adornar los fusiles de los soldados con claveles, dando así nombre a la revolución más bonita que ha habido nunca, no sólo porque devolviera la libertad al pueblo, sino porque se hizo sin sangre además, y el único color rojo en las calles y en las armas fue el de los claveles. De esta manera, "Grândola vila morena", una canción que ya parecía celebrar una victoria antes de que se produjera, se convirtió en La Marsellesa del siglo XX.

Grandola vila morena

Vídeo: La Revolución de los claveles. Grándola Vila Morena

Zeca Afonso - Coliseu - 29-1-1983La canción se convirtió en el himno extra-oficial del Portugal post-revolucionario, pero su autor nunca se lo tomó demasiado en serio. Sin embargo, cuando se produjeron atentados e intentos de golpe de Estado de tendencias ultra-derechistas, y la población la cantaba como himno de unidad y resistencia, Zeca, sin duda alguna, se emocionó y se sintió muy honrado. Y así sucedió con el intento de golpe de Estado del general António Spínola, antiguo oficial salazarista que, aunque participó en el derrocamiento, quiso frenar la deriva izquierdista de la Revolución de los Claveles, ocurrido el 28 de septiembre de 1974, que fue vencido y su instigador tuvo que exiliarse a España. Lo volvería a intentar el 11 de marzo de 1975, pero volvió a fracasar gracias a la resistencia popular y al ejército. Para esa ocasión, Zeca compuso una canción en homenaje a aquellos que habían impedido que todo aquello por lo que habían luchado no se echara a perder: "No dia da unidade".

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Fuente: La zamarra de Gustavo