Marear la perdiz PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Julio Anguita   
Sábado, 03 de Mayo de 2014 02:46

Hace 22 años, en plena eclosión de la quimera europeísta por encima de la lucha de clases, los intereses de las grandes corporaciones y el mercado como munificente y justo distribuidor de recursos, salarios y bienes, quisieron algunos de mis compañeros que su secretario general al que encontraban algo euroescéptico, recibiera una lección de una personalidad italiana que a la sazón era el presidente de nuestro grupo parlamentario europeo.

 

Así en Estrasburgo tuvo lugar aquello que prometía ser el sermón de la montaña para un descreído comunista español. Reconocí entonces y ahora que la exposición fue más que brillante.

La descripción de una Europa cohesionada en lo económico y social, con una política exterior autónoma de USA, con un proyecto de integración en la mejor línea de Víctor Hugo o Altiero Spinelli y faro de justicia y cooperación con los habitantes de los países subdesarrollados, respondía a las expectativas que a medio plazo cualquier proyecto de transformación hubiese reconocido como suyas.

Al término de la exposición surgieron las preguntas ¿Con quién vamos a realizar esa tarea titánica? ¿Sobre qué base social y política se sustenta? ¿Quién es o quiénes son los sujetos de esta construcción europea? La respuesta fue heladora: "Sobre eso no hemos elaborado nada". Aquella escena fue premonitoria de lo que en la actualidad constituye el discurso europeísta oficial.

 
 

Un discurso que se hace paroxístico en las campañas electorales. Una retahíla de deseos y promesas que sólo pueden hacer, si quisieran, la troika, la banca europea y en última instancia Alemania. El discurso europeísta es escapista e irreal. Una idea como la construcción de un espacio europeo de justicia social y con todos los atributos y características de una nueva entidad supranacional, solamente puede venir de profundas transformaciones sociales en los países que lo constituyen.

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Fuente: eleconomista.es