El gobierno de los fanáticos PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Jorge Moruno   
Domingo, 19 de Enero de 2014 07:17
La crisis del régimen salido de las Cortes del 78 es un hecho: el pacto que integraba a los sectores populares a través del trabajo se cae a pedazos e instala la precariedad como el modelo laboral. El sistema de la corrupción como modo de gobierno instalado hasta el tuétano, define mejor la realidad española que la idea de la corrupción del sistema. Cuan­do baja la marea del crédito desbocado, sube su inseparable podredumbre con los restos que ha ido dejando a su paso la especulación. Especu­lación que a falta de instaurar una cultura y un control democrático, terminó por convertirse en el principal mecanismo que ordena la realidad política y económica.
La cuestión territorial y los conflictos con las naciones sin Estado revelan los límites democráticos en la propia construcción de la idea de España nunca resuelta.Quién mejor para desplegar este nuevo proceso constituyente de las élites que un gobierno de los fanáticos para devolvernos al pasadoAhora bien, que nadie se equivoque, la crisis del régimen del 78 no se define por un conflicto abierto en las calles, o por el ascenso de fuerzas políticas enfrentadas con dicho régimen desde una perspectiva democratizadora. Sólo una visión mecánica e impolítica ve en la crisis del régimen político elaborado por las élites un desa­rrollo y una deriva inequívocamente democrática. La ubicación desfavorable en la división europea del trabajo, la relación entre acreedor y deudor como forma de acumulación capitalista y el endeudamiento como método de gobierno sobre la población nos conduce al subdesarrollo a la par que anula la democracia. 
 
Quién mejor para desplegar este nuevo proceso constituyente de las élites que un gobierno de los fanáticos para devolvernos al pasado a la par que nos anuncia un futuro oscuro. Fanáticos en el ámbito laboral destruyendo cualquier poder de negociación del trabajo, devaluando a la fuerza de trabajo e instalando la empleabilidad individual en un escenario de Mad Max. Cobrar sin trabajar es una quimera –menos para los ricos–, una locura, pero trabajar sin cobrar es un hecho que se va consolidando. Éste es el camino de la servidumbre, el sendero de la precariedad absoluta. 

La medicina de la cordura

Son fanáticos en lo social haciendo caso a lobbies de ultras, recortando libertades en los derechos de la mujer, en el acceso a los derechos básicos y legislando con puño de hierro, para impedir que ese 21,6% de la población en riesgo de pobreza y ese 40,9% de los hogares que no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos, se puedan expresar en la calle. Fanáticos en materia territorial, cerrando cualquier puerta al diálogo porque así cierran también filas con sus bases sociales y mantienen su lealtad. Para el gobierno de fanáticos, ETA se convierte en un burdo medio que necesitan para reproducir su imaginario y tratar de polarizar a la sociedad española con un fantasma. Intentando evitar así que se acabe polarizando contra ellos. 
 
Frente a los fanáticos, la mejor medicina es la cordura de los demócratas, el sentido común de la gente decente y la defensa de la vida contra la servidumbre. Siervo es el que acepta y defiende su servidumbre, no quien la sufre y quiere acabar con ella: el 47 % de los jóvenes considera necesario apoyar movimientos que promuevan cambios profundos en el actual sistema político, económico y social. En las protestas y más allá, en la organización social, en las urnas, en cualquier espacio y todo el tiempo. No son momentos para purismos solipsistas que hablan en nombre de los muchos pero que se niegan a hacer política fuera de la marginalidad. Es muy necesaria la sana ambición y huir de los tics impregnados de cainismo tan corrientes en los guetos políticos. Es tiempo de encontrar un equilibrio entre virtud y fortuna, entre valentía e inteligencia, para acabar perdiendo el miedo a los lobos y entrar en el bosque.
 
Jorge Moruno Danzi es Sociólogo y autor del blog ‘La revuelta de las neuronas’
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Fuente: Diagonal
 
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