Al parecer, todavía no se puede abrir la caja negra de la elogiada transición española y desatar lo que el dictador dejó «bien atado». La interpretación de la Historia no permite ofrecer una versión distinta de la oficial. Hemos sido socializadas en la idea de «por la paz, un ave maría». Como si de verdad hubiera existido una ejemplar clemencia colectiva -en doble sentido- y un consenso social amplio, haciendo posible la consolidación de la paz.

Las cloacas del Estado jamás han sido expuestas públicamente para poder contar con una opinión (in)formada, no tergiversada ni manipulada. A diferencia de lo sucedido en otras latitudes, por estos lares no ha habido el Scilingo de turno que entone su mea culpa y relate las violaciones de derechos humanos, la actividad parapolicial, los fondos reservados o el terrorismo por razón de Estado.

No me extraña que Emilio alias Luis Enrique Hellín Moro, criminal militante del partido de ultraderecha Fuerza Nueva condenado a 43 años por la ejecución de Yolanda González, imparta formación en técnicas forenses de espionaje y rastreo informático a agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en casos judicializados. Hellín también trabajó para los servicios secretos de la dictadura militar paraguaya.

Tenemos derecho a acceder a la información relativa a los contratos públicos del criminal amigo y protegido del sanguinario Stroessner. ¿En qué consistió la formación de agentes de la Ertzaintza? ¿En base a qué criterios fue seleccionada New Technology Forensics? ¿Qué cantidades fueron abonadas a la empresa, directa o indirectamente? ¿Está homologado el curso? Turbio asunto.

Belén Martínez es analista social

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Fuente: Gara