La bandera real representa la realidad del reino PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Viernes, 15 de Junio de 2012 02:56

   Menudo ataque de patriotismo le ha dado al señor Fernández, ministro del Interior del reino de España, al saber que la bandera monárquica colgada en el Ayuntamiento de Donostia está "rota y deshilachada". Ha advertido que la Delegación del Gobierno del reino de España en Euskadi tomará unas tremebundas medidas para que sea cambiada, porque en su estado significa "un ultraje" al reino de España. Y ha añadido fieramente: "A nadie nos sorprende que un Ayuntamiento gobernado por la izquierda abertzale, por Bildu, haga una ofensa semejante a la bandera nacional."

 

   El ministro del reino de España no tiene en cuenta que si Bildu gobierna en Donostia es porque sus ciudadanos lo han votado mayoritariamente. Por cierto: a su majestad el rey católico de España no lo votaron más que los llamados procuradores de las caricaturescas Cortes fascistas, siguiendo las instrucciones del dictadorísimo. Por lo tanto, Bildu tiene un respaldo popular del que carece el rey de España.

   Además, esa bandera monárquica representa exactamente la realidad del reino de España, que está roto y deshilachado, en ruinas, desesperado, sin horizonte. El propio rey ha servido de cachondeo a los medios de comunicación extranjeros que se ocupan de él, debido a sus distracciones favoritas: cazar elefantes acompañado por la barragana de turno. El escándalo fue tan fenomenal que debió pedir perdón a sus asombrados vasallos. No cabe mayor deshilachadura de la monarquía instaurada por decisión de un militar rebelde y genocida.

   Una de sus hijas no está siendo investigada por la Justicia precisamente por serlo, pero su marido y cómplice se halla pendiente de juicio, acusado de varios delitos financieros, facilitados precisamente por su condición de ser yerno del rey. No cabe mayor deshilachadura de la institución monárquica, utilizada para cometer desmanes económicos de todo tipo, aprovechando que el rey es irresponsable.

 

Corrupción general 

   También lo están las demás. En estos días se acusa al presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial de haber realizado viajes turísticos con un acompañante particular, cargando los gastos totales al presupuesto nacional. A un juez decente que denunció esa malversación de los caudales públicos se le quiere procesar por ello. No cabe mayor deshilachadura de la Justicia del reino.

   Los dos partidos dinásticos que se alternan en el poder tienen a altos cargos procesados o a punto de serlo, acusados de corrupción en materia financiera, con especial incidencia en Andalucía y en Valencia. No cabe mayor deshilachadura en los políticos que se benefician de su posición dirigente del reino.

   La economía nacional está arruinada, y el reino a punto de ser intervenido por la Comisión Europea, después de habérsele concedido un préstamo de cien mil millones de euros, que nunca podrá acabar de pagar, habida cuenta del montante de la deuda exterior. La Banca se halla en quiebra total. Cerca de seis millones de desempleados pasan hambre. Se han producido suicidios de vasallos desesperados. Las calles presentan los comercios cerrados y los mendigos con la mano inútilmente extendida, porque nadie puede dar limosa entre los que van a pie, y los que circulan en automóvil no los ven. Frente al Congreso lleva semanas acampado un vasallo en huelga de hambre, por no tener dinero para comprar comida; en unos carteles advierte que la seguirá hasta el final, y solicita se le entierre dignamente. No cabe mayor deshilachadura de la economía real (por realismo) del reino.

 

Protestas, manifestaciones, huelgas... 

   Los mineros de todo el reino de España llevan tres semanas manifestándose muy contundentemente, para reclamar al Gobierno que les permita seguir trabajando en su arriesgada profesión, y cobrando un salario para poder seguir viviendo con sus familias. Diez mil mineros vinieron a la capital del reino para manifestarse ante el Ministerio de Industria, sin conmover los sentimientos del Gobierno ni los del rey. No cabe mayor deshilachadura de un sector laboral condenado.

   Están anunciadas huelgas del sector sanitario para los próximos días, porque la Seguridad Social se hunde gracias a los continuados recortes a que se la somete. Los profesores se han manifestado en contra de sus propios recortes en la enseñanza pública. Los transportistas anuncian que no pueden seguir así. Los funcionarios públicos protestan por lo insostenible de las rebajas continuadas en sus sueldos. Las asociaciones policiales advierten sobre el deterioro de la seguridad callejera, por culpa de los recortes en personal y medios técnicos. No cabe mayor deshilachadura del panorama sociolaboral en el reino.

   Los militares aceptan disciplinadamente el no poder realizar maniobras por carecer hasta de munición de fogueo. En cambio, se mantienen misiones militares en lugares exóticos al servicio de las multinacionales gringas, con un coste aproximado de mil millones de euros anuales. No cabe mayor deshilachadura del Ejército español.

 

El reino se despedaza 

   El caótico Gobierno que decía ser Socialista entregó el pueblo de Rota a la Organización Terrorista del Atlántico Norte,  para que sea una base nuclear agresiva al servicio de los Estados Bandidos de Norteamérica, dentro de su proyecto de escudo nuclear, que no tiene nada de escudo, sino de arma bélica. El Gobierno que se dice Popular está conforme con el arreglo. En estos días se habla de reconquistar Gibraltar para el reino de España, mientras se cede parte del territorio español a una organización terrorista. No cabe mayor deshilachadura de la geografía nacional.

   Y al ministro del Interior del reino de España le parece "una ofensa" que en el Ayuntamiento de Donostia ondee una bandera de la monarquía deshilachada. Pero si es la mejor representación de la realidad española. La bandera bicolor con el escudo monárquico solamente puede lucir entera y lustrosa en los establecimientos hosteleros que retransmiten los encuentros futboleros de la Eurocopa, único recurso de que dispone el Gobierno para mantener adormecidos a los vasallos. Dado que los partidos se juegan en Europa, los tripríncipes no corren el riesgo de ser pitados por los espectadores, como sí sucede en los estadios españoles.

   La bandera bicolor es la aprobada por los militares rebeldes para oponerla a la tricolor constitucional, y de ellos la recibió el rey designado sucesor por el dictadorísimo. Lo lógico es que se encuentre deshilachada. Como el reino.