La Candidatura d'Unitat Popular (CUP) ha conseguido entrar en el Parlamento catalán por primera vez con tres diputados, tras 25 años de actividad municipal de esta organización independentista y de izquierdas.

La CUP, que nació alrededor del año 1987 derivada de la Assemblea Municipal de l'Esquerra Independentista (AMEI) si bien su crecimiento más notable ha tenido lugar en los últimos años, ha superado en la circunscripción de Barcelona la barrera del 3 por ciento de porcentaje mínimo para conseguir diputados, por lo que en esta legislatura estará en el Parlament, tal como marca el escrutinio.

Aunque la CUP es la primera vez que se presentaba a unas elecciones catalanas, contaba ya con más de un centenar de concejales en los ayuntamientos obtenidos en las elecciones municipales de 2011, así como cuatro alcaldías y varios consejeros comarcales, por lo que ya disponía de una base institucional sobre la que dar el "salto" a la política catalana.

El poco tiempo del que ha dispuesto para preparar la contienda electoral, porque la CUP tomó la decisión de presentarse cuando ya estaban convocadas elecciones anticipadas, le ha obligado a incrementar sus esfuerzos organizativos, y a superar deprisa y corriendo la controversia interna mantenida durante varios años, entre partidarios y detractores de dar el salto al Parlament.

Esto no le ha impedido, sin embargo, asegurar un espacio propio dentro del independentismo institucional catalán, una vez desaparecida Solidaritat (SI) del arco parlamentario y con un Reagrupament (Rcat) 'tocado' por su apoyo a Artur Mas.

Pero no sería correcto atribuir la irrupción de la CUP únicamente a un reposicionamiento dentro del espacio independentista, porque esta organización tiene una ideología de izquierdas muy acentuada con los valores de los movimientos alternativos actuales, como refleja el hecho de que algunos de sus portavoces estuvieran entre los "indignados" que acampaban en la plaza Catalunya el año 2011.

La elección como cabeza de lista por Barcelona y candidato a la presidencia de la Generalitat del periodista David Fernández fue consecuencia de un frágil equilibrio alcanzado entre los diversos sectores que conviven dentro de la CUP, pero está por ver cómo pueden repercutir las diferencias que hay entre sectores en la actividad parlamentaria de los diputados elegidos.

Si bien tanto la CUP como ERC se definen como organizaciones independentistas y de izquierdas, sus posicionamientos políticos y estratégicos han sido hasta ahora más divergentes que coincidentes, y es un hecho que la primera ha creciendo sobre todo en los lugares donde el partido mayoritario, que es Esquerra, ha retrocedido.

Mientras que ERC ha apostado hasta hace poco tiempo por la estrategia del "independentismo gradual" y preveía etapas o estaciones intermedias -en lo que su exlíder Josep Lluís Carod-Rovira denominaba "lluvia fina"-, la CUP siempre ha sido partidaria de avanzar hacia la independencia por la vía directa.

Ambas organizaciones tampoco coinciden en el tipo de izquierda que representan, y mientras que ERC parte de postulados no marxistas y mezcla principios socialdemócratas con otros de liberales, la CUP parte de postulados marxistas muy sólidos y, por ejemplo, es partidaria de nacionalizar sectores como el energético, lo que incluye a las compañías que suministran electricidad, agua y gas.

Al analizar la campaña de la CUP, con múltiples actos repartidos por el territorio catalán y el apoyo expresado por algunas personas conocidas, como el actor Sergi López o el exjugador del Barça Oleguer Presas, podía chocar su tendencia a utilizar un lenguaje político en desuso, que le llevaba por ejemplo a presentar un programa "antipatriarcal".