Tres semanas de lucha, de entrega, de defensa del carbón, de defensa de un modo de vida, de pelea en la calle para conseguir que unas comarcas hoy abocadas a la muerte sigan con vida. Este jueves, de nuevo, la lucha minera ha dejado imágenes irrepetibles, únicas, la lucha de un sector que reclama la defensa de sus derechos, de los pactos ya rubricados con el Gobierno.

La jornada también ha evidenciado el desconsuelo de algunos de los mineros, rotos por el paso del tiempo, por la lucha, por el desánimo.

Las lágrimas, que parecían olvidadas, han vuelto a estar presentes.

José Manuel Mencía, uno de los mineros participantes en la marcha, no ha podido contener la emoción ante sus compañeros. "Derrumbeme", decía minutos más tarde.

"Soy asturiano, pero llevo muchos años en la Vasco y ahora ver todo eso, ver todo lo que sucede, han sido muchas emociones juntas, por eso he roto a llorar", asegura.

Cuando Mencía bajó por primera vez al pozo tenía 18 años. "La mina lo es todo. Ha sido mi vida, la de mucha gente, la mina no puede morir. Esta lucha es justa, por eso hay que ganar esta batalla", advierte.

Y va más lejos, sin la mina, "todo se muere". En algunas comarcas "no hay más que la mina y sin la mina nada queda. He llorado por todo, por mis compañeros, por la mina, por lo que está pasando, que no es justo".

Eso sí, pide al Gobierno que "no hunda al sector" y que si es posible "lo revitalice y lo apoye aún más porque el carbón es la única energía nuestra que tenemos".

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Fuente: León Noticias