La reforma constitucional PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Economía
Escrito por Julio Anguita / Mundo Obrero   
Martes, 25 de Octubre de 2011 04:10

La reforma constitucional perpetrada por el PSOE y el PP ha levantado las naturales protestas y rechazos no solo a causa del método seguido, sino por los contenidos de la misma. Expongo ante los electores unas breves reflexiones sobre ello.

En el momento en que escribo ya es de dominio público que la citada reforma ha sido una imposición del Banco Central Europeo (BCE) a cambio de comprar títulos de la deuda española. En consecuencia podemos deducir que la tan manida soberanía española reflejada en la Constitución es simplemente una figura literaria.

 

Por otra parte hay una evidente exhibición de farisaica hipocresía en organizaciones, colectivos y determinados medios de comunicación a la hora de presentar la medida como sorpresiva, anómala y carente de lógica. Al contrario tiene lógica y además mucha. El que esa lógica obedezca a los intereses del capital no significa que carezca de ella. Para demostrarlo se impone como siempre buscar la ayuda de la Historia.

El Tratado de la Unión Europea aprobado en Mäastricht (1992) y que en España solo tuvo el rechazo crítico de IU y en consecuencia del PCE, ya se fijaban dos importantes criterios de obligados cumplimiento para España y que a luz de la actualidad recobran toda la relevancia que entonces le dimos:

1. Se planteaba como objetivo conseguir en los presupuestos de cada país el déficit 0 e incluso el superávit. Mientras tanto el techo del déficit no podría superar el 3% del Producto Interior Bruto (PIB)

2. El total de emisión de Deuda Pública que cada Estado hiciera no podía rebasar el 60% del PIB.

Las consecuencias de la obligada aplicación del tratado fueron recortes y la congelación los salarios de los funcionario durante dos años. Mäastricht se incorporaba a nuestra legislación y a nuestro ordenamiento jurídico con fuerza vinculante. A pesar de ello, las demás fuerzas políticas, los sindicatos mayoritarios y los medios de comunicación apoyaron el tratado y confiaron en que en el transcurrir de los tiempos sus contenidos fueran beneficiosos para la ciudadanía en general y los trabajadores en particular.

En medio del coro de alabanzas sin cuento y de augurios felices, múltiples voces se sumaron al rechazo y hubo otras que conformes con el tratado, no ocultaban el sentido profundo de lo que se había aprobado. Reproduzco algunos ejemplos de ambos casos que he recogido de mi archivo.

Entre las voces que se alzaron contra Mäastricht destaca la del profesor Jorge Cancio Meliá: ",,,,el amplio marco jurídico del sistema económico fijado por la Constitución española de 1978...ha sido desplazado en gran parte por una regulación unívoca, de carácter neoliberal y carente de la legitimidad democrática necesaria que supone la existencia de hecho de una Constitución económica europea. Frente a este hecho consumado, que implica una vulneración de la Constitución de 1978"

A esta lúcida reflexión hay que unir otras colaterales:

Fernando Faria de Oliveira, Ministro portugués socialdemócrata de Comercio y Turismo: El Estado del Bienestar es incompatible con el Mercado.

Gerhard Schröder, Canciller de Alemania, socialdemócrata: La Moneda Única traerá más paro.

Pero fue desde el ámbito del neoliberalismo donde vinieron las previsiones más contundentes:

Juan Velarde Fuertes, Catedrático de Economía: Mäastricht convertido en reforma constitucional tiene una trascendencia enorme

Lorenzo Bernaldo de Quirós, periodista económico del equipo de redactores del Círculo de Empresarios de Madrid: Con estas restricciones (las del Pacto de Estabilidad de Mäastricht) se limita la capacidad del Gobierno español de utilizar las políticas monetarias y fiscales como instrumentos anticíclicos, lo que equivale a una especie de constitucionalización de una cultura de estabilidad macroeconómica.

Rodrigo Rato, Ministro de Economía con José María Aznar: Se impone una reforma del Mercado Laboral y una privatización de los servicios públicos.

Luis Ángel Rojo, Gobernador del Banco de España: Es necesaria una política económica que se fundamente en la moderación salarial.

José María Cuevas, Presidente de la CEOE: La reforma (la del Mercado Laboral) debe suponer el que las Magistraturas no intervengan en decisiones estrictamente empresariales.

José María Aznar, Presidente de Gobierno: Hay que moderar los salarios.

Como podemos observar no hay nada en nuestro presente que no estuviera ya previsto, marcado y generado en el pasado. La reforma de la Constitución no ha sido otra cosa que el desenlace lógico de aquellos polvos de Mäastricht y del europeísmo de salón y canapé.

Pero ¿por qué reformar la Constitución si ya lo estaba de hecho por Mäastricht? Las causas son varias:

1. Entre 2007 y 2009 Alemania y Francia se saltaron olímpicamente los acuerdos incurriendo en déficits superiores a lo acordado y no pasó nada.

2. En este momento de la UE se está haciendo recaer sobre los Estados las políticas comunitarias para una mayor seguridad de los poderes económicos. Es una señal clara de que el publicitado objetivo de una Europa Unida hace tiempo que fue abandonado. Es mucho mejor así para el Capital.

3. Alemania ya hizo en el 2006 su reforma sobre este asunto. En la actualidad solo Suiza contempla la cuestión del déficit en su Constitución. Los demás Estados de la UE están en fase de proyecto de reforma. Otros no lo han acordado. Somos los chicos buenos de la clase.

Sin embargo no ha sido esto lo más grave que contiene la reforma constitucional del bipartidismo. La fijación del techo del déficit está a expensas de una futura Ley Orgánica que lo regule.

Parece ser que el acuerdo entre PSOE y PP para el futuro lo mantiene en un 0´3% del PIB; es decir la décima parte del previsto en Mäastricht. Por otra parte la fecha de la aplicación de la futura Ley Orgánica será en torno al 2.020.

La parte más grave de la reforma constitucional ha pasado prácticamente desapercibida y desde luego es de mucho mayor alcance que lo del déficit.

El artículo 135 de la Constitución que ha sido reformado plantea ahora que los pagos de la Deuda Pública tendrán prioridad absoluta sobre cualquier otro gasto, sea este de la índole que sea: pensiones, sanidad, enseñanza, etc. Si a lo anterior se le añade que se mantiene, tras la reforma, el texto donde figura que las cantidades a pagar no podrán ser objeto de enmienda o modificación ya tendremos ya la exacta comprensión de que la reforma constitucional ha sido la acción más lacayuna y servil de cuantas se han ido perpetrando en estos últimos treinta años.

Quiero hacer notar que este último contenido de la reforma no aparece en la reforma constitucional hecha en Alemania en el año 2006.

Juzguen nuestros lectores.

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Fuente: Mundo Obrero