El capitalismo europeo mendiga ayuda al comunisnmo chino PDF Imprimir E-mail
Imperio - Unión Europea
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Domingo, 30 de Octubre de 2011 05:30

China Unión Europea Nada más finalizar en Bruselas la reunión de los líderes de la zona del euro, en la madrugada del día 28, el presidente de la República Francesa, Nicolas Sarkozy, se dirigió apresuradamente al teléfono, para ponerse en comunicación con el presidente de la República Popular China, Hu Jintao. En el papel de protagonista que se ha autoasignado en las representaciones de la Unión Europea, y en otro de sus reiterados esfuerzos por anular a la primera actriz, Angela Merkel, "el Pequeño Napoleón", según le llaman con sorna los franceses, que están muy hartos de él, anhelaba explicar al presidente chino los acuerdos tomados por el elenco de la eurozona, tras muchas y tremendas discusiones, y solicitar su ayuda para estabilizar la maltrecha economía de los diecisiete estados depauperados a consecuencia de la moneda única.

 

   Al mismo tiempo se trasladaba a Pekín el presidente del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, Klaus Regling, para promocionar el buen estado de salud de la deuda europea, pese a su olor putrefacto. Al parecer los líderes europeos siguen creyendo que es cierto aquel viejo refrán de que se engaña a los crédulos como a chinos. Quizá lo piensan porque la República Popular China está adquiriendo en los últimos meses grandes cantidades de deudas soberanas europeas, de las que no se fían ni los propios estados emisores. La pretensión de Regling es que los comunistas chinos lleguen a aportar setenta mil millones de euros, según dice el Financial Times.

   Wen Jiabao, jefe del Gobierno de la República Popular, ha recomendado a la Unión Europea que sanee sus cuentas capitalistas antes de pedir ayuda a la economía comunista. Desea tener alguna seguridad de que no va a tirar su divisa a un pozo sin fondo (sin fondo de estabilidad financiera, por supuesto), Además, ha reclamado nuevamente que la República Popular China sea reconocida como economía de mercado, a lo que se oponen los Estados Unidos de América con terquedad estúpida. 

China con Cuba 

   Al otro lado del planeta, en ese momento, el general Guo Boxiong, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China, y vicepresidente de la Comisión Militar Central, se reunía en La Habana con el presidente Raúl Castro, primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Trataron sobre la colaboración bilateral entre los dos estados amigos, que tienen unos intereses comunes más allá de los asuntos financieros. El primer territorio libre de América padece por ello el ilegal embargo de los Estados Unidos, pero cuenta con la colaboración de la primera economía del mundo, que ya es la china, y por eso puede despreciar a su prepotente vecino.

   Que, por cierto, sufre también una grave recesión económica, tan aguda que a comienzos de agosto estuvo a punto de llegar a la quiebra total. Por eso, el emperador Obama, en su homilía del fin de semana, ha amenazado al Congreso de su destartalado país con olvidarse de él y poner en marcha sus ideas socioeconómicas, para superar la crisis que arrastran. Parte notable de culpa de esa crisis la tienen las intervenciones bélicas de los Estados Unidos contra países soberanos considerados enemigos. Los soldados gringos están haciendo las maletas en Afganistán, los que se han librado de los atentados, y el año próximo abandonarán Irak, dejando esos países en ruinas, pero no dominados. El imperialismo capitalista gringo fracasa en las aventuras bélicas como en los negocios económicos. También el emperador Obama pedigüeñea ayuda a la República Popular China, que generosamente se la concede.

  
El comunismo despreciado

 

   Al producirse la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1991, los historiadores pagados en dólares anunciaron el fracaso del comunismo como doctrina económica y como estrategia política. Ninguno quiso recordar que Lenin y Stalin habían logrado transformar a la Rusia medieval de 1917 en una gran potencia industrial en poco tiempo, mediante la aplicación práctica de las teorías marxistas. Y además tuvieron que superar primero una guerra civil y después la invasión de la mayor maquinaria bélica conocida en la historia del mundo.

   Los Estados Unidos proclamaron a los cuatro vientos que el único sistema económico sostenible es el capitalismo, sin considerar la existencia de naciones en las que seguía activa la aplicación práctica del comunismo. Es verdad que desde ese momento el Imperio carece de antagonistas, y puede permitirse implantar su ley con carácter universal. Si algún país le molesta lo invade, sin inquietarse por las críticas que se hagan a su intervención contraria al Derecho Internacional. Puesto que detenta  el poder absoluto como la mayor potencia nuclear, dicta las leyes a su antojo.

   Los analistas políticos capitalistas no quisieron estudiar las causas conducentes a la caída de la Unión Soviética. Prefirieron declarar que es imposible sostener el comunismo como sistema, y pusieron como ejemplo la destrucción del muro de Berlín. Todavía es pronto para conocer las motivaciones reales del fracaso soviético.

 
Una crisis occidental

 

    Pero lo cierto en 2011 es que el capitalismo ha demostrado ser ineficaz para procurar un estado de bienestar social a los ciudadanos. En la Unión Europea y en los Estados Unidos de América el desempleo es endémico, la Banca está en crisis, las industrias quebradas, y las esperanzas de las gentes quebrantadas. En  setiembre de 2008 se hundió la Bolsa en Wall Street, con unas consecuencias trágicas para todo el Occidente capitalista. Esa caída ha obtenido una repercusión mucho más estruendosa que la tan jaleada por las agencias de Prensa dolarizadas del muro de Berlín. La estamos sufriendo en carne propia. La Banca estadounidense y la europea se han salvado de la bancarrota gracias a la aportación de capital por parte de los gobiernos nacionales. Como consecuencia inevitable nos hallamos en estado de catástrofe generalizada. No existen perspectivas positivas para el futuro.

   Todas las esperanzas quedan puestas en la ayuda que aporte la República Popular China, en donde el comunismo ha logrado la transformación total de una nación que se hallaba en estado medieval en 1949, al triunfar la Revolución, en la primera potencia económica mundial. Una estrella roja ilumina desde Oriente las esperanzas de los pueblos.

   El capitalismo se ha descalabrado estrepitosamente. Pues apostemos por el comunismo salvador.