La conocida como Casa de su Majestad el Rey ha emprendido una galopante campaña para promocionar la sucesión. Está claro que su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde muchos años en Botsuana, se ha dado cuenta de la urgencia de un recambio. Después de haber pedido públicamente perdón a sus atónitos vasallos, por irse de cacería mayor con su barragana y fracturarse una vez más su ortopédico cuerpo, y de estar próxima la vista del juicio penal contra su yerno Urdangarin, en un proceso que inevitablemente atañe a su esposa y cómplice, la situación de la monarquía del 18 de julio es comatosa. Lleva en el trono 36 años, los mismos que duró la dictadura fascista de la que es sucesor, y se derrumba como las frecuentes y divertidas caídas del rey en el circo nacional.

Ya hemos comentado la fotografía difundida por la misma Casa citada, en la que aparecen el rey y su hijo riéndose a mandíbula borbónica de sus vasallos, con la añadidura de la nieta, muy parecida, por cierto, a los retratos de Isabel II niña. Además se anuncia que la citada Casa ha abierto una página web para comunicarse con los sufridos vasallos, quienes podrán anotar sus comentarios, aunque serán secretos y no contestados: prometo corresponder como es debido a tanta magnificencia, con mis opiniones sobre la familia.

Estrellas invitadas en Televisión Española

Ítem más: La 2 de Televisión Española anuncia la emisión de un programa semanal de media hora, dedicado en exclusiva a la llamada familia real, aunque siempre digo que es la más irreal de todas las familias españolas. Lo presentará Alicia Gómez Montano, a la que desde ahora proponemos para la Medalla del Valor del Congreso, porque hay que derrocharlo para aceptar ese papelón. Ya veremos lo que cuenta sobre los negocios sucios de la pareja Urdangarin-Borbón, y de cómo colocaron los millones de euros robados en paraísos fiscales, defraudando a Hacienda, y Hacienda somos todos, según dice su eslogan favorito para que los humildes vasallos paguemos impuestos destinados al sostenimiento de la familia irreal, y de Televisión Española, entre otras inutilidades. Resultará muy emocionante cuando aparezca su majestad el rey católico nuestro señor entre osos y elefantes, con los rifles de alta precisión que tan caros nos salen, en demostración del arte de reinar.

Por su parte, con la sutileza que le caracteriza, La 1 de Televisión Española ha comenzado a emitir una serie patriótica, con la reina Isabel I de Castilla como protagonista. Parece un regreso a los años cuarenta, cuando la dictadura producía películas imperialistas inolvidables. De esa manera “los que deciden” intentan acostumbrar a los televidentes idiotizados a la idea de que una mujer puede ser tan buena gobernante que merezca el apodo de católica por excelencia, aunque se lo concediera el papa Alejandro VI, el más inmundo de los hombres de su tiempo, y el más repulsivo papa de la historia, que ya hay que serlo para merecer ese calificativo entre tanto fantoche romano. Está muy de actualidad el odio de la reina a los moros y los judíos, hasta lograr expulsarlos de España, así como la introducción del llamado Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición para quemar a los disidentes. Anda, que si la Leonorcita saliera a la Isabelita, la que iba a armar, en el increíble supuesto de que llegase a reinar.

Estaría muy bien que La 1 realizase otra serie sobre Isabel II de Borbón, la mujer más golfa de la historia española, incluidas reinas y plebeyas. Claro que si se daba un papel a cada uno de sus amantes, resultaría una superproducción que exigiría muchos años de emisión. Además, el cine español no cuenta con tantos galanes como para incluir a todos los amantes en el reparto. Aunque podría reducirlos a la figura de Puig Moltó, el padre de Alfonso XII, apodado El Puigmoltejo por ese motivo, a la manera de La Beltraneja, a la que Isabel I eliminó en la sucesión al trono con sus intrigas, en las que fue maestra consumada. La historia sexual de los borbones quedó perfectamente reflejada en el libro de los hermanos Bécquer Los borbones en pelotas, que debiera ser lectura obligada en las escuelas del reino.

¡Oh, la Leti, qué tronío tiene!

Al no poder presentar con la dignidad propia del cargo a los miembros de la familia irreal, porque la que no es tonta se pasa de lista, han recurrido a promocionar a la exseñora de Guerrero, la triprincesa de Asturias (la región donde comete los chanchullos financieros su familia), Girona y Viana, la sin par Letizia, que tiene más tronío que la mismísima Bárbara Rey, por poner un ejemplo real. Como está anoréxicamente delgada, pretenden hacernos suponer que la familia irreal pasa hambre, porque no le llega el presupuesto millonario que le pagamos por ser quien es. A ver si alguien la invita a un bocata de calamares. Yo, ni a agua del Lozoya.

Aprovechando que el próximo día 15 cumplirá 40 años, porque es virgo (de signo astrológico, por supuesto), los periódicos y revistas le dedican sus reportajes. Los conocidos muy adecuadamente como fondos de reptiles se inventaron en el siglo XIX para pagar a los periodistas amaestrados. La publicidad retribuida con esos fondos se presenta como información, con lo que se engaña a los lectores.

Está en marcha la campaña a favor de la familia irreal. Los diarios nos aburren con sus reportajes reptilíneos (por estar pagados con sus fondos), y en cuanto a las revistas llamadas del corazón, resumimos las portadas de esta semana:

Lecturas: “Letizia cumple 40 años. Alcanza la madurez convertida en la esperanza de la Familia Real” (pues cómo estarán las cosas, si es ella la esperanza. Y su abuelita, procesada por seguir el ejemplo urdangarinesco. Y la llaman “Familia Real”, con mayúscula y todo, aunque no hay otra como ella, por fortuna).

Love: “Las nuevas curvas de Letizia” (se refiere a la suposición de que ha engordado, o de que se ha puesto rellenos; en cualquier caso, es apasionante el tema, como puede suponerse, para los seis millones de desempleados que acumula el reino, y para los que desesperan de serlo en breve, porque esto no tiene solución. Con curvas o sin ellas, mantiene el gesto soberbio inalterable, heredado de su abuelita la chanchullera mayor del Principado).

Diez Minutos: “El rey y sus herederos posan para su nueva web” (es la fotografía de las risas borbónicas del padre y del hijo, compensadas con la cara pánfila de la nieta tan parecida a Isabel II. No dice si son herederos de la gran fortuna que ha sabido atesorar su majestad el rey católico nuestro señor, cuando no está entretenido con osos, elefantes, y bichos con faldas).

¡Hola!: “La infanta Leonor, protagonista de la renovada imagen de la Casa Real” (hombre, sí es renovadora, no se puede negar, y todavía es imposible adivinar a quién se parecerá de mayor. Tampoco nos importa saberlo).

Pronto: “Letizia: los momentos que han marcado su vida” (falsedad absoluta, porque no cuenta la lista de sus amantes, menor que la de Isabelona, pero crecida, según está publicado).

Semana: “Mensaje del rey: ‘Queremos mejorar la comunicación con los españoles” (pues como no abdique no lo va a conseguir, aunque abandone la caza mayor de bichos con dos y cuatro patas).

Así va la campaña sucesoria. ¿Cuánto dinero nos costarán estos reportajes reptilíneos? Menos de lo que le pagamos a una señora muy bárbara para amordazarla, seguro, pero aun así es un despilfarro, sobre todo en estos tiempos de crisis y rescate económico.

Si el tripríncipe quería asegurarse la sucesión tenía que haberse casado con Ángela Merkel, que esa sí que tiene curvas, y lo que hay que tener. Y no estaríamos ahora pidiendo limosna a la República Alemana, que no quiere dárnosla porque no se fía de la solidez del reino. Con razón. Si ni siquiera nos fiamos los españoles…