No lo aguanta ni su legítima PDF Imprimir E-mail
Monarquía - Casa irreal
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Martes, 15 de Mayo de 2012 00:00

Juan Carlos y Sofía   Sus majestades los reyes católicos nuestros señores, que Dios guarde, no celebraron ayer sus bodas de oro matrimoniales, ni en público ni en privado. Al rey no le aguanta ni su legítima esposa, harta de sus infidelidades sexuales, la última con esa presunta princesa Corinne que es su pareja de hecho. Los yernos tampoco lo soportan: uno ya se divorció de la familia, y el otro no lo hace porque gracias a ella ha robado cuanto ha querido. Se dice que el tripríncipe de Asturias, Viana y Girona le ha abroncado, por poner en peligro su presunta sucesión al trono, dado el desprestigio con que lo ha enmerdado con sus actuaciones, sobre todo las más recientes.

 

   Pues siendo así, la pregunta es obvia: ¿por qué los vasallos tenemos que aguantarlo sin poder protestar, so pena de ser detenidos, enjuiciados y condenados por el supuesto delito de cometer ofensas al rey? 

   Cuando el rey ofende al pueblo español, favoreciendo los negocios fraudulentos de una de sus hijas, viajando a Botsuana con su barragana para cazar elefantes, amasando un fortunón que asombra hasta a Forbes, ¿no tenemos ningún derecho a exigir otra conducta por parte del sucesor designado por el dictadorísimo genocida, al que no hemos elegido? En España existe el divorcio, majestad.

   Al mismo tiempo que la Casa de Su Majestad el Rey anuncia que no se va a celebrar de ningún modo el cincuentenario de la boda, los medios de comunicación de masas comentan los juicios celebrados hoy mismo contra el partido mafioso Unió Mallorquina, y contra la mafia sustentadora del partido llamado Popular en el entramado conocido como caso Gúrtel, así como la toma policial del Ayuntamiento de Casares (Málaga) por los chanchullos cometidos por un alcalde de Izquierda Unida. También se anuncia la intervención gubernamental de algunas comunidades autónomas, empezando por la del Principado de Asturias, vaya, qué casualidad, ante la manifiesta incapacidad de saldar sus descomunales deudas.

   El reino está en quiebra. Sigue siendo noticia del día la nacionalización de Bankia, al tiempo que el Gobierno anuncia a las restantes cajas de Ahorros supervivientes que deben fusionarse para no caer en bancarrota. La Banca española tiene una deuda contraída con el Banco Central Europeo que no puede pagar. La Bolsa está hundida, la prima de riesgo en la estratosfera, y la deuda exterior ya se sale de la galaxia. Con cinco millones y medio de desempleados sin esperanza el reino se ahoga.

   Nada de eso le compete al rey. Según la Constitución hecha a su medida, es irresponsable de cuanto haga o deje de hacer, y por supuesto no debe inmiscuirse en los asuntos gubernamentales. En los 36 años y medio de reinado ya ha demostrado lo que sabe hacer: cazar y barraganear. Ni su legítima lo aguanta. ¿A qué esperamos para reclamar la celebración de un referéndum que por primera vez permita al pueblo español elegir la forma de Estado que prefiere? Si no lo aguanta su legítima, que lo eligió como esposo, ¿por qué ha de hacerlo el pueblo español, que no lo ha elegido?

 

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