Nunca como hoy la monarquía española estuvo tan jaqueada. La última jugada del rey de España Juan Carlos de Borbón, desnuda la tragicomedia de una institución que se cae a pedazos.

El presidente de una ONG que protege la fauna, el titular de una monarquía en decadencia, el representante de un país que ha pasado los cinco millones de desocupados, que viene soportando la mayor crisis de su historia, donde el gobierno conservador y derechista de Rajoy sigue ajustando y dejando más y más españoles sin trabajo, no se le ocurrió mejor idea que irse a cazar elefantes al África!, comprándose previamente una escopeta especial que cuesta cien mil dólares y pagando sesenta mil dólares por elefante asesinado...(me imagino además lo difícil que debe ser matar un elefante al vuelo), tal vez por eso lo cara que es su arma.

Estos disparates, estas acciones propias de quienes viven en una burbuja de cristal o una nube de pedos, para mejor decir, tiene en estos momentos sus graves consecuencias.

Es obvio que no solo lo echaron de la organización ecologista sino que además muchos le piden que abdique y se vaya de España.

Al grito de ¡"Borbón cabrón! ¡Trabaja de peón!" una multitud recibió a la salida de una institución, a su hijo el príncipe Felipe, a quien no se le movió un pelo (está educado para eso), pero no su pobre esposa, la conductora de televisión, ahora princesa Leticia, que se quebró y lloró...la ligaron de rebote, pero la demostración es clara: muchos españoles no se bancan más la monarquía.

Para colmo también la hija, gracias a su esposo, están siendo investigados por hechos de corrupción, y no alcanzaron a sacarse esta salpicadura cuando el balde les cayó a ellos.

Recuerdo que una vez, viajando en una comitiva oficial a España, durante el gobierno de Menem, me llamó la atención como se hablaba con insistencia de la necesidad de comprar y poner radares en toda la costa atlántica. Después me enteré que el dueño de la fábrica de radares española era el señor Rey Juan Carlos, que al parecer, ya había empezado a hacer lobby en el avión argentino y tuve la experiencia de conocerlo en Madrid, donde nos invitó a su palacio real. Me acuerdo  cuál era su preocupación en aquellos tiempos...se había comprado un Porche y tenía un problema. Cuando doblaba se le iba un poco de cola. Le preguntó a Reutemann: ¿qué podía ser? y el ex-corredor de fórmula uno le respondió que "lo pisara más", que acelerara más en el medio de la curva..."Eso lo podrás hacer tú! -le dijo-. yo me mato"...(hoy el pobre elefante muerto seguiría viviendo).

Las monarquías europeas pertenecen al pasado. Se sostienen por la férrea madeja que han tejido de arreglos económicos con una prensa que pocas veces habla en su contra, por tradiciones muy arraigadas en la gente mayor, por las permanentes operaciones de prensa llenas de glamour para atraer al turismo, por la idiotez y la tilinguería de algunas naciones muy ricas que encuentran en esa institución algún atractivo del querer ser.

La gente joven cada vez los rechaza más. En una nación en bancarrota como España, con 5 millones de gente sin trabajo, el sostenimiento y mantenimiento de semejante lacra se hace insostenible. Muchos dirán que la monarquía después de Franco es lo que mantiene unido a ese país atado con alambres. Regiones con fuertísimo sentido independentista, como Euskadia (el país vasco) o de enorme identidad, como Cataluña, de idiomas diferentes, Galicia y otras, son justamente los más fuertes opositores a seguir manteniendo y pagando una troupe de privilegiados que cada tanto se sacan una foto entregando una curita (para que no los maten).

El mundo cambió. Cambió y cambia para todos. A las monarquías no les interesa que se hable de cambios. Obvio. Necesitan seguir con el cuentito de hadas...y como no podía ser de otra manera, bien a lo porteña, la princesa de Holanda Máxima Sorrequieta, lo convenció a su marido que se comprara una casita de veraneo de 6 millones de euros!.

Cuando se enteró la prensa, casi lo echan a patadas al príncipe y su consorte argentina!

------------------------

Fuente: Sin mordaza