Consideraciones sobre el respeto real PDF Imprimir E-mail
Monarquía - Casa irreal
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Domingo, 25 de Marzo de 2012 05:58

 

Parlamento Navarro  Lo hemos visto en el telediario de Telenavarra, porque a la Española no le interesa el asunto. Parodiando una antigua canción podemos decir que la Española cuando informa defiende a la casa irreal, que a ella nunca le interesa informar con imparcialidad. Ciertamente aconteció en el Parlamento de Navarra, en la sesión plenaria del día 23 de marzo, el escándalo a propósito de la casa irreal. Es ya una constante inevitable que la casa irreal provoque el rechazo mayoritario de los vasallos, hartos de escándalos realistas. Quede claro que la denominamos casa irreal con todo el mayor respeto, debido a que no se parece a ninguna otra casa de la realidad española, de modo que es un contrasentido llamarla casa real, como hacen los medos de comunicación.  

 

El mismo viernes 23 aprobó el Consejo de Ministros Marianistas un proyecto de Ley de Trasparencia que afecta a todas las instituciones del reino, con una sola excepción: la casa irreal. Según confesó Sor Aya de Santa María en su piadosa ampliación de lo tratado en el Consejo, no se le puede aplicar la proyectada ley "por no tratarse de una administración pública". Esto quiere decir que se trata de una administración privada. Ya lo suponíamos, sobre todo desde que el juez Castro descubrió la doble administración, pública y privada, del matrimonio Urdangarin-Borbón, notorios miembros de la casa irreal. Y a continuación Sor Aya se fue a predicar un pregón de la llamada semana santa, porque este reino es católico, apostólico, romano y mariano, por lo que todas sus semanas son santas. 

   Por su parte, el pleno del Parlamento de Navarra aprobó al mismo tiempo una moción presentada por la coalición Izquierda—Ezkerra, por la que se insta al Gobierno del reino de España a que incluya en la Ley de Trasparencia los mecanismos legales oportunos, que permitan conocer la distribución que hace el rey católico nuestro señor, que Dios guarde (no dirán que no somos respetuosos) de la cantidad que recibe anualmente de los Presupuestos Generales del Estado, y asimismo que se publique el patrimonio de cada miembro de su casa, especificando sus ingresos, rentas, organizaciones en las que ostentan cargos, y los regalos recibidos.

 

La emoción de la moción 

La moción fue aprobada por los grupos parlamentarios de Izquierda--Ezquerra, Partido Socialista de Navarra, Nabai y Bildu, con los previstos votos en contra de Unión del Pueblo Navarro y del Partido Popular de Navarra, como es lógico, dada su requeteconocida mentalidad ultraconservadora.

   Defendió la moción el portavoz de Izquierda—Ezkerra, Txema Mauleón, que no es un gran orador, preciso es reconocerlo, pero su intervención despertó tanta emoción que dio lugar a una escandalera memorable. Explicó con soltura que "España está atada a la monarquía, y sin posibilidad de renunciar a ella, debido al complicado proceso constitucional de su hipotética abolición". Esto significa que la abolición no puede ser constitucional, por lo que deberá organizarse de otra manera. Recordamos que los castizos madrileños iban cantando por las calles aquel 14 de abril de 1931: "No se ha marchao, que lo hemos echao", con absoluta precisión, porque los reyes no tienen por costumbre dimitir: hay que echarlos, como ya habían hecho los revolucionarios en 1868. En otras revoluciones les cortaron la cabeza o los fusilaron, para impedir que regresaran. En España las revoluciones son de guante blanco, con himnos y gritos, pero sin guillotinas ni fusiles. Los hijos del Cid son valientes y osados, pero poco impulsivos, así que las repúblicas hasta ahora han durado muy poco. Meditemos sobre este tema.

   Añadió después estas sonoras declaraciones: "Nuestro grupo considera a la monarquía un lastre para la democracia, una institución inútil, tendente al despilfarro, a la ociosidad y al lujo excesivo, y por lo tanto perfectamente prescindible." Se escucharon rumores de una parte que asentían y de otra que discrepaban. Se diría que allí se encontraban representadas las dos españas, y la una estaba dispuesta a helarle el corazón a la otra, como predijo Antonio Machado.

   Lo que no hizo nadie fue pedir la palabra para demostrar que las consideraciones expuestas por el parlamentario eran falsas, o exageradas, o calumniosas. ¿Será que no encontraban argumentos lo bastante sólidos como para replicar con eficacia? ¿Será que la monarquía no tiene justificación posible a estas alturas de la historia? ¿Será que la actualidad de la monarquía española enfangada en escándalos de todo tipo impide su defensa?

 

Un caso de respeto 

   Sin embargo, el escándalo llegó mientras Mauleón planteaba unas preguntas retóricas: "¿Por qué tiene que ser una institución hereditaria? ¿Y si el hijo del rey sale tonto? Esto puede ocurrir perfectamente." Crecían los rumores, mientras el presidente del Parlamento argumentaba: "Señorías, por favor..., señorías, por favor. Le ruego que hable con respeto de una institución que está en la Constitución votada por una mayoría de españoles, y que por eso merece nuestro respeto."

   El respeto está definido en el Diccionario de la lengua española, elaborado por la Real Academia Española, como "Obsequio, veneración, acatamiento que se hace a uno". ¿Los vasallos de su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde, le debemos respeto, después de tener que pagar a sus mancebas una millonada para comprarles cartas y vídeos comprometedores? Así está publicado en diversos libros de venta al público, no secuestrados hasta ahora, sin duda para evitar la propagación del escándalo, de modo que debemos creerlo. También le pagamos sus cacerías de osos para que se distraiga, porque el trabajo de reinar es muy agotador: tiene que presidir desfiles militares, recibir a embajadores, asistir a reuniones variopintas, leer los discursos que le escriben, viajar por todo el mundo (aunque esto ya lo ha disminuido, dados sus múltiples achaques), y por si fuera poco todo eso, soportar manifestaciones en su contra.

   También define el Diccionario la locución familiar "campar uno por su respeto, o por sus respetos" como "Obrar uno a su antojo, sin miramientos a la obediencia o a la consideración debida a otro". Su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde, no debe obediencia ni a Dios, desde que falleció el dictadorísimo general traidor que lo educó para ser su sucesor, pero es posible que tal vez debiera quizá tener alguna consideración a sus vasallos, puesto que pagamos absolutamente todos los gastos de su familia numerosa y de sus múltiples empleados, más los derivados de los yates, los automóviles y motocicletas de gran lujo, los fusiles de gran precisión, su colección de relojes de gran exactitud, y todo tipo de distracciones. Al menos para guardar las apariencias.

 

Es inútil 

   Es inútil pensar en ello. Es inútil solicitar en un Parlamento que la casa irreal sea trasparente en sus cuentas. Es inútil suponer que la monarquía es inútil. Ya nos advirtió el dictadorísimo que lo dejaba todo atado y bien atado: sigue mandando desde lo alto del Valle de los Caídos, y es inútil solicitar que se derribe el monumento al fascismo. Es inútil esperar que el sucesor designado e impuesto por el dictadorísimo tenga miramientos hacia sus vasallos. Es inútil hablar y pensar en este reino.

Es inútil suponer que el rey nuestro señor, que Dios guarde, hubiera debido impedir efectivamente los trapicheos económicos de su hija y su yerno, en vez de buscarles una recomendación para que los enviasen a Estados Unidos de figurones, pero con un sueldo de potentados, para que no abandonen el boato a que están acostumbrados, mientras cinco millones y medio de vasallos se preguntan qué encontrarán para comer en los cubos de basura de los supermercados. Está demostrado que conocía exactamente todos sus tejemanejes delictivos, y no los denunció, como es la obligación de cualquier persona decente. Es inútil que un juez pretenda aplicar el axioma de que la Justicia es igual para todos, porque alguien se encarga de recordarle que la familia irreal es desigual.

   Es inútil que en este reino cambien los gobiernos nacionales y de sus comunidades autónomas, los horarios de los relojes, las estaciones meteorológicas, las costumbres (siempre a peor), todo puede cambiar, excepto la monarquía del 18 de julio instaurada por el dictadorísimo.

Y si un parlamentario legítimamente elegido por el pueblo se cuestiona su utilidad, el presidente le llama al orden y le impone guardar respeto. ¿No se le ha ocurrido al presidente que los miembros de la casa irreal debieran a su vez guardar algún respeto a los vasallos que los mantienen con sus impuestos, en vez de campar por sus respetos con absoluta impunidad? Pregunta retórica, y por lo mismo innecesaria. ¡Salud y República!

 

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