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Laicismo - Crítica a la jerarquía católica
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Domingo, 18 de Diciembre de 2011 06:06

 

Curas fascistasLa catedral de la Almudena ha servido de escenario, en la mañana del 17 de diciembre, para una nueva representación de la persecución maníaca de la Iglesia catolicorromana a la República Española. Presidió el acto el cardenal Angelo Amato, delegado especial del dictador vaticano, el viejo nazi nunca arrepentido Joseph Ratzinger. Otra vez se tolera la injerencia de un Estado extranjero, aunque sea una componenda ridícula aceptada internacionalmente que un edificio constituya un Estado, en los asuntos internos del reino de España. No se puede argumentar que el Gobierno títere está en funciones, porque ha demostrado reiteradamente su humillación ante la Iglesia catolicorromana; la última vez, el pasado mes de agosto.

 

   Amato leyó la carta de Ratzinger por la que proclama beatos a 22 frailes de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada y un seglar, que murieron en 1936, tras la sublevación de los militares monárquicos. La Iglesia catolicorromana había tomado partido por los rebeldes, para los que recolectaba dinero en sus templos por todo el mundo, además de aconsejar a los dirigentes internacionales obedientes a su credo que apoyasen la rebelión. En los conventos se guardaban armas para los sublevados. El pueblo actuó contra sus enemigos.

   Dijo Amato en su homilía que los 23 habían muerto "por odio a la fe", desatado por la República al organizar una persecución religiosa que "contaminó gravemente a la sociedad como una lluvia corrosiva y ácida". Añadió que "el odio antirreligioso se ensañó con una crueldad inaudita" en el seminario de Pozuelo en que habitaban los oblatos, y subrayó: "Es bueno no olvidar esta tragedia."

   Lo dice el representante de la institución más criminal de la historia, que lleva veinte siglos asesinando a islamistas, judíos, protestantes, heréticos, científicos libres, masones, supuestos brujos y demás personas que no tragan sus dogmas increíbles. Nunca ha existido una secta más sanguinaria que la catolicorromana.

   La víspera de esta nueva agresión del Vaticano a la República Española se habían publicado dos informes sobre la pederastia eclesiástica, en Holanda y en Bélgica. Los informes son terribles, tanto que si los tribunales internacionales de Justicia tuvieran dignidad prohibirían esta secta enemiga de la sociedad. Y si Ratzinger no fuera un criminal nazi aboliría la secta que preside.

   Según la comisión investigadora holandesa, "decenas de miles de niños han sufrido abusos sexuales dentro de la Iglesia católica entre 1954 y 2010". Están identificados 800 clérigos. Los obispos callaron los hechos. Se ha propuesto indemnizar a las víctimas hasta con cien mil euros en los casos de violaciones reiteradas.

   También una comisión parlamentaria belga informó el día 16 sobre 450 niños víctimas de abusos sexuales por parte de eclesiásticos, de los que trece se suicidaron, entre 1969 y 1985. La Conferencia Episcopal belga ha aceptado pagar entre 25.000 y 2.500 euros de indemnización a las víctimas, según la gravedad de los casos.

   Estos son los que vienen a Madrid a ofender la memoria de la República Española.