El coronel Martínez Inglés hizo ponerse firme al juez PDF Imprimir E-mail
Derechos y Libertades - Libertad de Expresión
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Martes, 17 de Abril de 2012 00:00

Amadeo Martínez Inglés   Llegó a la Audiencia Nacional, allí donde se juzga a terroristas y traficantes de droga, vestido con el uniforme de coronel, y la guerrera totalmente ornada con algunas de las numerosas condecoraciones recibidas durante su vida militar. Estaba citado por el Juzgado de Instrucción número 2, para responder sobre un presunto delito de injurias al rey, presuntamente vertidas en su escrito titulado "¿Por qué te callas?"

 

 

En él reclamaba al rey que intenta hacer callar a los jefes de Estado elegidos democráticamente por el pueblo, por qué se calla él ahora, cuando una de sus hijas y el yerno que le queda están acusados, presuntamente, claro está, de cometer una interminable lista de delitos financieros contra la Hacienda Pública, aprovechándose del parentesco con el monarca designado por el dictadorísimo. 

  Amadeo Martínez Inglés El coronel Amadeo Martínez Inglés llevó la iniciativa en todo momento. Parecía que el juez era él. Se quejó de que se le hubiera enviado la citación con un  motorista, que a altas horas de la noche escandalizó a todo el edificio en donde vive, gritando que era portador de una citación de la Audiencia Nacional. Los vecinos debieron pensar que se trataba de un caso de terrorismo, aunque al enterarse del destinatario desecharían la idea por absurda.

   También declaró con toda firmeza que cuanto comenta en el escrito de autos lo tiene publicado en sus libros, nunca retirados, y en los memorandos que ha hecho llegar a los sucesivos presidentes del Congreso de los Diputados, con la explicación de algunas de las torpes actuaciones de su majestad el rey católico nuestro señor merecedoras de sanción no sólo popular, sino también judicial.

   Concluyó diciendo que aquella citación a declarar carecía de sentido, y por lo tanto se marchaba, a lo que el juez le rogó que no se fuera sin firmar.

   Unas cincuenta personas, con banderas tricolores y pancartas, nos reunimos ante la Audiencia Nacional, para acompañar al coronel republicano. La Policía Nacional que custodia el edificio se acercó primero a preguntarnos qué hacíamos allí, después nos encerró entre vallas, y por fin nos invitó, muy amablemente, eso sí, a trasladarnos a la acerca de enfrente para no interrumpir el paso a los viandantes. Les hicimos notar que de hacerles caso lo interrumpiríamos en la acera impar, en donde se halla la sede del partido autoproclamado Popular, de modo que no serviría de nada. Nos explicaron que cumplían órdenes superiores, y nos pidieron que no las interfiriésemos, ante lo cual llegamos al acuerdo de pasearnos por la acerca con nuestras pancartas y banderas, en filas ordenadas, y así lo hicimos, hasta que apareció el coronel Martínez Inglés y le acogimos con aplausos, a la vez que vitoreábamos a la III República.

   El sainete nacional puede darse por concluido, porque después de esa escena es de suponer que los magistrados no quieran insistir. ¡Salud y República!