La bochornosa exhumación de Franco PDF Imprimir E-mail
Nuestra Memoria - La ley de la memoria
Escrito por Juan Carlos González Caldito   
Sábado, 26 de Octubre de 2019 00:00

Se han exhumado los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos después de llevar enterrados allí más de cuarenta años. En principio, y como bien hace gala el gobierno de Pedro Sánchez, parece que ha sido una buena noticia porque se ha aplicado la Ley de Memoria Histórica. Así lo ha defendido la ministra de Justicia en funciones Dolores Delgado, explicando que los restos del dictador irían a parar al cementerio de Mingorrubio, en el barrio madrileño de El Pardo. No obstante, hay quienes pensamos que dicha exhumación no es sólo una pantomima electoralista, especialmente sabiendo que los gobiernos del PSOE han tenido muchas oportunidades para hacerlo, sino que además es terriblemente bochornosa: se retiran los restos de Franco pero permanecerán los de José Antonio Primo de Rivera; se retiran los restos de Franco, pero se le sigue otorgando un lugar de culto al dictador.

El Valle de los Caídos es un conjunto monumental nacionalcatólico dedicado a los vencedores de la guerra civil. De hecho, es falso aquello de que el Valle de los Caídos se hizo como un monumento a la reconciliación, pues el decreto de creación del monumento, de 1 de abril de 1940 dejaba claro que el complejo monumental estaba dedicado a homenajear y recordar a “los caídos por Dios y la Patria”, o sea, sólo a los vencedores. En posteriores discursos, incluido el de la inauguración del monumento en 1959, se siguió insistiendo en la idea de “nuestros mártires”, y sobre las puertas de acceso a los sepulcros subterráneos donde están enterrados los muertos de la guerra aún puede leerse la inscripción Caídos por Dios y por España, 1936-1939. De este modo, y aplicando la Ley de Memoria Histórica, el Valle de los Caídos debería ser demolido, o al menos eliminar todo contenido propio de la dictadura, pero lo cierto es que en el Valle de los Caídos puede haber enterrados más republicanos que franquistas debido al traslado de fallecidos de fosas comunes para rellenar un cementerio que permanecía vacío. Así pues, su demolición seria algo más difícil, pero exhumar a Franco del Valle no hace que éste sea neutral, pues allí seguirá enterrado José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, motivo por el cual el Valle de los Caídos seguirá siendo un monumento a los “caídos por Dios y por España” y, en consecuencia, un monumento contrario a la Ley de Memoria Histórica. Pero el bochorno de la exhumación de Franco no se reduce a los hechos explicados, sino también al hecho de que el dictador tendrá, todavía, un lugar de culto.

Si revisamos los lugares en los que están enterrados los dictadores de la Europa occidental entenderemos el bochorno. En primer lugar, tras suicidarse Adolf Hitler, sus restos fueron quemados y enterrados. Se desconoce dónde fueron depositados sus restos e incluso el búnker fue eliminado, habiendo hoy en su lugar un parking, eliminando de este modo todo lugar de culto para el dictador porque la legislación alemana prohíbe la apología del nazismo. Posteriormente la tumba de los padres del dictador nazi en Leonding, suroeste de Austria, también fue retirada en 2013 tras las denuncias de que se había convertido en un lugar de peregrinación de ultraderechistas en el que se hallaron símbolos nazis. En segundo lugar tenemos el caso del dictador fascista Benito Mussolini quien, después de ser descolgado de la Plaza Loreto en Milán tras su exhibición por los partisanos el 28 de abril de 1945, éste fue sepultado bajo una tumba anónima desconocida, no dando oportunidad a generar un espacio de culto. Sin embargo, no podemos decir lo mismo del dictador portugués Salazar, el cual sigue enterrado en la parroquia de Vimieiro, en Santa Comba Dão, en una modesta tumba donde descansa con sus padres.

A pesar de que el Senado haya condenado el franquismo, mediante la abstención del PP y de Ciudadanos, y que la Ley de Memoria Histórica establezca la retirada de los símbolos franquistas de edificios y espacios públicos y la despolitización del Valle de los Caídos, lo cierto es que el Valle de los Caídos sigue teniendo simbología franquista y el fundador de la Falange seguirá enterrado en el complejo monumental, así como el dictador Franco seguirá teniendo un lugar de culto en Mingorrubio. De este modo, y si realmente hay voluntad de aplicar la Ley de Memoria Histórica, José Antonio Primo de Rivera y la simbologia franquista del Valle seguirá siendo una asignatura pendiente e inmediata, y en cuanto al dictador Francisco Franco, es un error dotarlo de espacio de culto para la familia porque también lo será para fascistas, sin olvidar a los familiaries que reclamanan desde hace mucho tiempo sacar a sus fallicidos del Valle de los Caídos para retornarlos a su lugar natal. Por este motivo no se debería haber otorgado ningún espacio de culto para la familia, sino que sus restos deberían haber sido incinerados y entregados a la familia, un gesto que ni el dictador ni sus sucesores tuvieron ni han tenido con las familias que siguen teniendo a sus familiares enterrados en las cunetas. Parece realmente inconexo, pero tal y como tratamos nuestro pasado tratamos nuestro presente, y la supervivencia del culto al franquismo en Mingorrubio hace evidente que murió Franco, pero el franquismo no desapareció con el régimen del 78. Al contrario, pervive en su preservación del culto, así como en sus políticas de la unidad de España por encima de todo, incluso de los derechos, no sólo de los catalanes y vascos, sino de todos los españoles como bien muestra la sentencia a los presos políticos por sedición. Pero esto ya merece otro artículo.

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Fuente: Iniciativa Debate