Qué mala pata tiene su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde. Conste que no lo digo porque los médicos le hayan obligado a reposar con la pierna izquierda extendida, después de haberla usado en demasía tras la operación en el tendón de Aquiles. La izquierda le falla mucho a su majestad etc. No, lo digo porque los dos yernos le han salido ranas. En los cuentos de hadas las pastorcitas besaban a los sapos y se convertían en príncipes que se casaban con ellas, pero en la vida real, nunca mejor dicho, los sapos se convierten en ranas, y las pastorcitas pierden la virginidad porque en el reino todavía se practica el derecho de pernada.

 Vienen apareciendo últimamente bastantes informaciones  relacionadas con las actividades empresariales, por lo que parece ilegales y delictivas, de Iñaki Urdangarin, yerno de Juan Carlos Borbón  y marido de su hija Cristina. Y digo ilegales y presuntamente delictivas porque la fiscalia anticorrupción de Baleares ha decidido tomar cartas en el asunto y comenzar a realizar registros en empresas en las que trabajo Urdangarin y a hacer preguntas incomodas en relación a sus actividades empresariales pasadas.

Mientras esto sucede, Urdangarin sigue en Nueva York cobrando un muy sabroso sueldo de Telefónica.