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Antonio Machado en el cuaderno de viaje |
Cultura - Cultura |
Escrito por Rosa María Artal |
Domingo, 24 de Febrero de 2019 00:00 |
Hace justo 10 años que hice ese viaje. Y hoy que se cumplen 80 años de la muerte de Antonio Machado es buen momento para recordarlo. Nunca le faltan flores frescas, ni recuerdos españoles de sus visitantes, aseguran. Y pude comprobarlo. Hace 80 años que fue enterrado en esta humilde tumba del cementerio de Collioure, Sur de Francia. Aquel día, Antonio Machado, recibía a un instituto de Barcelona y reconforta ver que no le hemos olvidado. Una veintena de jóvenes leían sus poemas con cierto nerviosismo por ser escuchados. Retomo los pasos del caminante que sabe que sólo así se hace camino, del que se fue ahíto de equipaje sin ambicionar la gloria, del intelectual que dejó España porque aquí nos estábamos matando y él mismo no era visto con buenos ojos. Lo prudente era marcharse, Lorca acabó en una fosa común. Así lo contó Machado: “Se le vio, caminando entre fusiles, Aunque fue llegar a Francia y morir, y no regresar ni en cenizas. Esas tumbas de ignominia que molestan a la infecta derecha española. “Esa España inferior que ora y bosteza, El problema. Y la esperanza… “Mas otra España nace, la España del cincel y de la maza, con esa eterna juventud que se hace del pasado macizo de la raza. Una España implacable y redentora, España que alborea con un hacha en la mano vengadora, España de la rabia y de la idea”. Nace y se hunde, una y otra vez hasta que no lo haga. En el viaje hasta Coilluore, los pirineos catalanes hablan de Historia. Ancestral. Por aquí pasó el cartaginés Aníbal con sus 37 elefantes –200 años antes de la era cristiana-, vigilando la flota, perfectamente visible desde lo alto para conquistarnos tal como suena. De los exiliados españoles a Francia en el “apacible” franquismo, de los que vinieron huyendo de los nazis -aunque camino de Portugal-, que incluso tienen un monumento en la pista entre forestal y asfaltada que separa Francia de España en ese punto. Ya no hay aduanas en parte alguna, mucho menos donde nunca las hubo. Quizás entre un país que huele a terminado, pintado, ordenado, y otro al que le falta mucho por llegar a ese estado. “Y cuando llegue el día del último viaje Maravilloso mar, agua azul, verdosa, y transparente, lejos de la tierra y con ella en el corazón... __________________ Fuente: El Periscopio |