Una subida de las matrículas universitarias cercana al 100% en un país en el que la inflación interanual anda por el 1,9%, es algo difícil de entender. De hecho, constituye una auténtica salvajada presupuestaria digna de un Gobierno autoritario y elitista como el que padecemos.

 

 

La medida impulsada por el ministro Wert sólo persigue apartar a la mayoría de la población española de la Universidad pública, disuadiendo a muchos de entrar en ella, y persuadiendo a los que están dentro para que, en lugar de manifestarse en la calle por sus derechos, se dediquen sólo a estudiar aquellas materias que luego puedan resultarles útiles a las empresas privadas que les pagarán sus minisueldos.

Una política universitaria que, sin duda, ahondará el atraso social y cultural que persigue a este país desde hace siglos, ya que ni el aumento de las tasas, ni la supresión de grados (antiguas licenciaturas) en algunas universidades, ni la penalización económica a los repetidores, conseguirán mejorar una Universidad pública que es la principal responsable, por impersonal, inerte y obsoleta, de que muchos de sus alumnos se sientan defraudados en sus expectativas.

Con estas medidas, Wert y el gobierno al que pertenece han amputado lo que consideran un "miembro muerto" del Estado que gestionan, ya que saben perfectamente que la élite de este país seguirá saliendo de las universidades privadas ¿Para qué sufragar entonces a la universidad pública desde los Presupuestos Generales del Estado? Lo verdaderamente interesante para los neoliberales es una población que no oye, no ve, no habla, y sobre todo, no piensa.

----------

Fuente: Crónica de Aragón