De cómo fray Gallardete de las Cercas evangeliza en laico Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Antonio Pérez /UCR   
Jueves, 30 de Mayo de 2013 00:00

El afanoso escritor Javier Cercas ha publicado un excelente artículo en la hoja parroquial de su secta, la Iglesia Humanista Apostólica y Global PRISA (*) Excelente porque ha conseguido almacenar, ¡en una sola hoja!, todas las majaderías que la Iglesia y la Corona llevan siglos regurgitando. Ni el Selecciones del Reader's Digest lo hubiera hecho mejor. Lo cual, dicho sea de paso, es una demostración de la convergencia adaptativa que advertimos entre estas dos especies de antólogos de la banalidad.

 

Pero la convergencia no termina a ambos lados del Charco sino que también se reproduce dentro del solar patrio, esta vez entre individuos que pertenecen a las patotas políticas del bipartidismo español. ¿Dónde confluyen estas subespecies?: en lo que ambas entienden como forma superior de la Política -huelga añadir, en la Religión-. Pero, si güelfos y gibelinos por no decir patricios y plebeyos, presumen de discrepar en materia religiosa, ¿dónde encontramos tal similitud?: muy sencillo, en que ambos utilizan argumentos laicos para defender proposiciones religiosas.

Por ejemplo: en el tema del aborto, el ministro Gallardón utiliza argumentos humanitarios e incluso igualitarios –es decir, entes de razón-, para defender la discriminación y el feminicidio –o sea, la pura y sangrienta irracionalidad-. Por su parte, el polígrafo Cercas utiliza argumentos utilitaristas –es decir, laicos- para mentir sobre la República con el objeto de canonizar a la Monarquía –o sea, para consagrar una forma inferior de confesionalismo-.

Para el caso de Albereberto Gallardete, consignemos sólo dos detalles:

a) según el Excelentísimo y Reverendísimo Ministro de Justicia, la malformación del feto no es excusa para abortar porque los discapacitados deben y pueden ser integrados en la sociedad; casos extremos, los de aquellos inválidos profundos que, sin embargo, pregonan "no nos miren raro, ¡somos personas normales!" -igualito dicen el Príncipe y su Princesa-.

b) que exista peligro para la vida de la madre tampoco sirve de pretexto para abortar porque hoy las ciencias adelantan que es una barbaridá y la ley es igual para todos y bla bla bla.

No es momento para recordar los argumentos y las evidencias que destrozarían ambos disparates sino para subrayar que la otrora Gran Esperanza Blanca –hasta ayer mismo, Prisa adulaba a Gallardete como paradigma de una "derecha civilizada" que, según enseña la Historia, no llega ni a especie en extinción porque jamás ha existido en España-, utiliza una fraseología igualitaria para promover unas medidas religiosas que, como su mismo nombre indica, serían mejor 'argumentadas' con una verborrea religiosa.

Que en Gallardete se transparente la pezuña vaticana es tan obvio que también es lo de menos. Lo que realmente importa es que disfraza su esencia religiosa o irracionalidad criminal con el lenguaje opuesto de la razón cívica. Pues bien, Cercas –ya había escrito Carcas-, perpetra exactamente el mismo modo manipulativo pero aplicándolo a la disyuntiva República-Monarquía. Veamos cómo.

A todos los tontilistos se les aparece la Fé

Comienza Carcas o Cercas proclamando "No soy monárquico, no conozco a nadie con dos dedos de frente que lo sea, al menos en el sentido casi religioso en que tradicionalmente se era monárquico". Mi traducción: "Los modernos somos monárquicos ateos"; grosso modo, la tesis que propala a lo largo de su artículo.

Ínclito señor Cercas: gracias por comenzar resaltando el vínculo entre religión y monarquía y gracias también por recordarnos implícitamente que los reyes europeos presumieron durante siglos de que su Poder era un don divino, hereditario e intransferible... pero su lección es superflua porque ya la dimos el curso pasado. Ahora bien, eso del "sentido religioso" en el que se sustentaba la monarquía, ¿debo traducirlo como que, en el presente, ya no se sustenta en la religión? Pues en tal caso le respondería como harían los portugueses: "Vd. tiene razón pero tiene poca". Tiene razón en que la religión institucional ya no es el pretexto que ampara las tropelías monárquicas pero no tiene razón porque: a) la religión es bastante más que sus instituciones –digo yo que en eso estará Vd. de acuerdo-; b) porque, como iremos viendo, el monarquismo es una expresión de religiosidad –aserto con el que Vd. no comulga-.

Prosigamos: ese saduceo pretérito de que "tradicionalmente se era monárquico", ¿quiere decir que los monárquicos cambian con-de-en-por-sin-sobre-tras la modernidad? Así parece creerlo Cercas el Modelno y nos preocupa porque su dogma roza la herejía. Habida cuenta de que, según el artículo 56-3 de la Constitución, "la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad", es evidente que la Monarquía moderna conserva la esencia de la antigua. Es decir, que se mantiene incólume la tradición –del Poder irresponsable-. Por ende, la modernidad de la Monarquía es sólo cosmética: ahora no se lleva la corona por lo mismo que tampoco se lleva la cota de mallas, ahora tienen amigas y antes tenían favoritas y así hasta el infinito. ¿Pretende Cercas ir más allá de estos maquillajes? Pues que ni lo intente siquiera o se verá con la Inquisición, de ahí nuestra preocupación por su salud corporal –la mental ya es irrecuperable-.

Como les ocurre a tantos modelnos por obligación, a Cercas le mata el morbo de estar repicando y en la procesión, en la modernidad pero conservando la antigüedad, en el laicismo y en la religiosidad. De ahí que prefiera no percibir que la Monarquía sigue siendo un sucedáneo de la omnipotencia divina, de ahí que se entrene en la fabricación de irracionalismos escondiéndolos tras una máscara racional. Es obvio que se le ha aparecido la Fé de sus mayores y que, para defenderla, exhibe la furia del converso. Por ello y por su hermandad con Gallardón, desde ahora le llamaremos fray Gallardete de las Cercas.

Pero, ¿por qué venimos insistiendo en que el monarquismo es una manifestación de la religión? Señalar que un neo-monárquico (evidentemente, sobra lo de neo) padece ese estigma característico de la Religión que es la Fé podría ser suficiente para algunos pero conviene abundar en ello y así lo haré en los párrafos siguientes aunque no sin antes sugerir a los creyentes –con nuestro fray a la cabeza- que no sigan leyendo porque, de ahora en adelante, habrán de enfrentar su Fé a la Razón y, como todos sabemos, Fé y Razón son absolutamente incompatibles. Ni se moleste el Comendador de los Creyentes es buscar un puente entre ellas porque perderá su tiempo y, lo que es peor, aburrirá a las ovejas.

Los sentimientos

"Igual que no entiendo la adhesión sentimental a la monarquía, tampoco entiendo la adhesión sentimental a la república"

Así mismo nos lo espeta el fray en uno de sus arrebatos verbalmente racionalistas. Lástima que se equivoque de medio a medio porque los monárquicos lo son por interés inconfesable y no por sentimentalismo, un rasgo del que carecen por completo. ¿O es que fray G. de las Cercas quiere que nos olvidemos de la total ausencia de sentimientos que han demostrado a lo largo de los siglos? Por lo demás, al practicar esta carencia no hacen sino imitar a su Jefe quien dio cumplidas muestras de insensibilidad durante sus años a la vera del Caudillo, ello por no hablar del desprecio a su Real Padre y menos aún del trato que propinó a su difunto hermano.

Peor aún es que nos meta a los republicanos en el mismo saco que a los creyentes basándose en la suprema majadería de que padecemos una "adhesión sentimental a la República" -y menos mal que ha ocultado su resabio franquista porque, en tal caso, nos hubiera encasquetado que nuestra adhesión es inquebrantable-. Reverendo fray, a ver si me explico y consigo algo tan imposible como que Vd. distinga entre sentimiento y razón: nosotros sentimos el himno de Riego, la Internacional, la Varsoviana y cuantas músicas son signo de libertad pero las luchas populares que lograron la Constitución de la II República –esa que, como veremos más adelante, a Vd. le parece retrógrada-, la Revolución de 1936 y el laicismo, esas no las sentimos sino que las deducimos, pensamos y, resumiendo, las razonamos.

Por todo ello, añadir como hace el fray que "convertir los sentimientos en carburante de la política es una obscenidad que sólo puede provocar catástrofes", es buscar enemigos donde no los hay. Aunque podríamos preguntarle en dónde deja el sentimiento por la Patria y entonces volveríamos a temer por su salud. Pero no, no lo voy a preguntar porque todos sabemos que ese supuesto sentimiento es una pamema inventada para ocultar crímenes y neurosis sin cuento. No, los sentimientos no ocupan ningún lugar ni en el campo creyente ni en el republicano.

Dicho sea en el colmo de la benignidad puesto que la realidad es mucho más odiosa: lo que el fray quiere decirnos es que él es monárquico por motivos cívicos y no por sentimientos; en otras palabras, por Razón y no por Fé. Dicho brevemente: además de tener el Poder, quiere tener la razón. Como corresponde a los de su ralea, fray Gallardete de las Cercas se ha pasado varios pueblos.

La mentira como fundamento de la Fé

"Nuestro ordenamiento político es mucho más progresista y más moderno que el de la II República"

Decretos así nos hacen dudar de la alfabetización del fray: ¿acaso ha leído la Constitución de la II República?, ¿ha oído hablar de las conquistas sociales de aquella época?, ¿o es que cree que el franquismo fue un régimen esclavista por sentimientos franquistas y no porque los genocidas entendieron (razonaron) que era necesaria una brutalidad arcaizante para erradicar una libertad y una modernidad enraizadas profundamente en España? "A grandes males, grandes remedios", pensaron –no sintieron- los genocidas.

Enfin, de nada serviría que el fray leyera, viera u oyera qué fue la II República. Como en las estatuillas de los tres monos, cuando entra en juego la Fé los creyentes no atienden a razones, más aún si son neo-monárquicos.

En todo caso, si es gruesa mentira negar los avances políticos que conlleva el republicanismo, ya es de traca añadir que "esta monarquía es la heredera de la II República" (sic en mayúsculas). Ya. Y fray Carcas se cree agridulce y lo agudo es romo (oxí-moron) y la música es callada y, para que se lo regale a sus amigos de la OTAN, la paz es guerra. Éramos pocos observando como el PP se adueñaba del vocabulario izquierdista y parió la abuela dizque progre.

La confusión interesada entre sentimiento y razón y, sobre todo, erigir la mentira en fundamento de la Fé, son señas constitutivas de la religión. Ergo, fray G. de las Cercas es un religioso mendicante que oculta sus vergüenzas tras un hábito laico. Q.E.D.

Desperdicios

Son muchos más los dogmas que el fray vomita en tan corto artículo y, lo que es manifiestamente ridículo, encima cree que son originales, como si fuera el primero en evangelizar en la fe monárquica utilizando el laicismo, como si hubiera catecismos laicos o como si hubiera algún dogma original. Pero vamos a dejarlo aquí aunque no sin antes concluir apuntando algunas menudencias de menor fuste que nos desliza seudo sibilinamente el converso. Respetando el orden expositivo de fray Gallardete de las C., ellas son:

1) Plantear el dilema monarquía-república "es una forma de eludir los problemas reales de este país". Ya saben, lo del paro, lo del atraco al ahorro popular –en vulgar, saqueo del Tesoro Público y, en fino, la economía-, el exterminio de las clases no productivas –vulgo, la sanidad-, etc. Claro, todo ello no tiene nada que ver con la política y menos con el Jefe Político del país...

Es curioso que todos aquellos que orgasmean con la piramización absoluta del sistema político, lleven la irresponsabilidad del Rey hasta el extremo de negar que el Faraón no sólo está en la cúspide sino que ha sido su delirio el que ha obligado a construir esos altares a la imbecilidad que son las pirámides. Es curioso pero muy lógico; lo que ya no es tan lógico es creer que adulando al Faraón van a convertirse en sus sumos sacerdotes, como si la herencia familiar no contara en un régimen monárquico –que no tienes sangre azul, desengáñate fray-. Finalmente, si aquel dilema no es importante sino demagógico, entonces, ¿por qué se toma el fray la molestia de echar su cuarto a espadas?

2) "Los defensores de la III República le están dando la razón a la derecha más reaccionaria". Otra sandez que tal baila. Sí, fray G. de las C., algunos recordamos que los falangistas cantaban aquello de

"De Portugal ha venido / de Portugal ha llegado / el que dicen rey de España / señorito don Juan Carlos // A la estación de Delicias / salieron a recibirle / la aristocracia española / clero y guardias civiles // El maquinista era un conde / el fogonero, marqués / la mujer de la limpieza / dicen que era una duquesa".

Coplas de dudoso ingenio y borrosa desafección que cantaban... en la intimidad. Dejando aparte a esas purrelas de bocazas, ¿conoce el fray algún anti-monárquico que no sea republicano sino de derechas?

3) "Para ser progresista hay que ser conservador". Se refiere al fray a que hay que conservar el planeta, la democracia y etcétera. Quizá no valga la pena recordarle que han sido, son y serán los reyes y sus feligreses quienes tienen por lema "Después de mí, el diluvio". Y voto a bríos que lo llevan a rajatabla porque no tienen reparo alguno en sembrar el planeta de nucleares, armas, transgénicos y matanzas, importándoles un bledo incluso la Tierra que dejan a sus propios hijos.

Quizá merezca menos la pena recordarle que la democracia no se conserva sino que se construye día a día y no quiero señalar a nadie porque todos sabemos quiénes son los que la sabotean, con su Querido Ursicida a la cabeza.

Propina

Hace pocos años, fray Gallardete de las Cercas prestó otro gran servicio a la Corona al interpretar en su mamotrético panfleto Anatomía de un instante el auto-golpe de Estado del 23F (23.febrero.1981) Me explico: tras pactarse la dilución del Golpe, la primera línea de defensa del Rey consistió en negar rotundamente que el Rey hubiera tenido algo que ver con los golpistas, vulgo negar la mayor. Pero, al ser obvio que los principales golpistas, Armada y Miláns del Bosch, eran precisamente los generales más monárquicos, aquella primera línea hizo aguas por todas las trincheras. Cuando las fuerzas del sentido común las sobrepasaron, el pancismo ilustrado se retiró a una segunda línea de fortificaciones que los consejeros áulicos concretaron en un sofisma todavía en boga: el Rey autorizó o ideó un golpe blando para neutralizar un golpe mucho más duro. Vulgo la teoría del mal menor -tan cara a la Iglesia- y, justamente la tesis que, entre líneas, defendía fray Cercas en el citado mamotreto contribuyendo así a consolidarla entre los "monárquicos utilitaristas".

Si el Rey fuera tan 'utilitarista' como sus feligreses, fray G. de las C., por los grandes servicios prestados a la Corona debería ser nombrado conde de las Cercas –en fino, Earl Enclosures-, marqués del 23F o, cuando menos, barón Rampante Deprisa.

(*) "La III República", pág. 6, El País Semanal, 26.mayo.2013. Malhadadamente, en la historia de El País, este panfleto monárquico sustituye por primera vez a los insustituibles divertimentos –dicho sea en el mejor sentido de la palabra- republicanos de la defenestrada Maruja Torres.