Joaquin Sabina... y algo más |
Nuestra Memoria - Las fosas de la Memoria |
Escrito por Juan Sanchordi / El periodic |
Sábado, 19 de Noviembre de 2011 00:00 |
Se oye una musiquilla de guitarra española connotas punteadas, acompañada por otra guitarra a ritmo de pasodoble rápido y se escucha la siempre bella y española melodía "Suspiros de España". A continuación una voz dice cantando sin ritmo, y con un trémolo de acordes de guitarra Vivió más de mil años
Seguro que está en el Cielo Mientras, se cuela el sonido de unos cubitos de hielo que le están echando a un vaso de cristal y el líquido consiguiente y unas pequeñas risas de los asistentes al concierto.Una guitarra a ritmo de tango acompaña a una voz, grave y algo quemada, que es la de Joaquín Sabina cantando: A su entierro de paisano acudió Napoleón Celia Gámez, Manolete y San Isidro Labrador Y el marqués que ustedes saben iba muy elegantón Mil quinientas doce monjas pidiendo con devoción San José María Pemán unos versos recitó Ese día en el Infierno hubo gran agitación Combatientes de Brunete, braceros de Castellón Como ya habrá adivinado, la señora y el señor Es evidente, que si no fuera tan dramático, es para reírse aunque sólo sea por el ingenio que Joaquín Sabina demuestra en esta canción. Pero su contenido va para mí más lejos. Aquí se retrata de una manera gráfica y algo cómica la España que acudió a aquel entierro aparte de los interesados porque habían florecido al amparo de aquella represiva, brutal y atroz dictadura que ganaron con la rebelión ante el Gobierno de la República del Estado Español, legal y democráticamente constituida y que tuvo una duración inexplicable en principio, pero que en posteriores artículos iré explicando la información de expertos en la materia e historiadores, que he podido recoger sobre el tema. Se marcan 35 responsables militares de los crímenes cometidos entre 1936 y 1952, todos ellos fallecidos, pero lo que me llama la atención es que, si la Ley de Memoria Histórica trata de investigar, entre otras cosas, los crímenes franquistas, se detenga en esa fecha y no continúe en el tiempo la posible depuración de responsabilidades hasta 1975. De hecho, siguen vivos unos 15 de los ministros que acompañaron a Franco en sus cuatro largas décadas de dictadura. Y es evidente que, durante su mandato, todos ellos fueron corresponsables, junto con Franco, de la represión de todo tipo de libertades; de los fusilamientos, a los que dieron su visto bueno en el Consejo de Ministros, de las torturas y asesinatos cometidos por su Policía y de la apropiación de todo tipo de propiedades privadas y prebendas para beneficio propio.. En los últimos 23 años de la dictadura militar franquista, (1952-1975) impuesta tras la victoria de los golpistas sobre los defensores de la legalidad democrática, hubo 150 víctimas mortales de la represión política, correspondientes a este periodo 1952-1975. Se han censado 150 personas asesinadas por la policía franquista en diferentes situaciones (manifestaciones, controles de carretera, interrogatorios, emboscadas...) o condenadas a muerte y ejecutadas. Algunos eran militantes de organizaciones antifranquistas, otros ciudadanos que reivindicaban libertades civiles, otros trabajadores que protestaban para conseguir mejoras laborales, otros simplemente civiles que fueron víctimas del gatillo fácil de las fuerzas del orden público en carreteras, pueblos o calles. También se han incluido entre estas 150 muertes, víctimas que oficialmente no se atribuyen a los aparatos del Estado, sino que son asesinadas por grupos paramilitares de ultraderecha enmarcados en la actuación de elementos vinculados a las estructuras policiales o mercenarios contratados por estos para desarrollar acciones contra activistas políticos. "¿Quién era quién en los mandos; quién era quien dirigía y manipulaba; quién era quien mandaba matar y mataban; quién era quien mandaba cargar y cargaban; ¿Quién aterrorizaba a la población? Todo esto no puede dejar de investigarse. No puede quedar sin el reconocimiento debido hacia los que lo padecieron y tampoco puede no saberse nunca toda la verdad. Donde están las víctimas enterradas y que puedan descansar en paz donde sus familiares quieran. Y sólo entonces, cuando todo haya quedado reparado, podremos hablar de cerrar ese incruento y negro episodio que dividió más profundamente que nunca a las dos Españas. A ricos y pobres, a terratenientes dueños de todo e impunes siempre en sus acciones y a muertos de hambre y víctimas de los primeros. Pero algunos me dirán que el bando Republicano también asesinó, he hizo actos de vandalismo como quemar iglesias, entre otros. La jerarquía católica, por medio del nuncio Tedeschini, intentó reconducir las relaciones con el Gobierno, Pero el odio acumulado durante tantas décadas de despotismo de las clases pudientes con los trabajadores, tremendamente empobrecidos, no lo hicieron posible. Las escenas de violencia contra la Iglesia Católica, sus ministros, sus símbolos y sus fieles son una muestra de hasta dónde pueden llegar en su odio unos incontrolables, ciegos por ese odio, las penurias y los desmanes que con total impunidad habían sido objeto por los terratenientes y militares, desde siempre. El cardenal Francisco Vidal i Barraquer, arzobispo de Tarragona, quien trató de mantener una posición imparcial durante la guerra, fue obligado por el Gobierno de Franco a permanecer en el exilio hasta su muerte en 1943. Roma no paga traidores. El 20 de mayo de 1939, en la Iglesia de Santa Bárbara (Madrid), el general Franco entregó la espada de su victoria al cardenal Gomá. El Ejército, el Movimiento Nacional y la Iglesia celebraron juntos aquel triunfo. En el mensaje "Con inmenso gozo", difundido por Radio Vaticano el 16 de abril de 1939, el recientemente elegido Papa Pío XII saludaba el resultado de la guerra. La represión franquista en la retaguardia durante los primeros días, sumó unas 50.000 personas republicanas que quedaron atrapadas en el bando contrario. Fueron ejecutadas mediante los llamados paseos. Estos eran realizados por grupos armados que iban a buscar a la gente a sus casas o las cárceles donde se hallaban presos y bajo el eufemismo de vamos a dar un paseo los llevaban a cualquier carretera o a las tapias del cementerio y los ejecutaban. El número de muertos en la Guerra Civil española sólo puede ser estimado de manera aproximada. Las fuerzas franquistas pusieron la cifra de 500.000, incluyendo no sólo a los muertos en combate, sino también a las víctimas de bombardeos, ejecuciones y asesinatos. Estimaciones recientes de diversos historiadores dan asimismo la cifra de 500.000. Con la Ley de la Memoria Histórica, parecía que por fin iba a poderse investigar todo.. El Juez Garzón, que lo hubiese hecho, y sigo creyendo que a pesar del PP y muchos más seguirá haciéndolo un día, lo han apartado de la Audiencia Nacional. Pero no se conseguirá que este proceso se pare. Porque es necesaria la paz y el reencuentro y este no seránunca posible sin esa investigación. La cuestión al final es sencilla. Para los asesinados por la república ha habido reparación y honores, traslados de los cadáveres y sepultura digna por los familiares. Me parece justísimo y necesario.Para los asesinados por el Régimen Franquista que fueron muchísimas veces más, sólo olvido y la inmensa tristeza en la mayoría de los casos de no enterrar a sus muertos y a veces ni saber siquiera por donde los dejaron muertos. Así de cruel, así de injusto y, desde luego un tema que no puede ni mucho menos darse por zanjado sin más. Hay que investigarlo todo y todavía vive mucha gente que ha de pagar por lo que hicieron. Sin justicia no puede haber descanso, olvido y paz, para todos. ---------------- Fuente: elperiodic. com |