El tropezón Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Raúl del Pozo   
Martes, 27 de Marzo de 2012 04:56

Raúl del Pozo La izquierda, frente a todos los augurios, no ha sido devastada, se hace fuerte en dos territorios legendarios para las luchas obreras. No es que Mariano Rajoy sea un autócrata, pero la gente ha detenido su resistible ascensión, (con España a punto de ser intervenida, a Herodes le hubieran puesto un Pilatos los de Bruselas). El PP logró una victoria inútil en Andalucía porque no consiguió quitarle el poder a sus adversarios; y en la Asturias dinamitera ganó la izquierda aunque no pueda gobernar.

 

Me explican dirigentes de IU a las diez menos cuarto de la noche que ninguna encuesta había detectado el efecto demoledor de la reforma laboral que le ha creado al PP gran rechazo en los barrios humildes. Un dirigente del PSOE, desde lo que parecía el Álamo socialista, decía minutos después de cerrarse las urnas: «El PP no tiene mayoría absoluta de ninguna manera». Fueron minutos de desconcierto porque el único dato de las encuestas era de Canal Sur y no le daba al PP los 55 diputados que necesitaba para gobernar. El tambor de la ruleta giraba al azar y los dos partidos contenían el resuello. Los del PP decían: «Nos están rompiendo los nervios, con el recuento lento». La noticia rotunda: no arrolló Arenas, el PSOE no fue barrido en su feudo o dominio. No han logrado ni ganar al PSOE ni desarticular la Huelga General.

No había ganas de votar en la primavera de los almendros en flor; algunos interventores de San Fernando en Cádiz fueron despertados por la Policía para que se acercaran a las mesas electorales. Parecía haber abulia ante el poder absoluto, poder total, para la derecha en Andalucía y en toda España. La Moncloa de Mariano Rajoy parecía ya, horas antes de las elecciones, la corte del faraón. Pero bajo el arco del cielo los andaluces hablaron en libertad y no dieron al PP los 59 escaños que había anunciado hasta el New York Times. Los artesanos del sol con hipotecas, que dice el poeta, los pobres y los ricos, los parados y los subsidiados, negaron un apoyo unánime a la lista de Javier Arenas que ha aprendido a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse. Después de 30 años de hegemonía de la tortilla, las gaviotas hacían ballets en el cielo anunciando victoria, pero Andalucía, la fábula irresistible, con sus aljimeces cerrados por celosías, sus balcones volados, se burló del destino. Hubo, me cuentan, durante todo el día mucho silencio, un sigilo sureño, poca información, pocos votantes.

Como en la vieja Grecia, las Carretas de Tespis, los partidos y sus caravanas han ido de pueblo en pueblo llevando ditirambos y promesas. Las casi plegarias de la izquierda amenazando con la marea conservadora, el frenemos a la derecha, levantaos contra el bipartidismo, la reforma laboral quitan derechos a los trabajadores, ha despertado a los andaluces.

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Fuente: El Mundo