La reinvención de la izquierda Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Luis Arias Argüelles-Meres en La Nueva España   
Miércoles, 30 de Noviembre de 2011 04:08

Rogos

"Los políticos se constituirán en casta, dividiéndose, hipócritas, en dos bandos igualmente dinásticos e igualmente estériles, sin otro móvil que tejer y destejer la jerga de sus provechos particulares en el telar burocrático". (Galdós, en 1912).

Qué país, éste en el que el conservadurismo más rancio se define como centro-derecha! ¡Qué país, éste en el que el PSOE, que lleva décadas haciendo, al menos en lo económico, políticas de derechas, se reclama de izquierdas! ¡Qué país éste, en el que el partido político que en su día fundara Pablo Iglesias es más un problema que una solución para aquellos colectivos a los que teóricamente defiende!  

 

Hablamos de un partido que se concibió para la defensa de los derechos de los trabajadores, cuyas políticas de los últimos cuatro años redundaron en que las cifras del paro aumentasen sin cesar. Hablamos de un partido que fue creado para la emancipación de los más desfavorecidos y, sin embargo, no sólo fueron capaces de convertirse en su momento en adalides del enriquecimiento rápido, sino que, para mayor baldón, impusieron un sistema educativo en el que el esfuerzo está proscrito, la demagogia tiene garantías y el aprendizaje no es lo primordial, dicho todo ello sin olvidar sus capitulaciones contra la enseñanza pública. ¿Qué queda del aquel PSOE que en su momento convirtió las casas del Pueblo y las sedes sindicales en aulas y bibliotecas?

El PSOE está atravesando el peor momento de su historia. Tiempo hace que dejó de ser una fuerza emergente, un instrumento para que el país avanzase en todos los sentidos. Pero es que, a día de hoy, ni siquiera puede ser definido como un partido socialdemócrata. Defender el Estado del bienestar es un imperativo ineludible. Pero, en primer término, hay que hacerlo con políticas y no con palabras. Y, en segundo lugar, de un partido de izquierdas se espera algo más que la defensa, por lo demás irrenunciable, de los derechos adquiridos.

¿Se puede aceptar que la mal llamada clase política tenga privilegios de casta privilegiada frente a la sociedad a la que se está esquilmando? Para muestra, infórmese el lector de los dineros que cobran los ex parlamentarios que acaban de ingresar en el paro. Para muestra, infórmese el lector de las cantidades que suponen a las arcas públicas los sindicalistas «liberados» que no renuncian a sus privilegios, al tiempo que ven que el paro se desboca.

Entre la continua decepción que supuso el felipismo, que en la práctica derivó en una suerte de lerrouxismo casposo, y la inconsistencia de Zapatero, lo primero que debe hacer este partido es dejar paso a la renovación y, con ella, salir a la búsqueda de un discurso que sea capaz de convencer de que, en efecto, otra izquierda distinta de la que hemos venido teniendo, además de necesaria, es posible. ¿Alguien se atreverá en el seno del PSOE a pedir primarias y a abrir la puerta a la sociedad como acaba de hacer el Partido Socialista francés? ¿Alguien tendrá a bien decir alto y claro que este partido no sólo pertenece a sus militantes, sino también a la sociedad española en su conjunto, a la que hay que convocar para que abandone el desapego del que hablan las encuestas?

¿No es un fracaso de la izquierda en su conjunto que el movimiento del 15-M se forjara no sólo al margen de partidos y sindicatos, sino también en no pequeña parte contra ellos? ¿No es un fracaso de la izquierda que la sociedad vaya por delante de ellos a la hora poner en escena su malestar ante lo que sucede?

Ante el presente estado de cosas, la izquierda, fundamentalmente el PSOE, necesita reinventarse y preguntarse antes de nada si no hay otra izquierda posible, y, si no ven esto claro, lo mejor que pueden hacer es fundar un club dedicado a las conspiraciones virtuales de salón. ¿No se dan cuenta de que, a día de hoy, están desempeñando el mismo papel que en su momento representaban las llamadas fuerzas vivas ante un mundo que clamaba por cambios?

En el presente año se cumple el centenario de una novela de Baroja que tiene por título «El árbol de la ciencia» y constituyó un demoledor retrato de la España de aquel tiempo. En 2012 tendrá lugar el centenario del último Episodio Nacional que escribió Galdós, «Cánovas». En esa novela, don Benito soflamaba contra el presente que padecía y contra un futuro que vislumbraba aún peor. Pero seguro que en ningún momento se imaginó el gran novelista decimonónico la pesadilla que para él supondría que el partido fundado por Pablo Iglesias derivase cien años después en comportamientos similares a los que entonces ponían en práctica los llamados partidos turnantes de aquella Restauración canovista a la que tanto combatió.

------

Fuente: La Nueva España

Viñeta:  Skup.com