El robo de bebés se gestó en cárceles franquistas Imprimir
Nuestra Memoria - franquismo y represión
Escrito por Efe / Ana Gaiteiro   
Viernes, 10 de Agosto de 2012 05:16
niños en la residencias religiosasLa práctica de los bebés robados del franquismo se gestó en las cárceles de mujeres donde se crea el "hábito" de arrancar a los niños de sus madres, según el historiador y profesor de la Universidad de León Javier Rodríguez.
A juicio del profesor leonés, la mujer sufrió una doble represión durante este periodo, la ejercida sobre cualquier persona a la que se le atribuyeran ideas contrarias al régimen, pero también una represión "de género" que se aplicaba en el componente ideológico colocando a las mujeres en un plano de desigualdad y subordinación al hombre.

Fue una generación de mujeres que vieron como perdían los derechos adquiridos durante la II República y pasaban a ser reprimidas por "rojas" y por mujeres con finales como la prisión o incluso la muerte, ha explicado.

Rodríguez, que ha indagado en la vida de las mujeres en las cárceles franquistas donde, ha señalado, que muchas fueron separadas de sus hijos durante la década de los cuarenta y los primeros años de los cincuenta.

"A partir de mediados de los años cincuenta, los casos de estos niños perdidos se siguen produciendo con mentiras y falsificaciones" a través de lo que Rodríguez considera un "hábito" derivado de la práctica de los centros penitenciarios que se amparaba en las facilidades que otorgaba la estructura de la dictadura.

Sí ha considerado más sorprendente que en los primeros años de las Transición se continuase registrando casos de bebés robados y ha aprovechado para reclamar "un poco de justicia" en el esclarecimiento de estos casos a través de la facilitación de documentación.

No obstante, no sólo la práctica de los bebés robados trascendió, desde su punto de vista, más allá de la dictadura, pues también encuentra un vínculo entre la represión de género ejercida sobre la mujer y la violencia machista de las primeras décadas de la democracia.

A día de hoy, ha añadido, hay instrumentos, "pero cuando a una persona se la educa durante cuarenta años en unos comportamientos, estos no se pueden borrar de un plumazo".

«Las mujeres sufrieron la cárcel física y la ideológica durante el franquismo»

Las mujeres fueron el blanco de una «represión específica por parte de la dictadura franquista: sufrieron la cárcel física, fueron paseadas, como Teresa Monge en León, hubo muchas maestras depuradas... y además hubo una represión de género», afirma el historiador Javier Rodríguez, quien hoy imparte una conferencia como actividad complementaria de la exposición Presas de Franco organizada por la Fundación de Investigaciones Marxistas y el PCE de León en el Museo de León.

«El niño mirará al mundo, la niña mirará al hogar». Esta frase, que se publicó en la revista Consigna en la posguerra, tuvo un hondo calado en la política franquista: «El régimen dictactorial empezó a dejar a las mujeres en segundo plano y al servicio del marido y se impuso una moralización de las costumbres en unión con la iglesia católica», como prueban las directrices dictadas por los obispados de León y Astorga a partir de 1937, que prohibían a las mujeres fumar, andar sin medias a partir de los doce años, los escotes y los brazos al aire.

Mujeres caídas

«El modelo de la roja emancipada se oponía a la mujer cristiana cuya única misión en las tareas de la patria empezaba y terminaba en el hogar», apunta la exposición por la que hoy realizará un recorrido explicativo Eloina Terrón directora de documentales sobre memoria histórica como «Mujeres en la II República, constructoras de derechos y utopías».

Una veintena de cárceles recluyeron específicamente a las mujeres y en 1938 se transformó un antiguo balneario en la prisión central de mujeres de Saturrarán (Guipúzcoa), por la que pasaron miles de ‘rojas’ represaliadas. Muchas de las cárceles fueron gestionadas por órdenes religiosas femeninas. Se crearon también cárceles de «mujeres caídas» para recluir a prostitutas.

Además se creó la prisión maternal de San Isidro, en la que María Topete impuso una «rígida separación entre presas e hijos mayores de un año para evitar que los hijos de las rojas se contagiaran de la ideología de sus madres», apunta la exposición compuesta de fotografías, documentos y testimonios directos de ex presas.

«Los niños acababan en centros del Auxilio Social y muchos fueron adoptados irregularmente», apunta el historiador leonés quien señala al psiquiatra Vallejo Nájera como el impulsor de esta política segregacionista para extirpar el gen marxista.

El Museo de León que ha convertido sus espacios dedicados a exposiciones temporales en una ventana abierta a la experiencia penitenciaria de las mujeres durante las primeras décadas de la dictadura y a la recuperación de la memoria del maestro freinetiano Antonio Benaiges, un proyecto de Sergi Bernal a partir de la excavación de la fosa burgalesa donde fue paseado.

Lugar: Museo de León. Plaza de Sto. Domingo.
Hora: 20.00
Entrada: Libre y gratuita.

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