Romper la soga PDF Imprimir E-mail
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Escrito por Enriqueta de la Cruz   
Martes, 19 de Enero de 2021 08:44

Para todo hay un momento preciso y precioso que no se puede desperdiciar sin incurrir en responsabilidad. Y el momento hoy es cortar la cuerda con el Régimen del 78 y dejarse de enredarnos en más maniobras de distracción o excusas para no hacerlo. Pero también se trata de cortar la cuerda de nuestros complejos o incursiones en pactos pasados que ya nada tienen que oprimirnos más ni condicionar el futuro de nuestros descendientes y el nuestro propio.
Entre la generación hacedora de la Transición, por ejemplo, es anatema y verdadero trauma cualquier crítica a este periodo. Esto hay que superarlo, como también el modelo de impunidad de aquí se pasa todo y el de con un crimen se tapa otro; el basurero es ya monumental. Dejemos a las ratas, ahogarse en él. Probablemente nuestro destino esté más determinado de lo que creamos por la geopolítica, pero dejemos ahogarse a las ratas…
No hay que mirar atrás, lamentarse por lo que no se pudo hacer, sino entender lo que hay que hacer y ponerse a ello. Las personas, la voluntad común, la suma de nuestras voluntades, la nación o nación de naciones, lo que queramos construir, es lo que cuenta. Estamos llamados, una vez más, a reemplazar por soberanía popular, la única que existe legítimamente, la soberbia abusiva y excesiva de la Monarquía. Que no representa absolutamente a ninguno que no sea su corte de aduladores y peligrosos señores de la muerte y la explotación más genuina.


No se entiende que este obstáculo se salte sin más, como si fuera poca cosa, o no se lo viera, ni en nombre de no es mi problema porque yo trasciendo la república, porque lo mío es la revolución mundial, ni de nada. Porque, sencillamente es el primer tapón para que respiremos, es el escollo para cualquier transformación incluso mínima o futuro, incluso para que exista un futuro sin que nos volatilicemos. Y hablo en serio.
Los reformistas-oportunistas no se pueden creer que lo suyo va en serio a estas alturas y que no se les descubren las intenciones. La política prudente, la política llamada de centro, tan cacareada como caladero de votos, como deseo verdadero de los españoles, desde los Gonzalez-Guerra boys, no ha sido sino una trampa, porque siempre han servido a los de muy arriba, que para eso les arrimaron al brasero. Y cuando hay guerra, como la hay (que no otra cosa es lo que tenemos encima), más van esos privilegiados a imponerse al precio que sea: dureza, violencia; lo que sea… Y más necesario es reaccionar a tiempo.
La Monarquía es inestabilidad hoy, confrontación, y peligro. Solo las personas somos garantía de regeneración, concordia, paz, democracia y lo que queramos. La Monarquía es la soga que va apretando de nuevo nuestros cuellos sin miramientos. Ella es el Régimen, tanto monta…
La democracia no es jerarquía, no es pirámide donde cuatro deciden la vida de millones a su conveniencia. No es cuestión de cunas ni camas. Debemos comenzar a respetarnos para no seguir sosteniendo contrarios y disparates; para que los otros que nos abusan, nos respeten también.
Los republicanos debemos ser capaces de trascender la Monarquía, que como todas, se basa en la opresión y es ilegítima, y más, esta, la emanada de un golpe de Estado, impuesta en segunda restauración borbónica tras 40 años de dictadura criminal y que trata inútilmente de renovarse “matando al padre” e inaugurando una tercera, tras ese corte que podría o no podría, ser seguido por un remedo o un real nuevo golpe de Estado, de cuyos peligros advertía hace unos días el profesor Vicenç Navarro. Pero no se trata de debatirnos entre el miedo y la nada, sino de, con la prudencia prudente (no la paralizante) encauzar de una vez por todas la acción por el cauce debido, sin más dilación.


Alejarse de la ciénaga:
Habría que comenzar por el compromiso firme con nosotros mismos y el compromiso de unión solo y exclusivamente con los compañeros y compañeras que en cada una de las formaciones políticas, puestos de responsabilidad, sindicalismo, organizaciones de cualquier tipo están dispuestos a no aguantar ni participar en más milongas: pactos con fascistas o filo fascistas para impedir investigaciones de robo, latrocinio y corrupción general de La Corona, huelgas de pega, movilizaciones en forma de auténticos pases de torero o capea al más débil, voluntarismos ciertos o falsos expresados con la habilidad de los que ponen por encima su puesto burocrático y no la representación y defensa de los intereses generales, engañabobos de luchas futuras para las que nos preparamos ahora, o presentes de buenas causas, o las de a cientos de kilómetros que evitan barrer la casa (como si una cuestión y la más urgente, fueran incompatibles). Apartarnos, en definitiva, de la gran ciénaga.
El juego hay que desvelarlo con valentía y, en primer lugar, desvelárnoslo. Decían los clásicos que se puede engañar muchas veces a unos cuantos y a muchos, alguna vez, pero no se puede engañar siempre y a todos.


Cambiar las cosas, para cambiarlas:
Tenemos algún hándicap. En primer lugar, no hay en el Parlamento ni en ningún órgano de importancia, donde se decide de veras, ni en la Judicatura, ni en los medios de Comunicación que mandan en el discurso, ni en el Parlamento, ni en Moncloa, ni en el Cuerpo Diplomático, ningún verdadero miembro nacido y criado en el seno de la clase obrera (salvo algún hilo suelto que nace cada siglo, adoptado a conveniencia por los que controlan las rutas de acceso, principalmente, la iglesia, y elevado a los altares muy de la manita para mayor gloria del statu quo). Y ya es sospechoso que los hijos nacidos y criados en la clase obrera de verdad, seamos todos idiotas. No lo somos, ya se lo digo…
Los cinco minutos, como digo yo, que abrieron la Universidad a las personas menos pudientes, que pudimos acceder a becas, etc. y que con grandísimo sufrimiento de los padres pudimos acceder a conocimientos superiores, se cerraron enseguida y la universidad pública ha sido, además, fagocitada y trasferida a los Zendal de la Educación, que si bien tienen una gran dotación de medios materiales, lo que más tienen es una gran dotación de puestos seguros de trabajo para los exalumnos hijos de papá conseguidor de los dotadores. Es ahí donde se inicia el camino de las puertas giratorias. Círculos cerrados, enredos de intereses que van desde la escuela privada o la concertada pagada con bolsillo público (en ambas reina la absoluta opacidad de criterios de calidad, sesgo de valores, etc.), hasta la empresa, la política y los puestos más elevée.
Puede que Pablo Iglesias descubra ahora que los ricos son más malos que lo que había pensado y más egoístas y dispuestos a todo de lo que había creído y está bien que lo comparta, pero un vice no está ahí pa chascarrillos y, desde luego, si no comprende esto es porque nunca ha debido ser de la clase baja que dice representar, aunque viviera en Vallecas. Hay que empezar a decir la verdad.
Ninguna casa de clase baja (en su mayoría de rojos o con algún rojo, mira por dónde) ha podido permitirse en la generación de los padres, que éstos fueran siquiera abogados, que tuvieran un trabajo en un Ministerio o en cualquier sitio y menos, los abuelos, como no fueran los limpiadores, los cocineros, los camareros de los que dieron el golpe. O plegados, o favorecidos, por algún motivo, por estos de “La Victoria”, directamente.
Así fue hasta el reparto de la Transición y desde la transición, muy tasado eso del reparto, ¿eh? Que para los luchadores y expresos, etc. solo ha habido lo que han querido dejar. Y jamás la izquierda aun ya sin intención transformadora (es decir perdiendo su esencia y naturaleza) ha penetrado en las salas de máquinas verdaderas. Y hasta la función pública más elemental ha tenido y sigue teniendo bastantísimos cerrojos para según y quién. En El Testamento de la Liga Santa, lo expongo con detalle: la izquierda quedó anulada y desheredada por los golpistas y los hijos de los golpistas (naturales o “bastardos”). Los caminos están cerrados por todas partes, hoy como siempre, y hay que abrirlos. Pero esto otro está en Despertando a Lenin, claro, para el que quiera y sepa leerlo.
Habría que preguntarse por qué, una vez algunos miembros nuestros en la coalición progresista del gobierno, una vez comprobado desde la antesala de máquinas lo anterior, no se sinceran y nos cuentan qué siguen haciendo ahí, ya que reconocen a cámara y a micro abiertos, que sus propuestas fundamentales (la cobertura de nuestras necesidades imperiosas) no pueden prosperar. Lo correcto entonces, sería buscar las alternativas para que sí se pueda; salvo que el fin último sea el acaparamiento de sillones con una tasa clara o techo perfectamente conocido (el que precisamente impedirá siempre que se cambie este estado de cosas y, por tanto, se rompa con el Régimen que es el cerrojo, el puñal en la espalda, el pudridero y el imposible).
Sí, el gran secreto, a la vista de cualquiera, es que solo la complicidad, o complacencia o inacción (vienen a ser lo mismo, a confluir) con el mantenimiento de privilegios para la oligarquía golpista, el entramado militar golpista, el Rey y los poderes de una Iglesia (que ha naturalizado la barbaridad de que tengan un sitio en las decisiones políticas), solo esto, hace posible la estancia en los cómodos aposentos de La Corte. Pues la casta política (que se convierte en tal cuando no atiende a sus representados y al interés general y sí al interés de las camarillas de intereses citadas), solo es invitada al banquete para adornarlo, blanquearlo y garantizarlo. La película: La vida privada de Enrique VIII muestra perfectamente lo que es esto que digo y lo que es la Corte actual, la misma de siempre.
Los parlamentos nacionales, en un mundo global, de decisiones compartidas, de intereses internaciones entrelazados (garantía de no conflicto, estrategia tras las dos cruentísimas guerras mundiales), son ya poco más que un teatro donde no se decide apenas nada. Y costoso como la Monarquía que directamente es gótica, medieval. Pero aun así y todo, es que no representan los intereses de la mayoría y, desde luego, al pueblo más desposeído, a los jóvenes en precario, a los que se quedan sin luz quince días por las santas narices de las compañías privadas de la cosa…, a los jubilados a los que el gobierno socialista amenaza con bajar las pensiones, a las mujeres maltratadas y sin política real de contra violencia. NO, no estamos representados. Esto es el mundo de ese Bosco del film Selfie. A un lado, los pijos y sus comparsas que le bailan el agua por un plato digno en el sarao. Al otro lado, los del rollo buenismo, que se cuentan una mentira tras otra, junto a los esforzados de veras: los que se las apañan como pueden, como siempre. Y ojo, los del otro lado son la mayoría de la gente; somos.
Sería bueno, a la luz de lo anterior, que, así como no se nos ocurriría que un maltratador llevara una asociación de violencia de género, ni un país enemigo en guerra la gestión de nuestras vidas y haciendas, quienes no saben en sus carnes de estas cosas de la clase proletaria, de los de abajo, sean apartados y hagamos hueco a los verdaderos representantes… Y ojo, tal como en Los Estados Generales, habría que hacer Parlamentos con representantes de los distintas Órdenes en la misma proporción del número que son de almas. O si no, hablemos los pobres aparte, los proletarios, hablemos en la constitución de nuestra nueva Asamblea pues es obvio que no tenemos iguales intereses que los ricos, que los del Ibex, que el clero, que los fachas. Ellos están desproporcionadamente representados y se entienden la mar de bien.


Dar un sentido común:
Como en aquellos días anteriores a la Revolución Francesa, días del abate Sieyès, hoy podemos decir que el orden político que tenemos está siendo NADA para los intereses de la mayoría y que lo que la mayoría deseamos no es el caos, la apolítica o la guillotina para este orden, es, simplemente, que queremos que el orden político llegue a ser algo con sentido para crear nación o naciones coaligadas y palante...
Como entonces, el Tercer Estado, soporta los trabajos que sostienen la sociedad y a un montón de cretinos. Y es TODO, y sin ÉL, el Estado es nada. Somos todo y funcionamos nevando o sin nevar y, sin embargo, se nos dice como siempre, “no pasarás de ahí” y “no podrás hacer nada”. Y “estarás en precario toda tu vida” y “no tienes futuro…”.
Como entonces, la Iglesia deberían ser un cuerpo de profesionales de lo suyo y no mandar en lo de los demás con las perras de otros; ser “una profesión de servicio público”, como dijo Sieyès, pues verdaderamente son “algo extraño a la nación” o deberían serlo, y no el amo y el metomeentodo.


La gente se organiza, los políticos están ausentes:
La gente se está organizando, de hecho, lo notamos: sanitarios que han llegado al hospital luchando con la nieve y ante la inoperancia de los políticos; personas que cada día no esperan más habladores ni esloganistas en la tele para ponerse en marcha. Pero, sin embargo, seguimos pagando a los ausentes, como si no hubiera más gente posible que la que los partidos aúpan sin que sepamos con qué criterio salvo el que se ve: la pegada de imagen y la ductilidad. Hay ya carteles por la calle y no es para tomarlo a broma, pidiendo que personas sensatas comiencen a administrar este país.


Tareas:
Hoy, la Constitución, que fue un encaje de bolillos con más contradicciones que otra cosa y para solo cumplirla a favor de los privilegios y los represores, a favor del rey, que fue concebida en parte en cafeterías y en serio para no más de 25 años, según me confesó un alto magistrado del Constitucional, conservador, por supuesto, debe ser sustituida por una verdadera. No tenemos una constitución que proteja a la mayoría. Y si es cierto que sí, ¿quién impide que se cumplan los artículos sobre derechos básicos y fundamentales? y ¿por qué no los identificamos y sacamos de ahí?
Hoy, ya desaparecida ETA, la Audiencia Nacional, heredera del Tribunal de Orden Público, sin cometido salvo los delitos monetarios, que si son de enjundia no se persiguen y con jueces que son esto y parte, debería desaparecer por completo.
Hoy, que el que trabaja más de 12 horas y hasta salva vidas tiene que exiliarse o emigrar porque no le llega el sueldo ni para un cuchitril ni para comer ni mucho menos para tener familia, debería cobrar decentemente con la rebaja de sueldo de tanto político inepto, con la rebaja de la maquinaria burocrática que ha supuesto el café para todos de las autonomías y tantas y tantas cuestiones que han quedado en aquello de para que se calle el niño dale y dale más con tal de no arreglar la casa y proceder a entender que esto en adelante no podrá ser más que un auténtico federalismo en el que lo común, lo esencial, pueda ser definido sin más dislates de manera que no prevalezca, como estamos viendo, el capricho de Pepe o Juanito por ser pepero o su tío, sino lo que debe ser el principio de la igualdad de condiciones.
Hoy, que con la absoluta acción, omisión y/o permisibilidad culposa se están muriendo personas, encerrando a personas, liberando a personas, decidiendo sobre la vida y la muerte de personas, mientras -se desgañiten las voces más técnico-científicas o se las invisibilice- lo que parece contar es un sillón de más o de menos, un votito de más o de menos para conseguir ese sillón calentito. Hoy, debemos cortar…
Hoy deberíamos estar ya concernidos, trabajando, para auditar todos los gastos superfluos con la supresión de la Monarquía, la corte de parásitos y los demás.
Hoy, deberíamos estar haciendo una lista de prioridades por dónde comenzar: sanidad, enseñanza, mínimos de vida y, por tanto, de trabajo, salud, salud, salud.
Hoy, deberíamos estar ya haciendo otro cuaderno de tapas azules con las enseñanzas de la historia y de quienes nos precedieron en la lucha.

No se trata de grandes inventos pues todo está escrito y descubierto, como los marxistas, por ejemplo, saben. Se trata de querer ver y del hacer consecuente lo que el propio Lenin expuso con aquello de la teoría y la acción y la dialéctica perdida.

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Enriqueta de la Cruz,

escritora y periodista,

vocal de la Junta Directiva de UCR