Corresponsal desde Barcelona, tercera capital de la II República. PDF Imprimir E-mail
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Escrito por Joaquín Soler   
Martes, 22 de Diciembre de 2020 19:06

"Hay un precepto bajo el cual he vivido:
Prepárate para lo peor, espera lo mejor y acepta lo que venga”.
Hannah Arendt

La última crónica del año deseo que no sea como un informe al Comité Central del Partido. No voy a empezar con las secciones de local, nacional e internacional. Estamos en un momento de máxima preocupación global. No sabemos lo que esta sucediendo en el exterior. No controlamos ni entendemos que está cambiando. No sabemos hacia donde se dirige el mundo ni la sociedad. Estamos en la cuarta revolución industrial, hemos pasado de las maquinas de vapor con el metro como unidad de medida a la era digital con el algoritmo.

¿A que mundo nos dirigimos? A uno con un trabajo y un sueldo digno para todos, con el tiempo libre suficiente para dedicarse a la papiroflexia. Donde todos los países colaboran en una economía verde que proteja los ecosistemas y el planeta. O nos dirigimos hacia un trabajo y un sueldo precario e inestable, tiranizado por las plataformas globales donde no existen horarios ni salario justo. Donde las grandes potencias estén en una guerra fría permanente, con un planeta en continua degradación. No tengo una respuesta ni conozco pistas para inicia el viaje.

 

“! Perded toda esperanza los que entráis”.
Dante Alighieri, canto tercero “Infierno” del libro “La divina comedia” 1265-1321.

Caronte es el barquero del Hades que ayuda a cruzar la orilla del rio Aqueronte a los difuntos. Para hacer el viaje necesitas pagarlo dos óbolos, sin ellas no puedes descansar y estarás cien años vagando por las riveras de rio. Es lo que nos está sucediendo, estamos dentro de una pandemia que no queremos entender. Esta muriendo una generación de hombres y mujeres que no vivió la guerra civil, pero si padeció los años mas duros del nacional catolicismo. Que no fueron a la escuela, pero sus nietos estudian en la universidad. Que emigraron desde el sur en un tren expreso con una maleta de cartón, para que sus hijos vivan en un piso de propiedad. Que tuvieron desde niños que trabajar desde el alba hasta la puesta del sol. Que se organizó en los sindicatos, en las fabricas y en los talleres por un mundo mejor. Que consiguió que se implantara la democracia con un sistema de libertades, con defectos y carencias. Que cuando se jubilaron nos dejaron un país mejor que el habían heredado.

 

“Admiro a la gente que fue derrotada, habiendo
combatido sin esperanza alguna de vencer”.
Jorge Luis Borges.

Están muriendo por mala organización asistencial, por decisiones políticas equivocadas y por errores de planteamiento. Si aunque parezca increíble en este momento de la pandemia se siguen haciendo las cosas mal. Confundimos a los liberales que lucharon por la libertad y la justicia con el neoliberalismos económico que lucha por un estado débil. La gestión de la pandemia tenia que haber servido para formar a los ciudadanos en su responsabilidad. La educación en humanidades y en conciencia social es deficiente, la larga sombra del franquismo está aun vigente en los planes de estudio. Estamos formando individuos que no son capaces de reflexionar ni de pensar. La educación es una responsabilidad ineludible del Estado.

Es una generación de gente buena y de lucha generosa. Que no merecen morir solos, aislados y deprimidos, en la más absoluta soledad y abandono de una triste habitación. Pero nosotros parece que no lo hemos entendido. De verdad es tan importante salir desaforados a la calle a comprar y a divertirnos. ¿No podemos estar un año sin celebrar las fiestas del solsticio de invierno? ¿No lo podemos hacer ni siquiera por ellos? Creo que lo único que debemos hacer es evitar el contagio con una actitud responsable y siguiendo las indicaciones de las autoridades sanitarias.

Cuando todo esto termine, más pronto que tarde, volveremos a salir a las plazas y a las calles. Volveremos a reiremos y abrazaremos juntos. Intentaremos retomar nuestra vida, donde habrá muchos vacíos, nos han dejado compañeros, familiares y amigos. También muchas personas anónimas que se las ha llevado el olvido. Este olvido que nos llegara a todos el día de mañana. La ausencia es acusada porque han sido solo una cifra en la estadística del Ministerio. No les veremos ni les oiremos nunca más, su numero de teléfono no sonará, ni recibiremos un mensaje suyo, el vacío que nos dejan es enorme. Por los que están os suplico y os imploro que nos comportemos para que todos lleguemos al final del camino. Tenemos una gran responsabilidad frente a los mas débiles.

 

Y para terminar unos versos que un poeta hizo de ellos un canto de la esperanza:

“Defender la alegría como una trinchera,
defenderla del escándalo y la rutina,
de la miseria y los miserables,
de las ausencias transitorias,
y las definitivas.

Defender la alegría como un principio,
defenderla del pasmo y las pesadillas,
de los neutrales y de los neutrones,
de las dulces infamias,
y los graves diagnósticos”.
Mario Benedetti, del libro “Inventario” 1976-1982

 

Salud y República a todos.

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Joaquín Soler, arquitecto
Vocal de la Junta Directiva Federal de Unidad Cívica por la República UCR.