Una calle para Robespierre en la capital Imprimir
Nuestra Memoria - Cultura de la Memoria
Escrito por Alexis Corbière / Sin Permiso   
Viernes, 08 de Julio de 2011 11:31

Durante el reciente pleno del Ayuntamiento de París he presentado una petición para que se le dedique una calle a Maximilien Robespierre. Por desgracia, ha sido rechazada y Bertrand Delanoë [alcalde de París] hizo saber que se oponía a ello. Yo no acepto que la representación parisina minimice así el papel primordial desempeñado por este hombre durante la Revolución Francesa, acontecimiento fundador de nuestra República, considerando que su pensamiento y sus actos siguen conservando en lo esencial una gran modernidad.

Júzguese: es él quien por vez primera, a mediados de diciembre de 1790, emplea la divisa "Libertad, igualdad, fraternidad", convertida desde entonces en la de toda nuestra nación. El fue el primer defensor del sufragio universal y de la soberanía popular. Fue él quien intervino con energía en favor de la abolición de la esclavitud y el fin de la colonización.

 

Es él quien defendió asimismo la libertad de prensa y exigió incluso, desde 1791, en vano, la abolición de la pena de muerte. Es él, nuevamente el primero que exigió que se concediera la ciudadanía plena a judíos y comediantes.

 

Su concepción de la República era exigente, defendía el espacio político de la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano. Hombre político integral, legislador filósofo, el "Incorruptible" tuvo que enfrentarse a tiempos difíciles en los que nuestro país se vio desgarrado por las invasiones de ejércitos extranjeros, por numerosas traiciones, y trastornado por una terrible guerra civil.

 

No temáis, que no esquivaré la crítica. Robespierre fue uno de los actores de lo que se llama el Gran Terror. Pero, ¿de qué hablamos exactamente? De un período de dos meses, del 10 de junio al 27 de julio de 1794. Como a ustedes, esto no me produce ningún placer e, igual que ustedes, me opongo ferozmente a la pena de muerte. Pero esta violencia es poca comparada con la ejercida durante siglos por los reyes de Francia, que avalaron las peores masacres y torturas.

 

Ironías de la Historia

 

La época fue de una insólita brutalidad, que por otra parte no se interrumpió con la muerte de Robespierre. A este respecto, Termidor no supuso una salida del Terror sino su continuación con otros protagonistas, otros vencedores y otros vencidos, un cambio de proyecto político y no un cambio de medio político. Así fue durante las décadas que siguieron. Adolphe Thiers, al reprimir a la Comuna de París en 1871, hace ejecutar a 23.000 personas en una sola Semana Sangrienta. Pese a ello, existe una calle Thiers en el distrito 16º de París.

Robespierre no era en el seno del Comité de Salud Pública el personaje  "sediento de sangre" que un vulgar revisionismo ha retratado para la posteridad. ¿Hay que recordar que es absurdo el término "tirano" para describirlo, puesto que no era más que uno de los miembros de una instancia colegiada, el Comité de Salud Pública, elegida y reelegida todos los meses en el seno de la Convención? La negativa provendría, en fin, ha dicho el alcalde de París, de que Robespierre habría estado en el origen de la iniciativa de la "ley de sospechosos" de 1792, que restringía las libertades públicas. Eso no es exacto. Esa ley fue iniciativa de Jean-Jacques Régis de Cambacérès, miembro de la Convención, que sin embargo, ironías de la Historia, tiene derecho a una calle en París.

Entonces, ¿por qué oponerse a esta demanda, apoyada por numerosos historiadores? Durante la Liberación, las fuerzas parisinas, tras haber luchado contra el ocupante nazi, bautizaron una plaza con el nombre de Robespierre (la actual plaza del mercado de Saint-Honoré). Una mayoría conservadora revocará esta decisión en 1950. Prueba, por si hacía falta, de que la toponimia es siempre política.

Pese a mis desacuerdos, sabemos que desde 2001, gracias al impulso de  Bertrand Delanoë, Paris ha "cambiado de época". Es hora de que eso suceda en lo concerniente a la memoria de Robespierre. Lúcido pero obstinado, estoy convencido de que llegaremos a convencer. Llevará el tiempo que haga falta. Al fin y al cabo, ¿no dura este debate desde hace ya doscientos años? Salud y fraternidad, señor alcalde.

Alexis Corbière, concejal del distrito 12º de Paris, es secretario nacional del Parti de Gauche francés.