'Cuerda de presas', el universo carcelario de las mujeres republicanas represaliadas Imprimir
Nuestra Memoria - Cultura de la Memoria
Escrito por María F. Sánchez   
Jueves, 04 de Enero de 2018 00:00

Miles de mujeres fueron presas políticas tras la Guerra Civil. ‘Cuerda de presas’ refleja la represión, poco conocida, que sufrieron estas republicanas

Un disco, ‘Dones del 36’, fue la inspiración del guionista Jorge García para decidirse a plasmar el universo carcelario de las presas republicanas en un álbum de historietas o cómics. La grabación, con la que se topó por casualidad, era una recreación de un concierto clandestino en los lavabos en la cárcel de Ventas (Madrid), donde niños y mujeres fueron hacinados desde el comienzo del franquismo de maneras inimaginables. Había canciones compuestas por las presas y también otras del repertorio republicano. “Me imaginé como esa música, que hablaba de libertad, podía salir de los barrotes de la prisión. Pensé que ahí había una historia”, explica el autor de ‘Cuerda de Presas’.

Miles de mujeres fueron presas políticas de la posguerra y hasta bien entrada la dictadura. ‘Cuerda de presas’ refleja la represión, poco conocida, que sufrieron las mujeres republicanas al acabar la Guerra Civil. Este libro, publicado por primera vez en 2005 por la editorial Astiberri, ha sido rescatado hace unas semanas por la misma casa en formato de tapa dura. Está compuesto por 11 historietas de mujeres escritas por García, quien se asoció con el ilustrador Fidel Martínez para realizar el que sería su primer trabajo conocido a escala nacional. Ambos también cultivaron el género negro en Hacerse Nadie (Ariadna, 2007) y homenajearon al periodista Ryszard Kapuscinski en la serie ‘Enviado Especial’ (2007-2008).

El título ‘Cuerda de Presas’ se refiere a la práctica de atar a los presos en hilera para su traslado. Un hilo invisible que une las historias de aquellas que enfrentaron el horror, la vejación y la humillación de un régimen inclemente aliado con la Iglesia para ejercer un férreo control sobre las cautivas. Nos topamos con Luisa, la única mujer de la cárcel no es rapada y puede conservar su melena solo para el disfrute de los captores que la violan. Matilde y Nieves, dos mujeres lesbianas que sufren una represión todavía más brutal que el resto de sus compañeras. O Martina, quien da a luz a su hija en prisión y pronto es apartada de ella. También queda reflejada la crueldad contra los niños de las republicanas, quienes eran despreciados por ser “hijos de rojas”.

Las historias son ficción, pero no hay ninguna de las experiencias de ‘Cuerda de Presas’ que no reflejen la realidad de la vida en prisión de estas mujeres entre el año 1939 y los primeros años del franquismo hasta 1951. García, licenciado en Historia, realizó un profundo trabajo de investigación para rescatar sus vivencias. Se sirvió de la que fuera presa republicana y luchadora antifranquista Tomasa Cuevas, quien se dedicó a recoger los testimonios orales de las compañeras que sufrieron su misma suerte. También se sirvió de la obra de la periodista Carlota O’Neil que narró su experiencia en ‘Una mujer en la Guerra de España”. Pero el autor encontró el tono para su libro más allá de nuestras fronteras. La inspiración vino de ‘El furgón de los locos”, un libro del uruguayo Carlos Liscano que reflexiona sobre la tortura y su propia experiencia como preso político.

“Rastreé los problemas comunes que tenían y los expuse de una manera dramática”, explica García. Frente a los traslados, las comidas escasa y con bichos, las enfermedades, el hambre, los abusos, también están “sus pequeñas rebeliones”, que se convierten en “actos con un valor muy grande en un universo tan represivo”, explica el guionista. La idea siempre fue tratarlas “con mucho respeto a ellas y a la realidad de su vivencia” porque a su autor, que se define más alejado de las convenciones ideológicas de la época por su edad –42 años–, se encontró con una historia de injusticia, de falta de ética y de humanidad contra aquellas víctimas.

Dos viñetas de 'Cuerda de Presas'.
Dos viñetas de ‘Cuerda de Presas’. / Astiberri.

Con el reto de ilustrar unas vivencias tan duras, García acudió a Martínez, un ilustrador que conoció gracias a un certamen de cómic del Instituto Nacional de la Juventud y con él que a partir de entonces compartiría otros proyectos, además de una amistad. Ambos tenían intereses en común y el dibujante se mostró repentinamente interesado en un proyecto que trataba el tema de la Guerra Civil desde un punto de vista social. “Pensé, por un lado, en ayudar a concienciar sobre un aspecto de nuestro pasado menospreciado y, por otro lado, que es necesario de alguna manera mantener viva esa memoria histórica que nos recuerda lo sucedido para que no pueda repetirse en un futuro inmediato”, añade.

Los dibujos de ‘Cuerda de Presas’ son de corte expresionista, en blanco y negro, con influencia del cartelismo de los dos bandos de la Guerra Civil. El trazo es anguloso, el dibujo muy contrastado y cortante, para tratar unos sucesos trágicos y traumáticos. El estilo varía en cada una de las 11 historias para adaptarse a los relatos. “El nuestro no es un posicionamiento ideológico, sino que es ético o cívico”, desgrana.

Parte de una historieta de 'Cuerda de Presas'.
………………….Parte de una historieta de ‘Cuerda de Presas’. / Astiberri.

La necesidad de hacer memoria

El número de mujeres que comenzaron el calvario tras la Guerra Civil en las cárceles o lugares destinados para otros fines –conventos, iglesias y hasta cines– aun hoy es desconocido. Se sabe que fueron miles. En la cárcel de Ventas, con capacidad para 500 mujeres, por ejemplo, llegaron a ingresar 14.000, explica el mítico guionista de historietas Felipe Hernández Cava en el prólogo de este libro. “Y esa ‘profiláctica’ vejación (…) entra en el olvido: primero, por la censura franquista; después, por el pacto de silencio aceptado por la transición; más adelante por el miedo del Gobierno socialista a abrir los truenos de la memoria; y, finalmente, por los años de plomo del Partido Popular, en que el revisionismo empieza a campara a sus anchas (…)”, resalta.

Parece que 2017 era el año indicado para volver a sacar a la luz este cómic. Ha sido un año duro para las mujeres, pero también ha estado atravesado por la lucha feminista con dos grandes hitos: la marcha masiva en protesta por el ascenso a la presidencia de EEUU de un misógino como Donald Trump y un 8 de marzo, Día de la Mujer, con manifestaciones multitudinarias por todo el mundo. También ha sido un año de reivindicaciones en materia de reivindicación para las víctimas del franquismo y sus familiares. Madrid ha decidido sumarse a los ayuntamientos que se querellarán contra los crímenes franquistas, las asociaciones memorialistas han sido escuchadas en el Congreso de los Diputados y la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha llevado más de 200.000 firmas al Parlamento para que sea ilegalizada la Fundación Francisco Franco, entre otras luchas.

“Hay gente que quiere pasar página, pero creo que para pasar página hay que recordar ciertas cosas”, explica García. “Si lees atrocidades como as que yo he leído, difícilmente puedes quedarte al margen, sale la comprensión”, añade. Por otro lado, Martínez reseña que los sucesivos gobiernos no han tenido el mínimo en interés en recuperar la memoria”, al margen de un tímido intento de los socialistas durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. “Habría que volver a ajusticiar a todos los agentes implicados y eso es algo que no interesa al Estado”, sentencia.