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Nuestra Memoria - Semblanzas / Biografías

Angelita, entre dos sobrinas, en el entierro de su hermana.  M. A. M.Muere Angelita Cuesta, la última ´rosa roja´

Rafael Montaner  / Levante

Sobrevivió junto a su hermana Carmen, fallecida hace 90 días, a la cacería desatada contra las juventudes comunistas en Madrid en mayo de 1939

 

 La vida de Angelita Cuesta (Sama de Langreo, Asturias, 8 de junio de 1919) se apagó ayer en la UCI del Hospital La Fe de Valencia, donde estaba ingresada desde que el día de Nochebuena se cayó por las escaleras de su finca. Angelita y su hermana Carmen, que falleció hace dos meses y medio a los 87 años en Valencia, eran las dos últimas supervivientes de la cacería que desató la policía franquista en Madrid en mayo de 1939 contra los últimos rescoldos que quedaban de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) en la clandestinidad.

 

El desmantelamiento de las juventudes del PCE se saldó con la ejecución de 56 muchachos, 43 chicos y 13 chicas, ante el paredón del cementerio del Este el 5 de agosto de 1939. El fusilamiento de las jóvenes, siete de ellas menores de edad -que entonces era de 21 años-, ha pasado a la historia como el de las "Las 13 rosas", uno de los episodios más crueles de la dictadura.

Angelita residía en Valencia desde que en los años 40 del pasado siglo su familia fue desterrada a 300 kilómetros de Madrid "porque éramos rojos", contó a Levante-EMV el pasado mayo. Era la mayor de los cuatro hijos que tuvieron el madrileño Antonio Cuesta y la asturiana Lucinda Rodríguez. Su padre, que durante la Guerra Civil gestionaba el parque de automóviles del Gobierno de la República en Madrid, fue detenido tras la victoria de Franco y fusilado el 15 de noviembre.

Vocal de Acció pel Patrimoni

Sus 91 años no le impedían continuar en la lucha por sus ideas progresistas. Angelita, no solo era vocal de la junta directiva de Acció pel Patrimoni Valencià sino que de su puño y letra salió el pasado 30 de abril la primera carta desde la Comunitat Valenciana para la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, apenas dos días después que ésta prometiera ayudar a quienes buscan los restos des sus familiares fusilados en la Guerra Civil y la postguerra. En la misiva le pedía ayuda a Aguirre para saber dónde se llevaron los restos de su padre "con el fin de depositar allí, aunque sea el último acto de mi vida, un ramo de claveles rojos", como los que colocaba cada día junto a su retrato. Un último deseo que el Grupo por la Memoria Histórica y la Fundació Societat y Progrés de Valencia y la Fundación 13 Rosas de Madrid lucharán por que se cumpla a título póstumo.

Con motivo del estreno en televisión de la película "Las 13 rosas" de Emilio Martínez Lázaro el pasado 1 de mayo, Angelita revivió para este periódico cómo fue su detención: "A las tres de la mañana del 14 de mayo comenzaron a aporrear la puerta de nuestra casa en Madrid y a gritar. Eran policías que venía a detenernos. Nos obligaron a mi hermana y a mí a vestirnos ante ellos".

Pese a que no militaba en las JSU como su hermana, pues desde antes de la guerra trabajaba como enfermera del Hospital del Niño Jesús, sufrió ocho días de torturas e interrogatorios en la comisaría encerrada en un calabozo junto a Carmen y "Las 13 rosas", que en realidad fueron 14, pues Antonia Torres se libró del paredón el 5 de agosto al figurar en el expediente como "Antonio". Tras corregir la errata, fue fusilada en el mismo lugar en febrero de 1940. A Angelita la soltaron, pero Carmen, a la que el resto de "rosas" llamaban "la peque" porque apenas tenía 16 años, fue encarcelada y condenada a 12 años de prisión.

Desterrada a Valencia

o que quedaba de esta familia represaliada se asentó en Valencia tras la orden de destierro. Aquí, tuvieron que empezar de cero. Luis M. Ramírez, presidente de Acció pel Patrimoni, explica que Angelita "sufrió el castigo de perder su título de enfermera por haber atendido a heridos de guerra en su hospital". Trabajando de día en una clínica privada y estudiando de noche, logró sacarse de nuevo el título casi 13 años después. Angelita, que también fue una de las primeras enfermeras en entrar a trabajar en el primer Hospital La Fe, será enterrada mañana en el Cementerio General de Valencia junto a su madre.