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Monarquía - Casa irreal
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Sábado, 27 de Noviembre de 2010 06:34

Juan Carlos de Franco es heredero    Su majestad el rey nuestro señor, que Dios guarde, está recibiendo muchas felicitaciones por haber alcanzado los 35 años de reinado, todo un récord en la historia de la monarquía española, según demuestran los historiadores palaciegos. A este paso va a superar hasta a su patrocinador, el ex–general rebelde convertido en dictadorísimo, que mantuvo el poder absoluto durante 36 años y ocho meses. Es natural: su mentor le instruyó bien para que continuara su régimen, al que por dos veces juró fidelidad el entonces príncipe. Ya anunció el genocida que lo dejaba todo atado y bien atado. Qué razón tenía. Atados nos dejó y así seguimos

     El que se equivocó lamentablemente fue el entonces secretario general del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo Solares, al apodar al recién proclamado rey Juan Carlos I el Breve. Bien es verdad que lo hizo cuando todavía se hallaba en el exilio. Nada más regresar a España pactó con el mismo rey la sumisión del PCE a la corona, a su bandera y a su himno, a cambio de que fuera legalizado el partido. Una estupidez, porque el régimen monárquico tenía que reconocer indefectiblemente a todos los partidos políticos, si quería hacer olvidar su origen dictatorial. Resultado de ese pacto fue que el partido se deshiciera. El que se deshace en elogios a su majestad el rey es el pillo Carrillo, a la menor oportunidad que se le presenta. Y ya lo hacía antes de caer en la decrepitud senil actual. No en balde renegó de él su padre, el socialista Wenceslao, por considerar que traicionó a la Federación de Juventudes Socialistas al unificarla con las Comunistas. Claro que el tal Wenceslao se unió al traidor Casado contra el Gobierno legítimo presidido por su compañero el doctor Negrín. De tal padre, tal pactista. Si es que no se puede uno fiar de los monárquicos.

   Dicen los monárquicos, porque todavía quedan algunos, que su majestad el rey nuestro etc. no debía haber recibido en audiencia privada a la vicepresidenta segunda del Gobierno presuntamente Socialista, Elena Salgado, ministra además de Economía y Hacienda, el 25 de noviembre. Era consecuencia del informe que un grupo de empresarios asustados entregó el día 15 a su majestad el rey nuestro etc., advirtiéndole de que esto estalla ya. Su majestad etc. ha querido demostrar su inquietud por el desastre económico en que está hundido el reino, y también que él es quien manda aquí. La ministra ha explicado a los periodistas que acudió a la Zarzuela para informar a su majestad etc. sobre la situación real, nunca mejor dicho, de la economía española. Los monárquicos, que aún hay algunos, critican que haya ido a dar ese disgusto al convaleciente, cuando todavía no se ha repuesto de la intervención quirúrgica para tratar de extirparle el cáncer, y además dicen que el papel constitucional de su majestad etc. no le obliga a inmiscuirse en asuntos económicos, aparte los referentes a percibir “de los Presupuestos del Estado una cantidad global para el sostenimiento de su Familia y Casa” (artículo 65.1).

   Los que no somos monárquicos criticamos que su majestad etc. no comente nada sobre las tropelías que comete el dictador de Marruecos en el Sahara. Claro está que al tratarse ambos monarcas como primos, puede que no estime oportuno injerirse en asuntos de la familia. Aunque, por otra parte, el hecho de ser primos podría resultar un aliciente para que se atreviera a llamarle la atención. Sus razones tendrá para actuar así. Como las tenía Alfonso XIII para sostener la guerra en Marruecos, en defensa de sus intereses empresariales, a costa de la vida de los soldados sin cuota.

    La visita turística a Perú de sus altezas reales los príncipes de Asturias (y del resto del reino, ojalá lo fueran sólo de Asturias) les ha resultado ingrata, porque el protocolo peruano ha desatendido a la princesa consorte, como si fuera una vulgar señora de Guerrero. Si es que Perú declaró su independencia el 28 de julio de 1821, y desde entonces dejó de ser una colonia. A pesar de esos detalles, su alteza real el príncipe declaró ante las autoridades peruanas: “La relación entre España y Perú ha sido muy fructífera y sin duda lo seguirá siendo.” Fructífera ha sido para algunos, para los virreyes, por ejemplo, pero que no le pregunten a los indígenas por esos frutos; ellos tienen presente a Túpac Amaru. Alguien debía haber explicado a su alteza real lo que fueron las batallas de Junín y Ayacucho, para que no hablara de relaciones fructíferas. Claro está que la Constitución no dice que el príncipe heredero deba conocer la historia, ni quiera la del país que lo mantiene.

  Su alteza real la infanta Pilar de Borbón, hermana de su majestad etc., aseguró en la presentación del rastrillo Nuevo Futuro (pero ¿es que hay algún futuro viejo?) que su alteza real la princesa consorte de Asturias (y del resto del reino, para nuestra preocupación) “es mucho mejor que lady Di”. No ha explicado en qué aspecto debe aplicarse esa opinión: ¿en delgadez, en zapatos de tacón, en operaciones estéticas, en fidelidad al esposo, o en qué? Eso es hablar por no estar callada.

   Sin embargo, en el real palacio de la Zarzuela no ganan para disgustos a costa de las primas de su alteza la princesa, que demuestran ser de una bajeza vulgar. Después de aquella Geli del Valle que acudió en 2003 a Telecinco para solicitar una limosna a su alta parienta, porque estaba muerta de hambre, ahora ha sido Mely del Valle la que acaba de asegurar en la misma cadena que su alta parienta “es una mujer de carácter” (como si no lo tuviera muy bien demostrado), y que “se divorciará del príncipe si no la hace feliz”. Costumbre de hacerlo ya tiene, eso es verdad. A consecuencia de ello su majestad la reina etc. ha ordenado a su nuera que prohíba a su plebeya e indiscreta familia hacer declaraciones televisivas. Eso contraviene el artículo 20.1.a) de la Constitución, pero quien manda, hace lo que quiere.

   Se ignora si la orden ha partido de su alteza la princesa o de su majestad la reina, pero lo cierto es que la Zarzuela ha prohibido a los fotógrafos hacer fotos con planos contrapicados de la princesa consorte de Asturias (y del resto del reino, leñe).

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Arturo del Villar es Presidente del Cilectivo Republicano Tercer Milenio

Última actualización el Sábado, 27 de Noviembre de 2010 06:46