La metamorfosis (Carlos Cano) Imprimir
Cultura - Música
Escrito por Gustavo Sierra Fernández / La Zamarra de Gustavo   
Domingo, 19 de Junio de 2011 00:00

Belén EstebanSé que no debería sorprenderme, pero nunca deja de indignarme las reacciones de esos "intelectuales", pedantones al paño (se pongan como se pongan, Machado es nuestro, es del pueblo: él lo eligió), que, arrogándose en un manto de supuesta, irrisoriamente pretendida y cacareada, neutralidad y de creerse estar nietzscheanamente por encima del bien y del mal, se permiten decir perlitas sobre lo que no conocen, sobre lo que no saben, porque ninguno se ha pasado por las asambleas: no hablo de las acampadas, sino de las asambleas.

 

Nos espanta, cuando no nos mueve a risa, que se ufanen de ser tan neutrales, cuando en realidad son mercenarios intelectuales al servicio de los más rancios ideales. Y nos indigna mucho más que critiquen algunos de ellos, que en su juventud militaban en la extrema-izquierda, abogaban por la destrucción total del adversario político, y fueran en sus días los que le hacían el juego a la policía infiltrada. Otros, que fueron "hippies" –dicen-, parecen haber tomado tantas drogas que se han quedado idiotas. Otros se nos presentan como guardianes de la cultura española, después de haber insultado al gran Rafael Alberti. Y todos ellos, durante todos los días del año, hablan sobre el valor positivo de rebelarse contra (cuando les conviene a ellos y a quien les paga), pero como son pensadores con su neurona en las nubes, nunca han sabido salir de la abstracción, y siempre que hay una rebelión auténtica, ciudadana y cívica, no dudan ni dos minutos en condenarla alegremente en nombre de quien les arroga su pensamiento, es decir, de quien llena sus bolsillos... Una cosa sí que hay que agradecerles: francamente, donde están ahora, es donde mejor están; no los queremos con nosotros. Y añado: para ser defensor de una lengua y de una cultura, la que sea, lo primero que hay que hacer es aprender a escribir y a hablar.

Tras el rollo, la canción. Era ya la década de los 80, y muchos movimientos sociales y ciudadanos independientes se sentían defraudados por los políticos que decían ser de izquierdas y que ahora estaban en el poder: no sólo incumplían sus promesas, sino que relegaban a estos movimientos y ciudadanos al anonimato más ostracista. Y fue entonces cuando comenzó la primera deserción de intelectuales que se habían autoproclamado en adalides de la lucha antifranquista. En su disco de 1983, Si estuvieran abiertas todas las puertas, el gran trovador de Granada, Carlos Cano, ya criticaba a aquellos que con el tiempo acabarían aullando en los debates de Intereconomierda y de Tele-Mordor (ayer Telemadrid), incluido, lamentablemente, su amigo Antonio Burgos. Y es que fueron ellos, los cantantes que salieron del pueblo y los que actuaron para el pueblo, los auténticos pensadores, con su visión más sencilla y crítica de la realidad; parafraseando lo que dijo Serrat en un concierto de los 70, "yo me quedo con la España de los poetas y de los trabajadores": yo me quedo con ellos, y para otros, los que se creen sublimes y geniales, que sermonean y citan sin comprender, armadura tras la que se esconde la más chabacana vulgaridad y la ignorancia más voluntaria, estos intelectualoides "libre-pensadores (libre-cobradores)" que, bajo tanta palabrería y demagogia, no esconden más que su propia vulgaridad onanista autocomplaciente.

PD: siento haber mezclado a B. Esteban, pero es que ella es incluso más intelectual que estos tipej@s...

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La metamorfosis

¿Dónde va ese muchacho con el triunfo en la cara subiendo como un gamo la invisible montaña?
¿Qué gloria se reparte? ¿Qué será lo que dan que hace perder el culo? Señor, ¡qué barbaridad!
¿Y ese chico de barba? De todo se ha olvidado, tiró por la ventana los sueños del pasado.
El mismo que decía: ¡compañero a luchar! en la gastronomía encontró su, ideal.
¿Qué queda de aquel tiempo? ¿Qué fue de la ilusión? ¿Dónde está la esperanza de nuestra generación?
Entera a su servicio. No hay problema zeñó, para lo que usted guste, dispuesta, en posición.
Tiempo de los enanos, de los liliputienses, de títeres, caretas, de horteras y parientes,
de la metamorfosis y la mediocridad que de birlibirloque te saca una autoridad.

Carlos Cano

http://www.galeon.com/musicasuenos/musica

 

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Fuente : La Zamarra de Gustavo