El 31 de mayo, a la salida de los Príncipes de Asturias del palacio de congresos del Baluarte de Iruñea, una brava navarra, Laura Pérez, llamó al príncipe y este, un poco remolón pero insinuado por su esposa, se dirigió a ella, pensando en el piropo que le largaría. Pero Laura le preguntó: "Con todos mis respetos, ¿cuando usted sea rey tendrá la honestidad suficiente para proponer un referéndum sobre monarquía o república por una cuestión democrática?".

A esta y cuatro preguntas más respondió con tranquilidad pero todas ellas con evasivas y ella insistió una y otra vez, por lo que Miguel Sanz -presidente navarro en funciones- intervino visiblemente enfadado y dijo: "La primera y segunda repúblicas acabaron como el rosario de la aurora". También intervino quien podría ser un guardaespaldas, recriminándole a Laura: "¿Ese es el único problema que tienes en la vida?". Y ella le contestó: "No, sencillamente quiero dejar de ser súbdita para ser ciudadana". Felipe empezó a perder su habitual compostura y arremetió contra la joven Laura y le dijo: "Desde luego, ya has conseguido un minuto de gloria".

Le salió la actitud chulesca de quien se considera estar por encima de los mortales. Laura es republicana y yo, por ser vasco, soy republicano. Nunca entenderé a los españoles su bajeza, teniendo a otro ser humano como superior por nacimiento y dedocracia del criminal Franco. Yo por ser creyente solo tengo por encima de mí a Jaungoikoa. Los demás estarán por encima de mí, por su valía pero no por nacimiento.

Otro, pelota donde los haya. Es Miguel Sanz que desconoce, como la mayoría de los españoles, que la Primera República terminó con el general Pavía entrando en el Congreso en 1874, al frente de soldados, que lo disolvió disparando al techo, como el triste Tejero y Martínez Campos restauró la monarquía con Alfonso XII. Y la Segunda República, con los generales -más bien criminales- Sanjurjo, Mola y Franco. Y hoy, su heredero.

En la democracia todos los cargos se eligen, también el Jefe de Estado. En su caso, tampoco debiera existir la Ley Sálica y él no debiera ser heredero. Siempre se juntan los militares, el capital y la Iglesia contra el pueblo. Su padre, el rey de los españoles, se enfadó con los periodistas aunque mucho más tarde rectificó. No deben preguntarle. Las monarquías no sirven para nada, todo para ellos, sumisión absoluta y subida de sus emolumentos a pesar de la crisis, residencias lujosas, andar de vacaciones constantes y a lo grande con toda su extensa familia caprichosa. Las responsabilidades para los demás. Con casi cinco millones de parados y una crisis descomunal, el rey es, hoy en día, de los más ricos de Europa. ¡Qué asco!

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Fuente: http://www.deia.com/2011/06/23/opinion/cartas-al-director/viva-la-republica-de-euzkadi