A día de hoy, casi cuarenta años después del inicio de la democracia en España, se sigue sin hablar claro de la II República Española y de lo que supuso, en su corta trayectoria de sólo ocho años (tres de ellos en Guerra Civil), para la sociedad española. En el sistema educativo español sigue sin aparecer en los currículums educativos. Es como si se quisiera pasar a hurtadillas por un período histórico que trajo a España los mayores avances sociales de su historia, que convirtió a España en uno de los países más democráticos y avanzados de la época, y cuya Constitución, la de 1931, era un modelo de valores humanistas y democráticos, tanto políticos, como sociales y culturales que, incluso, inspiraron buena parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

A pesar del ímprobo esfuerzo que casi todos los medios hacen por defender el papel de la monarquía española y lavarle la cara, algunos están preocupados porque asuntos como el protagonizado por el yerno del rey hagan baldío ese esfuerzo y muchos empiecen a plantearse por aquellos lares la utilidad de una institución que solo sirve para vaciar las arcas públicas. Y es en este tipo de situaciones en los que personas como Carlos Herrera salen prestos a defender a la Corona.

El capitalismo reduce la vida al dinero, a la compraventa de fuerza de trabajo, publicita el individualismo y la acaparación avariciosa de los bienes, difunde la agresividad, la necedad, el vacío personal, el sin sentido de los actos de cada uno, la deshumanización. El capitalismo ya no hace creer a las gentes trabajadoras que es la forma más natural y normal, ahora se hace historia de tal sistema y se comprueba que es muy, pero que muy reciente, y que sirve para el robo que llevan a cabo unos pocos. El capitalismo, que se presentaba como infinito, está en su declive, consumiendo la vida de los pueblos como parásito con el fin de insuflarse un momento más de vida. Las invasiones, bloqueos, guerras para robar los bienes de los pueblos, hablan de un sistema fuera del progreso humano, de un sistema contra los Derechos Humanos.