Mitos sobre profesores: ni trabajan 20 horas, ni los años sabáticos son sabáticos... ni dan clase de lo que han estudiado PDF Imprimir E-mail
Servicios Públicos - Enseñanza Pública
Escrito por Israel Cuchillo / Información   
Domingo, 04 de Septiembre de 2011 05:18

Escuela Pública de calidad Las Comunidades Autónomas han metido la tijera en uno de los pilares que se consideran 'intocables' en el estado del bienestar: la educación. En Madrid, por ejemplo, los profesores de Secundaria tendrán que impartir dos horas lectivas más a la semana, de 18 pasan a 20, y el sector educativo se ha puesto en pie de guerra. ¿Afectan tanto esas 2 horas más al trabajo de los docentes? ¿Y a los alumnos? ¿Cuánto trabaja realmente un profesor de Secundaria? Hablamos con un 'profe' veterano que ejerce en Madrid y con una interina de Castilla-La Mancha. 


A Pedro Jiménez no le sorprenden los recortes en Educación anunciados por la Comunidad de Madrid "porque a algunos políticos la enseñanza les da igual, la entienden como una estabulación". Y para apoyar su afirmación pone un ejemplo: "Una compañera pidió las dos semanas de vacaciones que por ley le correspondían por contraer matrimonio. ¿Crees que la Consejería de Educación, que estaba puntualmente informada, mandó un sustituto? No: les valía con que los alumnos estuvieran recogidos en un aula, aunque no dieran clase". Educación de establo.

A este profesor de Filosofía del Instituto de Educación Secundaria María Moliner de Coslada (Madrid) le van a caer este curso dos horas lectivas más a la semana de las que venía impartiendo en los últimos años: pisará las aulas 20 horas en vez de 18. Aumentan las horas de clase y con ellas lo que hay detrás y no se ve (y no se cobra): la preparación de las materias en casa.

Después de treinta años como docente Pedro apenas necesita preparar sus clases de Filosofía, Educación para la ciudadanía, Historia, cultura y religión y Psicología, pero recuerda que con menos experiencia dedibaca "unas dos horas de media", cada tarde, a cada una de las asignaturas que impartía.

Eso no significa que su jornada laboral termine a mediodía, con la sirena que anuncia el final de las clases, porque aquellas dos horas que necesitaba para preparar una clase las dedica ahora a alimentar el blog (elprofedefilo.com) en el que los alumnos encuentran material de estudio y actividades que, naturalmente, luego hay que corregir.

Pero ¿y si con el aumento de horas lectivas y el consiguiente recorte de profesores le tocara impartir materias que no domina? "Tiene que ser para abrirse las venas, eso es una auténtica locura". La "locura" va por la dificultad de preparar la asignatura que se desconoce y por la pésima calidad docente de esas clases: aquí los perjudicados son profesores y alumnos.

¿Cuál es el horario 'oficial' de un profesor?

La jornada laboral de un profesor de Secundaria es difusa: los contornos claros del horario oficial pautado de la mañana se diluyen en esas horas de trabajo escondido en casa. La jornada laboral 'de nómina' de Pedro Jiménez va de las 8:30 a las 15:30 horas, repartida semanalmente de la siguiente manera:

¦18 horas lectivas (clases de 55 minutos).
¦2 horas de tutorías (una en el aula, con alumnos, y otra con padres).
¦3 horas de guardia.
¦1 reunión de Seminario.
Las horas que quedan sin tarea asignada no son de permanencia obligatoria en el centro. Cada jornada un profesor tiene que impartir un mínimo de 2 clases y un máximo de 5. Además, cada trimestre se celebran 2 o 3 reuniones de Claustro y una de Evaluación (por la tarde, fuera del horario 'oficial') y los jefes de Departamento mantienen reuniones semanales con los Jefes de Seminario. Si algún profesor atiende grupos de diversificación o con necesidades especiales también tiene que mantener reuniones con cierta regularidad.

De forma eventual pueden aparecer otros 'extras' sin rastro en la nómina ni en el calendario laboral, como el curso de 100 horas sobre nuevas tecnologías que Pedro siguió la pasada primavera para sacarle todo el jugo al privilegio de que su centro forme parte de los Institutos de Innovación Tecnológica de la Comunidad de Madrid, o las dos reuniones anuales que, como jefe de Departamento, mantiene con responsables de la PAU para informar a sus alumnos de cómo serán las pruebas de Selectividad. "Estas reuniones antes se celebraban por la mañana, en horario lectivo, pero desde hace dos cursos las pasaron a la tarde. Si quisiera no iría, no son reuniones obligatorias, pero si quieres que tus alumnos tengan las máximas posibilidades de aprobar el examen de acesso a la Universidad...".

Atracón de correcciones

Los docentes disfrutan de muchas vacaciones, pero antes tienen que echar el resto con la corrección de exámenes. Pedro calcula en "unos 20 minutos" el tiempo que tarda en corregir un examen. Si el año pasado llevó unos 180 alumnos (8 grupos), multipliquen...

Pasado el atracón del correcciones llegan las (largas) vacaciones. ¿Abandona totalmente un profesor su trabajo en verano o lo dedica a preparar contenidos para el nuevo curso? En el caso de Pedro manda "a través del blog trabajos a los alumnos que han suspendido",aunque eso "no es lo normal": la mayoría de profesores desconectan totalmente de julio a septiembre.

El mito del año sabático

Uno de los privilegios de los que han podido disfrutar los profesores, y que ahora pende de un hilo en algunas comunidades, es el del 'año sabático'. Pero ¿es realmente un año entero de vacaciones pagadas? "Por supuesto que no", explica Pedro. "Se trata de una Licencia para Estudios, un año que dedicas a desarrollar un proyecto que previamente te ha tenido que aprobar un tribunal y del que luego tienes que presentar una memoria".

El desarraigo del 'interino'

Pedro puede decir que tiene trabajo fijo desde 1982, una quimera para media juventud española. Pero para conseguirlo tuvo que aprobar una oposición (previa Licenciatura en Filosofía y Letras) y cambiar de población hasta tres veces: Ocaña (Toledo), Torrejón de Ardoz (Madrid) y Olot (Gerona).

La amenaza del despido

De nuevas caras y paisajes también sabe una profesora interina de Castilla-La Mancha a la que llamaremos Laura. Desde que en 2005 entró en la bolsa de trabajo ha dado clase en Ocaña, Albacete y los pueblos conquenses de Iniesta, Casasimarro y Belmonte. Este curso su destino es otro pueblo de Cuenca que prefiere no revelar.

Antes del estallido de la crisis nada hacía pensar que una profesora interina como ella, 'de las de arriba en la lista', pudiera quedarse algún día sin trabajo: por eso se hipotecó. Pero hoy la hipoteca le quita el sueño porque si Castilla-La Mancha sigue la senda marcada por Madrid, es decir, el aumento de horas lectivas por profesor, los interinos tienen todas las papeletas para irse a la calle.

La de Francés, enseñando Plástica

Ella ya sabe lo que es dar clase de una materia que no domina y lo mal que se pasa cuando un alumno levanta la mano para hacer una pregunta 'difícil'. La "locura" de la que hablaba Pedro, el veterano profesor de Filosofía. Y el caso de Laura no es el peor: "El año pasado a la profesora de Francés le tocó dar Plástica". Y a otros compañeros 20 horas lectivas, como ahora a los profesores de la Comunidad de Madrid.

El horario 'oficial' de Laura el pasado curso fue de 8:30 a 14:30, repartido semanalmente de la siguiente manera:

-18 horas lectivas.

-1 hora de biblioteca.

-2 guardias.

-1 reunión de departamento.

-1 reunión con el orientador.

-2 horas de atención a padres.

-1 hora de preparación de tutoría.

-1 hora de tutoría con alumnos.

Las 4 horas libres que le dejan estas tareas las aprovecha para "hacer papeleo o atender a los padres que no pueden venir en las horas fijadas". Y más: "Algunas veces los atiendo también en los 30 minutos del recreo o a partir de las dos y media", en teoría la hora del final de su jornada laboral. Algunos días no tiene "ni tiempo para desayunar" porque le toca hacer guardia de recreo (se turnan todos los profesores del centro) o se queda 'castigada' con los alumnos que por su comportamiento no se han merecido esos 30 minutos de descanso.
Cada trimestre, además, tiene que acudir al instituto por la tarde dos veces para reunión de Claustros y tres para las reuniones de Evaluación.

En casa trabaja diariamente "unas dos horas de media" y cuando hay exámenes dedica "una tarde entera a corregir un grupo".

Dos nóminas menos

Laura se ha presentado cuatro veces a las oposiciones. La última aprobó pero se quedó sin plaza. Ser interina no solo le supone no tener trabajo fijo y continuos cambios de centro: ahora también dejará de cobrar las nóminas de julio y agosto. Y mientras no consiga su plaza fija ser tutora no le computará para el Concurso de Traslado, y tampoco sumaría puntos para este mismo concurso si estuviera dando clase en un centro catalogado "de difícil desempeño", es decir, de alumnos especialmente conflictivos. Los profesores con plaza fija sí suman puntos por estos dos conceptos. Lo que no podrán hacer este año los 'fijos' (y todo pinta que los siguientes tampoco) es optar al "año sabático" del que disfrutó Pedro.

Pero eso no le importa ahora a Laura: se conforma con conservar su puesto de trabajo y con no tener que dar Plástica, como le pasó a la de Francés

----------------------------
Fuente: Información