Libros de texto: un negocio redondo para los centros concertados PDF Imprimir E-mail
Servicios Públicos - Enseñanza Pública
Escrito por Jordi Martí   
Martes, 04 de Octubre de 2016 03:25

Que cuando una organización religiosa o empresarial decide invertir en la creación de un centro educativo busca un determinado beneficio está claro. Podemos plantearnos que, en ocasiones, no sólo subyace interés económico pero, a estas alturas del invento de los conciertos (centros educativos privados subvencionados con dinero público) no creo que pueda haber nadie que se plantee que su único interés es el de dar formación de forma altruista a los alumnos. Ya no es sólo la intuición, es la realidad que subyace en la mayoría de centros educativos concertados cuando, en sus reuniones donde se habla de cuestiones económicas, hablan del alumno como un cliente y no como un receptor de un servicio público.

Los centros concertados hacen negocio con muchas cuestiones (comedor, uniformes, extraescolares y un largo etcétera) pero, lo que hasta ahora no había podido comprobar de forma directa era cómo hacían negocio con los libros de texto. Sí, los centros concertados hacen negocio con los libros de texto y ahora voy a explicar cómo lo hacen.

Pues bien, como todos sabéis -o deberíais saber- los centros concertados, a diferencia de los públicos que no pueden hacer negocio con ningún tipo de material educativo, tienen un CIF que les permite actuar como empresa de compra-venta de productos. Sí, funcionan igual que una empresa y, por ello, pueden comprar directamente al proveedor que les aplica unos descuentos que no están obligados a repercutir a los padres de sus alumnos. Hay editoriales que, por volumen de compra o, simplemente por un convenio al que han llegado con determinados centros educativos concertados, hacen un descuento que puede llegar a cerca del 50% respecto al precio de venta habitual con el que nos venden un libro de texto en las librerías. Y ya si el centro concertado vende los libros de texto al precio de librero o, aplica un pequeño descuento del 5% (como sucede en algunos casos) respecto al precio de venta al público habitual, consigue unos pingües beneficios.

Imaginemos un centro concertado de dos líneas (pensemos que la mayoría de centros concertados engloban tanto las enseñanzas de Primaria como de Secundaria). Consideremos entonces que hay unos 28 alumnos por aula (media aproximada de los concertados). Entonces tenemos que, en etapas obligatorias, hay aproximadamente 20 grupos con un total de 560 alumnos. Si contabilizamos un beneficio de 150 euros por alumno en la venta de los libros de texto, nos encontramos con unos beneficios anuales para el centro de 84000 euros al año. Un buen pellizco que permite, sabiendo que el sueldo del profesorado y gran parte de los gastos de mantenimiento, están financiados por la administración educativa (el erario público) seguir teniendo unos buenos resultados económicos.

Por cierto, resulta curioso que, en ocasiones, no haya ningún tipo de factura entregada a los padres cuando compran los libros de texto directamente en esos centros concertados. Seguro que se hacen las cosas bien pero, ¿a nadie le preocupa este tipo de competencia desleal frente a otras empresas que sí están obligadas a realizar todo el papeleo que supone esta compra y venta de libros de texto?

Nada, lo dicho. Los centros concertados se hicieron exclusivamente para beneficiar a las familias y a la sociedad en su conjunto. Que hagan un poco de negocio con aspectos relacionados con la educación, es algo que debería preocuparnos poco ya que su función social es incuestionable y seguro que revierten todos esos beneficios en la mejora de instalaciones, en aumentar el sueldo de sus docentes más allá del que reciben de la administración, reducirles el horario laboral y, en la contratación de más personal 

Un aspecto de los libros de texto que me han recordado docentes que ejercen o están relacionados con determinados centros concertados: la existencia de editoriales directamente ligadas a congregaciones que gestionan determinados centros concertados. Así pues, en este caso, el negocio ya es redondo ya que no sólo hay un margen importante de beneficio. Sí, estoy hablando de la editorial SM (ligada a los marianistas), el grupo Edebé (ligado a los salesianos), la Editorial Edelvives (ligada a los maristas) y tantas editoriales que marcan el uso de sus libros de texto en los centros educativos concertados que controlan.

Y ya no es sólo libros de texto, ya son incluso plataformas educativas que han creado directamente (por ejemplo Educamos de los marianistas) por las que hacen pagar cuotas a los padres que las usan. A ver si aún hay alguien, después de esta actualización al post, que me diga que los centros concertados no hacen negocio con los libros de texto o que son casos aislados.

 

Jordi Martí, docente

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Fuente: El ventano