Por qué no se puede aceptar que Amancio Ortega, ni nadie, haga donaciones a la Sanidad Pública. Imprimir
Servicios Públicos - Sanidad Pública
Escrito por Beatriz Gimeno   
Jueves, 23 de Mayo de 2019 05:51

Si a Amancio Ortega le preocupara mucho el bienestar de la gente pues no deslocalizaría sus fábricas ni emplearía a niñas con ínfimos salarios en sus fábricas en Asia. Y si le preocupáramos mucho los españoles, pagaría los impuestos que le corresponden. Pero, bueno, vamos a poner que un millonario es buena gente. que hace todo bien y que, además, quiere hacer donaciones enormes preocupado por el bienestar de la gente. Pues entonces puede donar a una de las muchas asociaciones que luchan por el bienestar de la gente, tipo Médicos del Mundo, Unicef o Asociación contra el cáncer, si es que hablamos de cáncer. Por lugares a los que donar, no será.

Donar a la sanidad pública no debería ser una opción por muchos motivos que hemos explicado en estos días. En primer lugar porque los mismos profesionales han dicho que no es bueno aceptar esas donaciones, es malo. Porque Amancio Ortega, un particular, no puede decidir qué máquinas o en qué es necesario invertir. Todo el mundo entiende que algunos enfermos de cáncer (del cáncer que pueden curar las máquinas de A. Ortega) piensen que es maravilloso que done esas máquinas que necesitan. Pero los funcionarios expertos en sanidad pública son los que saben si esas máquinas son verdaderamente necesarias o si, a lo mejor, es mucho más necesario invertir en otras prioridades.  Es posible que esas máquinas no sean útiles a la pública porque luego no tenga técnicos o recambios, por ejemplo. La sanidad pública, cualquier servicio público, tiene que estar no sólo gestionado por personal experto sino también planificado con la idea de que sea universal, de que sea equitativo, con la idea de que no beneficie a unos enfermos por encima de otros, de que no se deje de invertir en enfermedades raras, por ejemplo, etc.  Cuando hablamos de que los servicios públicos no dejen de serlo, nos referimos a la no interferencia de lo privado también en la gestión y planificación, así como en la provisión.   Un señor particular no puede entrar en un servicio público como un elefante en una cacharrería. Se llama redistribución y es necesaria para poder gestionar los servicios públicos si los seguimos entendiendo como derechos.

Si aceptamos donaciones en sanidad ¿por qué no en cualquier servicio público o Ministerio? En Educación, en Justicia…en el Ejército, en transportes (autopistas privadas, autobuses municipales con su cara… cualquier cosa, ¿por qué no?) Pues por todo  lo dicho anteriormente,  pero lo más fundamental es que si la política consiste en construir sentido común (y Errejon lo sabe) y la política transformadora lucha duramente por construir sentido común con capacidad de transformar, cuando aceptas y valoras donaciones en la sanidad pública, lo que estás haciendo es colaborar en  construir/reforzar  un sentido común privatizador, el mismo que el PP, Cs y todas las empresas del sector llevan años pretendiendo construir mientras destruyen y socavan la idea de que la sanidad pública o la educación son derechos universales que deben ser de la máxima calidad y que no deben quedar reducidos, como la derecha quiere, a servicios de caridad para pobres. Claro que lo primero que mucha gente piensa cuando lee lo de Amancio Ortega es que es un buen hombre y que por qué no se va a aceptar; claro que los enfermos/as de cáncer se sienten agradecidos, claro que todos los medios apoyan, claro que salen enfermos en la televisión diciendo que hay que ser mala gente para negar que dicha donación es una buena acción. Y claro que todos los que nos presentamos a las elecciones queremos ganar y que lo que decimos y pensamos termine siendo hegemónico, la política va  de eso. Pero hay líneas rojas y una de ellas es colaborar activamente en destruir (cuando está ya siendo fuertemente socavado por todos los poderes económicos) uno de los pilares fundamentales de la democracia y el bienestar, la idea de que la sanidad pública es un derecho fundamental y que lo es porque es pública y no privada, ni gestionada por empresas, ni por donantes privados  por muy buena voluntad que tengan. La lucha ahora es por reforzar y hegemonizar la primera idea y no la segunda. Lo próximo podría ser decir que si un millonario quiere colaborar en complementar 400 pensiones,  o en pagar unas becas desde el Ministerio de Educación…¿qué hay de malo? Para los millonarios nada, para la mayoría de la gente el principio del fin de lo público…o directamente el fin.

Y volvemos al principio. Si Amancio Ortega quiere hacer donaciones particulares contra el cáncer le podría pasar una enorme lista de asociaciones y fundaciones privadas que luchan contra el cáncer de manera activa y cuyo papel es importante también. Pero desde la pública no.

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Fuente: Blog de Beatriz Gimeno