Sortu. Los argumentos del "no" PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Jose María Chacón / Izaro News   
Jueves, 10 de Febrero de 2011 00:00

Logo de la nueva  candidatura de la izquierda abertzaleLa Izquierda Abertzale ya ha presentado su nuevo partido y lo menos que puede decirse de su propuesta es que ha sido una sorpresa. Tan sorprendente ha sido lo que se oyó en el Euskalduna, que no solo ha pillado con el paso cambiado a los grandes partidos españoles -por no hablar de sus medios de comunicación-, sino que ha convertido algunas decisiones políticas protagonizadas por estos partidos, en los últimos tiempos, en algo muy distinto de lo que esperaban.


Como bien sabrán, uno de los principales argumentos que han utilizado los líderes del PP, y algunos del PSOE, como Ramón Jauregui, para impedir la presencia del nuevo partido abertzale en los comicios de mayo, es que, digan lo que digan los dirigentes del nuevo partido, será necesario imponerles una "cuarentena" muy larga para poder comprobar si su rechazo de la violencia y su alejamiento de ETA son realmente genuinos y veraces. 

Todos nos hemos dado cuenta de que esta salida de pata de banco de la cuarentena es una triste excusa para mantener a los votantes de la Izquierda Abertzale en la clandestinidad, de manera que la distorsión que esa ausencia produce en el electorado permita a los partidos españoles apropiarse de ayuntamientos y diputaciones, como ya les permitió apropiarse del gobierno vasco.

Estoy seguro de que Jauregui y Cospedal son conscientes de que la cuarentena que desean imponer es cuando menos alegal, cuando no manifiestamente ilegal. Pero ellos son factistas, y ello implica que lo que diga la Ley sólo les interesa cuando satisface sus objetivos. Sin embargo, lo que no creo que esperasen los dirigentes socialistas y populares es que hayan sido ellos mismos los que han proporcionado el argumento que hace innecesaria e imposible  su cuarentena.

Recordarán ustedes que hace poco PSOE y PP han realizado, de forma acordada y muy ruidosa, una serie de cambios en la Ley de Partidos para imposibilitar que la Izquierda Abertzale "utilizase las rendijas de la ley" para intentar "colarse" en las elecciones.

Una de las medidas que han introducido es la que han denominado "ilegalización sobrevenida", que permitiría a la justicia ilegalizar un partido o una lista, o bien remover de su cargo a un concejal o juntero, tras la celebración de los comicios, si se incurría en algún comportamiento recogido en la Ley de Partidos como ilícito.

Después de la presentación de ayer del nuevo partido, con unos contenidos que evidentemente ni PP ni PSOE esperaban, su propia obsesión por cerrarle el paso a la Izquierda Abertzale va a ser la que se lo abra: si después de las elecciones puede ser ilegalizado el partido recién creado, en el hipotético caso de que quedase acreditado, en el día a día, que su compromiso por la paz no es verdadero, la necesidad de aplicarle cualquier cuarentena carece de sentido, ya que no cabe exigirle que demuestre nada a priori, y por tanto no habría, por este lado, impedimento alguno para su presencia en las elecciones.

Por tanto, si el nuevo partido no tiene que demostrar nada a priori, y si los estatutos satisfacen con creces las exigencias del Tribunal Supremo, ¿qué más podría aducirse para vetarlo?

La derecha franquista lo está intentando todo. No crean que mi referencia al pasado franquista del Partido Popular es baladí. ¿Qué creen que habría ocurrido si a los fanáticos franquistas que fundaron Alianza Popular se les hubiera impuesto una cuarentena para verificar si su apuesta por la democracia era real? Respóndanse ustedes mismos.

Como digo, lo están intentando todo. Otro argumento al que han recurrido es el de que los estatutos del nuevo partido no deberían llegar a ser siquiera valorados, ya que al haber sido presentados por antiguos miembros de Batasuna, el nuevo partido debería ser ilegalizado de inmediato como continuación de Batasuna.Este razonamiento nos devuelve de nuevo al factismo de la derecha y nos demuestra que el PP no renuncia a sus orígenes franquistas.

En primer lugar, hay que decir que la ilegalización de Batasuna en 2003 sólo ilegalizó a ese partido, no a sus miembros, porque las personas no pueden ser "ilegalizadas" y desde luego no por siempre jamás. Iñigo Iruin y Rufi Etxeberria es posible que pertenecieran en su día al partido ilegalizado, pero a día de hoy, son hombres libres que no están incursos en causa penal alguna, y por tanto en posesión de todos sus derechos democráticos. Pretender, como pretende el Partido Popular, que estas personas deben ser consideradas culpables -de lo que sea, o de lo que quieran sus acusadores-, de facto, por ser ellas, y por tanto han de considerarse inhabilitadas social y políticamente hasta el día de su muerte, es propio de una mente, no ya predemocrática, sino ferozmente antidemocrática.

Si los citados, hombres libres, fundan un nuevo partido, y ese partido reúne las condiciones necesarias para su legalización, exigir su ilegalización por el pasado de sus fundadores es inaceptable. De no ser así, un partido que tuviera a Fraga Iribarne como presidente jamás habría debido ver la luz.
Otro argumento que se ha podido escuchar es el esgrimido por Maite Pagazaurtundua. Según su razonamiento, que después de 800 muertos de ETA la Izquierda Abertzale pueda volver a la legalidad con solo presentar unos estatutos limpios, supondría que la legalización les habría salido muy barata.

Es comprensible que la señora Pagazaurtundua odie. Imagino que la hija de Santiago Brouard también debe de odiar. O los padres de Lasa y Zabala, más aún sabiendo que los asesinos de sus hijos estàn todos en libertad.

Pero el hecho de que Pagazaurtundua odie y exija ejercer su venganza como condición previa a la legalización de un partido no puede estar recogido en una legislación democrática. ¿Qué habría ocurrido si las víctimas del franquismo hubieran exigido algo parecido antes de permitir la legalización de UCD o Alianza Popular?

El último argumento al que han recurrido, por ahora, en el Partido Popular es el de negar la presencia del nuevo partido en las elecciones de mayo "porque no han conseguido que ETA abandone la violencia".

Ante una majadería como esta cabe preguntarse lo siguiente: si una de las principales exigencias que se le han hecho al nuevo partido, para poder ser legalizado, es la de no tener la menor o más remota relación con ETA, ¿en base a qué se le podría exigir que consiga que ETA haga nada?

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Fuente: http://www.izaronews.info/euskadi/2011/opinion/4327