Puente de plata. Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Rafael Torres (Diarios del siglo XXI)   
Martes, 07 de Septiembre de 2010 04:57

 

 

 En lo que casi todo el mundo coincide es en la percepción de que ETA busca, por su agotamiento, un hueco al sol. O dicho de otro modo: que está dispuesta a rendirse, pero no gratis ni incondicionalmente. También coincide casi todo el mundo en el asco que da imaginar a un asesino concurriendo a elecciones, sentándose en un escaño o ejerciendo cualquier cargo público, pero pocos son en éste país desmemoriado los que reparan en que no sería la primera vez, lamentablemente, que en España los bandidos con las manos tintas en sangre, desde el feroz general carlista Cabrera hasta los más conspicuos exterminadores del Glorioso Alzamiento, alcanzan después de hincharse a matar un lujoso hueco bajo ese sol del Presupuesto que no sale, sin embargo, para todos.

 

A enemigo que huye, puente de plata, y que tanta gloria lleve como paz nos deja. Pero esas son sentencias antiguas, anteriores a Mayor Oreja y a los delirantes canales que nos trajo la TDT, y su significado no es que no se entienda, sino que por nada del mundo se quiere entender. Que ETA deje de matar para siempre, impelida a ello por las razones que sean, sean las que sean, es la ilusión de todo ciudadano con el alma en sus cabales, mas diríase, a juzgar por la cólera que suscita en algunos cualquier atisbo o señal que alimente esa esperanza, que hay quienes no se ven viviendo sin ETA, que se ven incluso menos que los propios miembros de la banda. Eso da tanto asco como lo otro, francamente.

No escasean, por lo visto, los que desean más o menos abiertamente que la tregua actual no fragüe en el abandono definitivo de la violencia y en la entrega de las armas, y de esos que no escasean los hay dentro de la banda, y los hay fuera. Antes muertos que sencillos, antes muertos que ver llevarse una medalla al íncubo de Zapatero.