El segundo día la falsedad de Yoani no aguanta un soplo. Hoy día 25 la mercenaria tiene a su disposición la página 6 del periódico yanki que se edita en Madrid, El País, pero tampoco la página es entera, ha pasado a ser media página. En su amarillismo habla de lloros multitudinarios y llenos a rebosar de la iglesia en la que se oficiaba el funeral de Payá. Sin embargo las imágenes pasadas por televisión mostraban un pequeño grupo; por otra parte la radio del régimen español declaraba que no pasaban de 400 personas, y el otro periódico amarillo puro, El Mundo, daba la cifra de 200 asistentes y numerosos medios informativos; en la foto que mostraba se contaban 50 personas.

Cualquiera puede sacar conclusiones. Pero no sería esto lo definitivo sino el que a pesar de que las agencias internacionales, nada sospechosas de estar a favor de Cuba, han reconocido que el conductor que mató a Payá iba a 130 kilómetros por hora en un tramo donde estaba prohibido ir a más de 80 y que eso produjo el accidente, Yoani no tiene bastante. El mismo conductor ha declarado, y son fuentes diplomáticas del régimen español las que presentan la declaración del ppero, “que había perdido el control del coche al intentar esquivar un bache”. Yoani no puede aguantar el que no tenga por donde meterse contra Cuba para justificar sus emolumentos de semejante empresa imperial, y se deshace queriendo sembrar sospechas increíbles y desvincular a sus amigos profascistas de sus planes contrarrevolucionarios y por eso no menciona lo que hacían, no dice quienes son y se refiere a ellos como “un ciudadano sueco y otro español”.

Para terminar lo hace con la mayor ambigüedad sin atenerse a la información reportada por las más diversas fuentes, incluida la declaración del ppero, y así dice: “Mientras muchos insisten en señalar al régimen como causante del siniestro, otros prefieren aguardar a que el testimonio de los turistas salga a la luz”. De manera que la palabra fiable va a ser ahora la de “los turistas” que nadie a mencionado porque no estaban, con lo que ya prepara su próxima entrega, aunque ya sabemos quienes son esos “turistas”, justo quienes le pagan.