El talento de los deportistas PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Arturo del Villar / UCR   
Miércoles, 25 de Julio de 2012 00:00

El reino sigue manteniendo como válvula de escape el deporte, para tratar de hacer olvidar a los sumisos vasallos la desesperada situación económica en que nos encontramos. Así que su majestad el rey católico nuestro señor, que Dios guarde, ha recibido en su palacio a los vasallos deportistas participantes en los Juegos Olímpicos de Londres, y les ha dicho, según la transcripción oficial, porque a él no se le entiende nada de lo que habla: “Una vez más vais a ser ejemplo de conducta, sobre todo para los jóvenes.”

 

Menudo ejemplo acaba de dar una pandilla de futbolistas borrachos, al pasear por las calles madrileñas una copa, que más parecía de vino que de fútbol, entregada por el dios Baco, al que estos modélicos vasallos se encomiendan. Otro ejemplo es el que dan en los hoteles en los que se hospedan, con sus noches orgiásticas de sexo y droga. Así está la juventud del reino, por tomarlos como modelos.

Estos ejemplares deportistas se benefician de unos sueldos millonarios, mientras seis millones de vasallos piden un empleo de lo que sea para sobrevivir. Además, se les conceden unas primas por ganar partidos, cada vez mayores según se acercan a la final. A un trabajador que no cumple bien su cometido se le abre expediente y se le despide sin indemnización, pero a estos ejemplares vasallos se les incentiva millonariamente para que realicen bien el trabajo por el que están contratados. A fin de cuentas, esos millones los pagamos el resto de los vasallos. Nosotros temblamos ante la prima de riesgo; los deportistas se regocijan ante la prima de soborno.

 

Bula para el fútbol

 

Cuando la economía nacional está en la más honda crisis de su historia, los jugadores de fútbol continúan dilapidando millones de euros. Veo en un diario deportivo digital que el Real Madrid quiere librarse de un jugador apodado Kaká, en el que lleva invertidos 92 millones de euros, sin obtener ningún rendimiento. Todavía le quedan tres temporadas de contrato, y por cada una de ellas el presunto jugador percibe nueve millones netos de euros. Como no me ocupo del fútbol, ignoro si esas cantidades son habituales, pero deduzco que las hay más elevadas todavía.

Estas cifras resultan indignantes, al margen de la calidad que tenga un deportista. El Gobierno apodado Popular está recortando en todas las partidas presupuestarias, está ahogando a las grandes empresas que todavía resisten, está estrangulando a los pequeños industriales, está asfixiando a los funcionarios, está oprimiendo a los profesionales liberales, está acogotando a los pensionistas, está dejando morir sin tratamiento a los enfermos, en fin, está desbaratando el reino, pero no toma ninguna medida contra la escandalosa financiación de los deportistas, especialmente los futboleros.

El motivo radica en que el deporte se ha convertido en una válvula de escape de la indignación popular. Lo comprobamos recientemente, con el triunfo de la Selección Española de Fútbol, cuando las calles estallaron de patrioterismo barato con cada victoria, en vez de hacerlo de furia revolucionaria contra los dirigentes políticos que nos han hundido en la miseria más profunda. He dicho otras veces, actualizando a Marx, que el fútbol es hoy en día el opio de los pueblos y la rémora del progreso, además de la contención de las ideas revolucionarias. Por ese motivo su majestad el rey propone a los deportistas como modelos de conducta.

 

La razón del pero bueno

 

Estos ejemplares son entrevistados continuamente en las cadenas de radio y televisión, complacientes cómplices del Gobierno en el embrutecimiento de la sociedad. Cuando se leen sus declaraciones en los periódicos impresos, parecen bien coordinadas, porque los redactores les han dado forma humana, a pesar de la grandísima ignorancia generalizada entre los periodistas deportivos, que son la escoria del gremio. Pero al escucharlas directamente en los medios audiovisuales queda demostrado que estos millonarios son analfabetos. Su muletilla continua es “Pero bueno”, en frases como “Hemos quedao los últimos pero bueno mantenemos la confianza en nosotros que es lo último que se pierde”. Como en 1898, oiga.

A estos ejemplares vasallos bendecidos por su majestad católica los recibió también el jefe del Gobierno presuntamente Popular. Fue una suerte nacional, porque durante esos minutos no pudo seguir tomando medidas para destruir lo poco que permanece en pie en el reino. Con su fácil oratoria, que casi iguala a la del rey, declaró que los deportistas españoles son “admiraos”, porque han “dao” la talla. Como explicación de los éxitos españoles (en el deporte, por supuesto, porque en todo lo demás lo que damos es pena) manifestó: “Todo eso es resultado de muchas cosas, lo primero del talento de los deportistas.” Más talento que él sí tienen, eso es indudable, pero es que no se necesita mucho para superarle.

Claro que su majestad católica está a su altura. Se condolió por la ausencia del tenista Nadal en los Juegos Olímpicos, debido a una lesión en sus archimillonarios huesos, y le envió un mensaje de apoyo: “Que no se desanime, que siga palante.” Eso es lo que hace él, que no se desanima por sus continuadas lesiones, y ahí está, trabajando sin descanso para solucionar los problemas de Botsuana.

 

Un reino de analfabetos

 

Con este rey y este jefe del Gobierno tan intelectuales se explica la situación catastrófica del reino. Acabamos de descubrir que todavía hay una elevada proporción de analfabetos, aunque las estadísticas oficiales aseguran que hace tiempo ya quedó erradicado el analfabetismo. No es cierto. Con motivo del timo bancario de las participaciones preferentes, han informado los medios de comunicación que algunos de los suscriptores firmaron con la huella dactilar, por no saber escribir su nombre, en el año de desgracia 2012 de la era cristiana. Hasta las estadísticas oficiales sobre alfabetización son falsas. Las informaciones se refieren a clientes de Novagalicia Banco, en la tierra natal del presidente del Gobierno.

Atendiendo a su oratoria, el rey y el presidente del Gobierno deben ser deportistas. Seguramente por ese motivo el reino está de cabeza, porque sus máximos dirigentes no se dedican a lo que saben hacer bien, y pretenden patronearlo como si se tratase de un barco de regateo. Lo peor de todo es que tienen edad para estar jubilados como deportistas, pero no quieren jubilarse. Habrá que convencerles para que se retiren