No repartáis culpas que se os ve el plumero PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Paco Bello   
Sábado, 27 de Julio de 2019 05:34

Esto no va de defender a nadie sino de no pelearse con los hechos para poder sostenella y no enmendalla. A Podemos no se le ha dejado entrar en el Gobierno no porque sea de izquierdas (la izquierda, si la hubiera, y sin ser ‘extrema’, haría campaña constante contra la Otan; contra una UE que nos ha convertido en la playa de Europa; contra la monarquía; contra los privilegios de la Iglesia y contra las idiotizantes religiones en general; contra los medios de comunicación de la oligarquía; contra la patronal y contra el sursum corda si fuera menester). A Podemos no se le ha dejado formar parte del Gobierno porque todavía desprende un sutil aroma a socialdemocracia, a relativa independencia o como mínimo a querer hacer alguna cosa por las mayorías. Y eso es muy peligroso.

A los poderes fácticos les ha costado mucho que la disputa política se mueva en el terreno que existe entre el neoliberalismo extremo y el extremo neoliberalismo como para que ahora venga alguien a tocar las narices moviendo el relato hacia un espacio que, pese a ser un tanto ecléctico, no deja de incorporar reivindicaciones que ya parecían (para el poder) felizmente superadas.

Por eso un partido que se autodenomina Socialista (¡ay si algunos supieran lo que significa eso!) se permite señalar públicamente que para la patronal (insisto, para La Patronal) el potencial socio de Gobierno es ‘inquietante’. Y no solo se permite señalarlo sino que lo convierte en un motivo para rechazar la negociación de un ministerio. Y por eso mismo un partido que se dice de izquierdas falsea y filtra a los medios de manipulación documentos de la negociación para socavar la credibilidad de su adversario potencial socio natural. Y eso y mucho más desde la posición del presunto interesado; desde la posición del que debe buscar acuerdos, no desde la posición del que debe recibir ofertas.

Sería muy extenso y aburrido detallar de forma exhaustiva los miles de hechos que en los últimos cuarenta años han convertido al PSOE en cualquier cosa menos en un partido de izquierdas y, pese a ello, por qué siempre es mejor que gobiernen ellos a que lo haga el ala con el rol más franquista (que no fascista, porque el fascismo al menos incluye un adorno social) del parlamentarismo español heredero del Movimiento.

Pero eso no justifica lo del imposible y repugnante ejercicio de equidistancia que practican algunos periodistas sin escrúpulos –lo de repartir responsabilidades–. Porque para colmo muchos de ellos son de los que se definen como progresistas (principalmente, vamos a decirlo claro, los que trabajan para el entorno de Ferreras y Escolar). Y eso después de haber asistido a cómo un partido humillaba hasta las náuseas al partido al que precisamente debía haber convencido para que le facilitara el poder. En román paladino: Podemos no se ha podido rebajar más y el PSOE no ha podido resultar más tahúr y prepotente. No hay ningún ‘pero’ posible a esa realidad; no hay con qué confundir o con qué mancharla. Podemos en esas condiciones no podía apoyar al PSOE. Y ningún relato va a conseguir modificar algo tan evidente, por más que los grandes medios propiedad del poder económico (o sea, todos) lo vayan a intentar sin descanso.

Dicho esto, o precisamente por lo comentado, y aunque a mí el cuerpo me pide lo contrario, no creo que vayamos a unas nuevas elecciones. Estoy casi seguro de que, una vez Podemos ha renunciado en directo al ministerio de Trabajo, y conformándose con cargos prácticamente vaciados de competencias y presupuesto, sí habrá acuerdo antes de septiembre. Pero insisto, ojalá me equivoque, porque entonces, como mucha otra gente recuperaré las ganas de ir a votar, y no será precisamente al PSOE.

 

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Fuente: Iniciativa Debate