Con seis palabras... PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por José Juan Hdez /UCR   
Lunes, 08 de Julio de 2019 02:26

Para un viejo bolchevique desorganizado, como el que escribe, es emocionante, muy emocionante, me pone al borde de la lagrimita. Nunca pensé que vería florecer con tal brío el jardín del internacionalismo en el estado español. Siempre ha existido el clásico pomposo, cultureta y viajero, al que le gusta autodefinirse como ciudadano del mundo, pero la pulsión que noto de hace un par de años para acá va algo más allá: legiones, desconozco si famélicas, rechazan el nacionalismo como un cáncer burgués. Yo a veces llevo mi antinacionalismo tan al extremo que, por sistema, me hago forofo de cualquier equipo que, en cualquier disciplina deportiva, enfrente al combinado español. Sé que en un país donde se odia tanto al nacionalismo la mayoría aplaudirá la audacia de mi postura.


Hace un par de semanas, a través de Facebook, una persona interpelaba al antropólogo Manuel Delgado acerca de la improbabilidad de ser nacionalista y de izquierdas a la vez. Le decía: “Bueno, querido profesor… De entrada todos los nacionalismo son, por definición, pequeño burgueses y de derechas…”

La respuesta de Manuel Delgado fue, desde mi punto de vista, quizás porque es la que yo he tenido en mente en múltiples ocasiones ante planteamientos similares, sucinta a la par que antológica:

“¡Patria o muerte, venceremos! (Fidel Castro)”.

Con seis palabras. Una bofetada delicada como un bolero para derribar, como fichas de dominó en cadena, a tanto necio que, campanadas sueltas aparte, ni le interesa ni tiene puñetera idea de lo que es el internacionalismo.

Como pensar es complicadito, se sale del paso con alguna simpleza suprema que equipara nacionalismo con derecha o, que aún me hace pensar menos, con el nazismo. Así, el Bloque Nacionalista Galego (BNG) es tan de derechas como el PNV y los catalanes que portan lazos amarillos por la libertad de los presos políticos catalanes devienen, con aviesa intención fonética, en “lazis”. Embolso, denigro, y si voto a los trileros del PSOE (son unos artistas, los putos amos, ¿como pueden engañar a tantos y tan continuadamente durante tanto tiempo?) habitaré el paraíso de los progres.

Fidel Castro, uno de los más grandes internacionalistas del siglo XX, no cayó en contradicción alguna cuando expresó la consigna citada anteriormente, que se ha convertido en divisa, reconocida mundialmente, de la revolución cubana.

Al contrario, sin la consolidación de la independencia y la justicia social en su patria, en su nación, Cuba, ésta no habría podido darse al mundo en su completísima labor internacionalista.

Con el fusil y con la rama de olivo, como lo expresó Yasser Arafat en 1974 ante la ONU. La rama de olivo que han visto tantos pobres del mundo cuando la atención sanitaria se ha materializado ante ellos, por primera vez en sus vidas, en forma de brigada internacionalista de médicos cubanos. El fusil lo portaron los voluntarios cubanos en África cuando, venciendo junto al MPLA a las tropas racistas sudafricanas en Cuito Cuanavale, abrieron la puerta a la derrota del apartheid en toda la región.

Esta circunstancia la reconoció Mandela en su primera salida al extranjero, a territorio cubano, donde saltándose rigideces protocolarias se fundió en un abrazo con Fidel, un patriota (¿nacionalista?) feroz y, junto al Che, un internacionalista sin parangón.

 

Artículo también publicado en la página personal del autor:  Blog de José Juan Hdez