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Cuarenta y cuatro años perdidos |
Opinión / Actualidad - Política |
Escrito por Benito Sacaluga |
Sábado, 09 de Febrero de 2019 04:37 |
Corría el mes de marzo de 1933, España era una República y la izquierda política española se impuso la tarea de llevar a la práctica los valores republicanos más esenciales: Libertad, Justicia Social y Solidaridad. Solo hacía dos años que la monarquía había sido desterrada y los terratenientes y el clero veían como día a día mermaban sus ancestrales privilegios, al mismo tiempo y al mismo ritmo que crecían los derechos y expectativas de la clase proletaria, de esos españoles que no disponiendo de medios propios de producción han de vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Se creaban escuelas e institutos, el exacerbado analfabetismo que existía en España iniciaba una línea descendente. España dejó de tener una religión oficial (catolicismo), la iglesia perdía privilegios y su influencia adoctrinadora perdía fuerza. El Ejército permanecía en sus cuarteles, expectante. La gran labor de construir un nuevo estado y un proyecto de país moderno y democrático estaba en marcha y, aunque lentamente, el proyecto iba tomando cuerpo de realidad, esperanzando a esas clases proletarias a las que antes me he referido, y lo hacia muy al pesar de la derecha política, una derecha que más que una legitima oposición lo que anhelaba era una completa involución. En ese mes de marzo nacía la Confederación Española de Derechas Autónomas (C.E.D.A), integrada por 19 partidos nacionales, todos de derechas y todos católicos. Pero ¿quién o qué era la CEDA y que pretendía?. Ante la reciente aparición de Vox y Ciudadanos (C's) y la salida del armario del Partido Popular (PP), y sus verdaderos objetivos, puestos día a día de manifiesto, es imposible abstraerse de lo que fue la CEDA, de la gran similitud de ésta con los tres partidos politicos citados. El líder de la CEDA, Gil Robles, bebió de los medios de propaganda política de los nazis, para ello visitó en varias ocasiones la Alemania de Hitler, asistiendo a congresos del partido nazi. Su ideología, la declarada, se basaba en un exacerbado contrarreformismo de signo católico, el antiliberalismo político y el fundamentalismo moral.
Gil Robles, definía a su partido, a la CEDA, como una organización nacida para proteger a la religión, la familia y la propiedad, con el propósito firme de dar a España una verdadera unidad, un nuevo espíritu. Para Gil Robles, y según lo por él declarado, "...la democracia no es un fin sino un medio para la conquista del nuevo Estado. Cuando llegue el momento, ya sea a través del parlamento, la eliminaremos" . En los mítines de la CEDA, organizados al más puro estilo fascista de la época, se anunciaba con pasión una marcha sobre Madrid para hacerse con el poder por la fuerza.
No son pocos los historiadores que han calificado a la CEDA como una organización de inspiración fascista. En el parlamento español nunca dejaron de apoyar abiertamente a los regímenes fascistas de Italia y Alemania. Con ese discurso y esos planes, la CEDA, en coalición con varios partidos, entre ellos el monárquico Renovación Española, obtuvo 115 escaños en las elecciones de noviembre de 1933, lo que la convirtió en la primera fuerza política del Parlamento, aunque sin escaños ni apoyos suficientes para formar Gobierno. No pudo formar Gobierno, pero si formar parte del constituido por el radical Lerroux, tres miembros de la CEDA fueron nombrados ministros. Comenzaron las paralizaciones, cuando no anulaciones, de las políticas sociales y económicas emprendidas, el Bienio Negro se adueñó de España. A los pocos meses vino la fracasada huelga revolucionaria de octubre de 1934, y al mismo tiempo, en Barcelona, el Gobierno de la Generalidad de Cataluña presidido por Lluís Companys, de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), proclama el Estado Catalán, también fracasado, y sus líderes acaban en prisión.
La izquierda tuvo que esperar a febrero de 1936 para desbancar a la derecha del poder, y lo hizo ganando una elecciones generales, una victoria conseguida gracias a la unión de las fuerzas de izquierda en un frente común, en el denominado Frente Popular. La derecha no quiso digerir la derrota e hizo lo que mejor sabe hacer, llevar a cabo un golpe de estado con el apoyo de parte del Ejército y la Iglesia. Lo que vino después, aunque ya todo el mundo lo sepa quiero recordarlo aquí, fue una guerra de tres años seguida de 40 años de dictadura.
Hoy y ahora, 85 años después, el panorama politico español da la sensación de ser un "remake" de lo sucedido en 1933/1934, una nueva versión actualizada y a color de lo que llevó a España a un desastre total, deberíamos preguntarnos seriamente las razones de esta involución. ____________________ Fuente: Bailando con ratas |