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Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Montero Glez   
Martes, 15 de Enero de 2019 05:08

Imagen extraída del vídeo de campaña del partido de Abascal Los hijos del franquismo, en la nueva política democrática, van a imponer, entre otras ranciedades, la jura de bandera, la misa de una y el olor a naftalina

Según dice la tercera ley newtoniana, a toda acción le corresponde una reacción igual y opuesta. Por lo dicho, la llegada del Trifachito en Andalucía nos da la medida de lo que significó la llegada de Podemos al escenario electoral, hace ahora cinco años.

En este lustro hemos vivido la demencia de una derecha acusadora, señalando a Podemos como agencia chavista, iraní y etarra. Todo en uno. A su vez, desde el Canal Único de Información se ha conseguido aupar a la ultraderecha, incrementando su representación electoral. De esta manera, con malas artes y peores mañas, la derecha gobernará la región más antigua y más castigada de nuestro país gracias a la ayuda de un señorito a caballo que propone largar a no sé cuántos miles inmigrantes. Porque a España le sobra gente.

Incluso, los del Trifachito piden que los médicos se choten a la policía de aquellos inmigrantes que se encuentren en posición ilegal. Los médicos han dicho que “no”, que se niegan a ejercer de chivatos. El asunto pinta oscuro para la gente de bien que se resiste a ser tratada como mercancía. Va a ser un retroceso social.  Los hijos del franquismo, reciclados en la nueva política democrática, van a imponer, entre otras ranciedades, la jura de bandera, la misa de una, la mantilla y el olor a naftalina. Tiempo al tiempo. Mientras tanto, el señorito a caballo habla con conocimiento de causa porque le sale del carné y para eso lleva pistola.

Con todo, no es tarde para enfrentarse al Trifachito con las únicas armas que tenemos. Por un lado, pedir el derecho a voto para todos los inmigrantes pues son los más sensibles a  las políticas de estos fachas. Por otro, no se puede descartar una huelga de inmigrantes. Porque, aquí, en nuestro país, son los que currelan. Nos hemos hecho muy fisnos y contratamos inmigrantes para que limpien el culo a nuestros mayores. Conozco a muchas asistentes que, por un mísero sueldo, cuidan y lavan a esos otros marginados que son nuestros ancianos. Vivimos en una sociedad enferma.

Aplicar dichas herramientas, el voto inmigrante y la huelga, supondría achicar la reacción hasta hacerla cada vez más pequeña, consiguiendo llevarla a su estado de reposo, pongamos vegetativo. De tal manera, el Trifachito se descompondrá. Reñirán entre ellos. En fin, que dar la vuelta a la ley de Newton está en nuestras manos.

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Fuente: El Diario