En el psiquiátrico Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Antonio Álvarez Solís   
Lunes, 26 de Noviembre de 2018 05:21

Yo quiero irme, pero no sé a dónde. He repetido la mención de este deseo varias veces en los últimos tiempos. Incluso he hecho una gestión discreta con un dueño de pateras que ha ampliado el negocio mediante la modalidad de ida y vuelta. Un viejito de Extremadura, al que conozco por haberme reparado el lavaplatos, creo que ya tiene el billete para emigrar secretamente a Burundi. Anteayer me dijo: «No sabe usted como está aquello de rumanos hartos de la Comunidad Europea. Yo me voy porque mis clientes de lavaplatos, entre ellos varios jubilados andaluces, me han dicho que tras la petición del Banco Mundial para que no nos aumenten las pensiones y nos moderen los salarios, dada nuestra deuda pública, quieren vender los platos que les quedan. ¿Para qué los platos?».

Al parecer lo de las pensiones fue exigido por la señora del visón y su pañuelo de seda, que llegó de Washington hecha una furia para felicitar al Sr. Sánchez por los progresos que va consiguiendo en España, a la que ha encontrado «mucho mejor» dentro de la agravada situación terminal. Lo único enérgico que le dijo a nuestro presidente es que ponga en marcha los presupuestos porque sin ellos su banco no puede calcular lo que ha de sacar de aquí y posiblemente se queden cortos. Por lo visto la señora del visón le anunció que dentro de unos pocos años, de seguir así, España, que ahora va tan bien, se habrá escurrido por el sumidero de la deuda pública y de la deuda privada, sobre todo si no iguala los salarios de los fijos con el salario de los temporeros, lo que animaría mucho a las empresas, cuyos dirigentes han hecho patente su admiración por el sentido social del gobierno de Madrid.

Pero yo quiero irme de España no por el precio dinámico de la energía, ni por la subida silenciosa de la inflación, entre otras cosas, sino porque empiezo a padecer síntomas paranoicos agudos con una componente bipolar y la angustia correspondiente. Creo que el gobierno me persigue por ser admirador del Barcelona, lo que puede hacerme víctima de una investigación de la Fiscalía por el delito de odio a España.

A veces miro angustiado hacia atrás por si me persiguen los de Ciudadanos por encargo de la Sra. Arrimadas, que puede sospechar que tengo algo en Las Vírgenes. Creo que el Gobierno es desleal conmigo, ya que me dice que no hay déficit cuando lo que no hay es dinero. También sospecho que hay un acuerdo entre Bruselas y Londres para no devolver Gibraltar, que es una de las obsesiones patrióticas de los contrabandistas de tabaco, ya que Ceuta y Melilla están seguras. Ah ¿y la angustia? No dejo de pensar que me van a subir el IVA para bajar los impuestos a las Pymes y que podrán despedir a mis hijos con una indemnización miserable, con lo que volverán a vivir en casa. Todo se ha convertido en preocupante. Me ha dicho el psiquiatra de la Seguridad Social que ahora tengo amatofobia, que es miedo al polvo. A estas alturas.

Entre mis incomprensiones no entiendo que vayan desapareciendo los ministros cuando Bruselas y la OCDE están diciendo por ahí que las reformas de este Gobierno son un ejemplo a seguir, por ejemplo por Italia. Por su parte la Unión Europea nos ha felicitado por la potente creación de empleo, lo que nos ha permitido subir un puesto en la cola estadística del paro, aunque seguimos siendo, gracias a Dios, un país donde el paro es una carrera segura, sobre todo si has conseguido un master en nada. A mí me preocupa mucho todo esto, porque creo en el gobierno, que no puede conseguir que yo deje de ser un bipolar que cualquier día casca a su señora.

Quiero irme a Burundi, porque aquí lo veo todo negro. Supongo que en Burundi podré entrevistarme con el Sr. Sánchez, ya que es el único país en que no ha estado. El ministro de Asuntos Exteriores en la Moncloa ya ha preguntado si el rey puede ir con él y con Sánchez, que está siguiendo cursos abreviados de catalán para explicar el despliegue económico de la autonomía rebelde gracias a la pera limonera. Los mossos rendirán los honores de ordenanza al son del Virolai.

Por lo que respecta a la señora del visón no reúno elogios suficientes para esta dama, que anima a los pobres de Amnistía Internacional a entregar al Banco Mundial las limosnas que reciben. Ha tenido la gentileza de venir en persona a felicitar al Sr. Sánchez y decirle que de seguir con sus iniciativas en el 2050 España estará inerte en el Valle de los Caídos, que ahora habrá que conservar con toda clase de cuidados. Veremos si los Franco lo autorizan. Yo ya no estaré en este mundo, pero quizá los de Burundi aprovechen mi piel para hacer con ella bonitas carteras ministeriales que vender a España, ya que aquí no queda cantidad suficiente de pellejo digno, dado la dinámica de nombramientos y ceses en el gobierno, para elaborar esos atractivos portafolios donde unos españoles imaginativos guardan sus sueños de papel. Imitando a los presidentes norteamericanos cuando van a bombardear personal sobrante en cualquier rincón del mundo ¡Que Dios proteja a España! Desde Burundi, con amor.

 

En la imagen superior danza tribal en Burundi

Burundi, donde la gente es feliz pese a no tener nada

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Fuente: Naiz