La corrupción es el sistema PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Armando Nosti Caso   
Domingo, 04 de Febrero de 2018 00:00

En Dinamarca, un ciudadano español se acerca a Puigdemont y le dice que bese la bandera de España, Puigdemont dice que no tiene ningún problema y la besa, entonces, el ciudadano le dice que cuando vuelva a España irá a la cárcel.

Un héroe, un español, español, español. Al menos eso es lo que pensará el patriota de su hazaña en tierras extranjeras, y muchos más se sumarán a su causa y lo tendrán como ejemplo, al menos durante unos días, hasta que otra hazaña similar sustituya a la del espontáneo audaz, si es que era espontáneo, que posiblemente no, audaz tampoco.

Mientras tanto, los otros patriotas, los catalanes, siguen haciendo encaje de bolillos para seguir adelante en su carrera hacia la nada.

Y de nuevo mientras tanto, en Valencia, se sigue confirmando hasta que punto la política es ya, no un negocio, si no una mafia perfectamente organizada al servicio de la financiación de los partidos y del enriquecimiento de unos pocos a costa de unos muchos.

No sólo son los partidos los que están corruptos, es el propio sistema el que está podrido. Si un empresario quiere trabajar para el sector público, a cualquier nivel, parece que tiene que pasar por el aro le guste o no. A muchos no les gusta, no quieren o no pueden, y se quedan al margen y ven como otros competidores, con muchos menos méritos, con menos esfuerzo y sin ningún compromiso con la sociedad, se llevan la tajada grande mientras ellos se tienen que conformar con las migajas que les dan a base de subcontratarles las obras o servicios que, quienes están integrados en el sistema, consiguen en condiciones más que ventajosas, pese a que no sabrían ni por dónde empezarlos.

No pasa nada si de vez en cuando se les descubre la tostada, los españoles de verdad, los de las banderas al viento admiten esa corrupción, unos pocos porque esperan llegar algún día al reparto del pastel en condiciones ventajosas, otros, la mayoría porque estos nos roban, si, pero a saber lo que harán los otros. Vamos, por lo de lo malo conocido y esas cosas que nos meten en el cerebro desde niños para que ya de mayores aguantemos carros y carretas.

Es el sistema, es nuestro sistema, el que parece una democracia pero no lo es, el que dirigen ahora desde el IBEX y antes desde otras instancias similares. El que pone y quita gobiernos, el que siempre tiene un cartucho en la recámara, por si, como parece ser en este caso, las vergüenzas que quedan al descubierto son tan grandes que es imposible taparlas.

Si repasamos los concesionarios de las grandes obras públicas de los últimos años podemos ver que los nombres de las empresas van cambiando, pero que sus principales accionistas siempre son los mismos. Nuestro sistema es el capital. El capital financió el golpe de estado del 36 y ahora, modernizado, financia partidos políticos, aeropuertos sin aviones, autopistas sin coches, museos sin visitas, ampliaciones portuarias sobredimensionadas, zonas logísticas para la cría de plumeros, da igual, lo que sea, el capital siempre gana, porque el que paga manda y si algo sale mal, el dinero público siempre sale al rescate. No se rescatan autopistas, se rescata a las empresas que las construyeron aún a sabiendas de que no iban a ser necesarias, porque su utilidad no era lo importante, lo que importaba era el dinero que se iba a mover, lo que se iban a repartir los de siempre.

Nos vendieron una crisis gigantesca, que no era mas que la parte baja de un ciclo económico, para justificar la ruina a la que nos habían llevado. Y que curioso, cuando termina la mal llamada crisis, los ricos son más ricos, los ciudadanos mucho mas pobres y menos libres, y el número de millonarios había aumentado de forma considerable.

Es nuestro sistema. El que no admite cambios en una Constitución consensuada y limitada por los poderes fácticos, que recién salidos de la dictadura estaban en su apogeo y controlaban todo lo que se movía, pero que no se ha dudado en reformar tantas veces como el capital lo necesitó. Es nuestro sistema el que soluciona el problema de los paraísos fiscales por el sencillo procedimiento de sacarlos de la lista de países considerados como paraíso fiscal. Es nuestro sistema el que ignora las leyes que no le parecen convenientes y sigue manteniendo a los muertos en la cuneta para no reavivar odios mientras santifica a los mártires de su cruzada, el que se ha comido las reservas de nuestras pensiones poniéndolas en grave riesgo en un futuro cada vez mas cercano.

Mientras tanto, el tocayo del M. Rajoy que aparece en las listas de Bárcenas aprovecha la inauguración de un tramo del AVE, que por cierto fue un ridículo total, para vender tiques para el avión y espera que los problemas se solucionen por si solos. Sabe que mientras sea obediente, el sistema, nuestro sistema, le protege.

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Fuente: Diario del Aire