Amedrentamientos y seguridad PDF Imprimir E-mail
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por José Juan Hdez / UCR   
Viernes, 15 de Septiembre de 2017 03:10

Hace unos días me llegó la siguiente pregunta por WhatsApp: “Imagina que quisieras votar y pretendieras votar no, ¿te parecería seguro hacerlo en este referéndum?"

La palabra clave es “seguro”. Y bajo mi punto de vista es una palabra que en el texto puede tener una doble interpretación. O bien puede hacer referencia a la seguridad física de la persona en cuestión, o podría referirse a si existiría la seguridad de que ese voto negativo se contabilizaría correctamente.

Reconozco que en la primera lectura sólo me lo planteé como un mensaje que hacía referencia a la seguridad de las personas. Y esa sensación mía inicial no es descabellada. Parece que buscan desesperadamente la violencia. No voy a decir, aunque hayan antecedentes y seguro que las baraja, que el estado se dispone a realizar acciones de lo que habitualmente se llama “falsa bandera”, pero hay un elemento evidente: unos manifestantes destrozando mobiliario urbano entre esteladas sería el sueño húmedo del estado español. De hecho, un acto simbólico como la quema de banderas de España, Francia y la UE, en la manifestación de la izquierda independentista el 11 de septiembre, fue tildada por algunos medios de acto violento. Medios que también señalaron, con aviesa intención, que quiénes realizaron la acción, con toda la lógica del mundo, iban encapuchados, pues el año pasado lo hicieron a cara descubierta y acabaron ante el juez. La idea machacona y falsa, por eso mi primera asociación con la integridad física de las personas, es que una parte de la sociedad catalana está siendo excluida y señalada. Se consideró poco menos que una incitación a la violencia que Puigdemont pidiera a los vecinos que quieran votar, en un sentido u otro, que preguntaran a su alcalde, respetuosamente, porque no ceden espacios para poner urnas.

¿Preguntar es amedrentar o amenazar? ¿En qué medida el amedrentamiento o la amenaza es mayor que la que pueden sentir los más de mil cargos públicos catalanes apercibidos de consecuencias penales en el BOE con nombres y apellidos? Los 712 alcaldes que van a ser citados por la fiscalía en calidad de investigados, cuando aún no han realizado ninguna actividad presuntamente delictiva, bajo amenaza de detención si no se presentan a declarar ¿tienen razones para sentirse amedrentados o amenazados? ¿Quién amedrenta o asusta más, el vecino que interpela a su alcalde o el estado español con todo su aparato coercitivo? Pablo Casado, junto a Albiol, un dirigente del PP que se descareta con bastante facilidad (circunstancia que siempre se agradece), dijo lo siguiente: "Comparar un transatlántico como la nación española con una zodiac pinchada que es lo que tienen ahora mismo los de la CUP y sus colaboradores en la Generalitat, da risa". Obviando el tonillo prepotente y mamporrero, hay que reconocer que no le falta cierta dosis de razón. Quién tiene capacidad de ejercer la fuerza es el estado constituido español ante la nación catalana que busca constituirse como tal.

Hablando de amedrentamientos, estos bastante más silenciados por los grandes medios, en Canarias, el mismo once de septiembre entró en la cárcel, tras serle denegado el indulto por un gobierno que perdona a no pocos indeseables que usan las arcas públicas para enriquecerse, la luchadora social Aisha Hernández Rodríguez por realizar una pintada que denunciaba el elevado paro juvenil de Canarias y un incidente con la policía por el que acabó acusada de desobediencia (constitucional, por supuesto) a la autoridad. Siguiendo con el amedrentamiento, esta previsto que vuelva a declarar en el juzgado la drag que gano la gala del carnaval de Las Palmas este año. Su hipotético delito es parodiar a la virgen en un espacio absolutamente laico en el que se supone que la Iglesia Católica no tiene potestad alguna.

Federico Jiménez Losantos, cuando a inicios del año pasado declaró antes decenas de miles de radioyentes que si se encontrara con determinada gente de Podemos (citó nombres) y llevará “lupara” dispararía, no hubo fiscal alguno que perdiera un segundo en amedrentarlo aunque sea un poquitín. Los instrumentos del estado, incluida la justicia, son los que amedrentan casi siempre en la misma dirección, nunca unos vecinos preguntando a su alcalde o manifestándose para que se pongan urnas en espacios municipales.

En una lectura posterior pensé que esa seguridad a la que hace referencia la persona interpelante quizás tiene el sentido del tongo electoral, de lo que comúnmente se llama pucherazo. Si la interpretación correcta transita este derrotero, me atrevo a decir que en estos momentos la tentación que podría estar cocinándose al fuego de la Generalitat sería un guiso probablemente nunca visto en la historia. Lo que yo me atrevería a llamar “el pucherazo inverso”. El problema para los soberanistas catalanes es que haya muy pocos noes, pues el unionismo busca que en el caso de que el estado español no evite la instalación de las urnas, estás se desacrediten y deslegitimen con una escasa participación que, ante la gran movilización del independentismo, solo podría salir del campo de un no que quedaría tremendamente escuálido. Así que ¡oh paradoja! en su perversidad imagino a los cuernirrábicos diablillos independentistas condimentando el puchero más con noes que con síes.

 

Artículo también publicado en la página personal del autor: El Blog de José Juan Hdez