Dolor y desmemoria Imprimir
Opinión / Actualidad - Política
Escrito por Julio Anguita   
Domingo, 27 de Agosto de 2017 04:28

 Otra vez la muerte y el dolor de la mano del terrorismo. Hoy en Barcelona, ayer en Madrid, Londres, Bruselas o París. Siempre en Iraq, Siria, Afganistán, Turquía o Palestina. Otra vez el bálsamo de la solidaridad cívica de una población paciente y firme que, rechazando el crimen, corta desde el inicio la actitud de fascistas pescadores en río revuelto. Y también otra vez la pompa y circunstancia de discursos políticos hueros y reiterativos que culminan en misas solemnes y oficiales impropias de un país que confiesa no tener religión oficial. Y como acompañamiento ya establecido por la costumbre, editoriales que destilan baba, oportunismo y un engolfado regodeo en la simplista, unilateral y clerical visión de la Historia de España de Menéndez y Pelayo.

¿Por qué tanto horror? ¿Dónde están los orígenes de esta barbarie? ¿Qué hechos están en la base del fanatismo fundamentalista creándolo y propiciándolo? Para responder a esto se impone un ejercicio de reflexión apoyado en la experiencia, los documentos y la Historia.

El Estado Islámico (ISIS) que se atribuye los atentados de Barcelona ha sido desarrollado, armado y apoyado económicamente por la CIA, el MOSSAD israelita, el M-16 británico, la OTAN, Arabia Saudita y Qatar con el objetivo de derrumbar al Gobierno de Siria presidido por Bashar al-Asad.

El ISIS, antes de esos apoyos, había sido una facción de la organización terrorista Al-Qaeda, que comandada por Bin Laden recibió el apoyo económico, armamentístico y logístico de USA cuando esta organización luchaba en Afganistán contra los soviéticos. En semejante coyuntura igual trato, apoyo y ayuda recibieron los miembros del movimiento talibán que instauró un régimen fundamentalista en el propio Afganistán.

Iraq y Libia nos traen el recuerdo de guerras de agresión que están en el origen de lo que hoy lamentamos. Y como antecedente más remoto recordemos el apoyo de USA y China a los jemeres rojos cuando estos y su régimen de terror fueron derrotados por Vietnam.

La desmemoria, cultivada por gobiernos y determinados medios de comunicación, es la leña que se le echa al fuego del racismo, el fascismo y otras miserables lacras de una civilización, la occidental, que olvidando su alumbramiento de los Derechos Humanos se ha envilecido en la única lógica de los mercados y el esquilme de recursos ajenos.

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Fuente: El Economista.